El general (r) Raúl Mermot, presidente del Círculo Militar, “no manifestó estar de acuerdo con la tortura o con los apremios físicos […], realizó una comparación que puede calificarse de innecesaria, inadecuada, pero no ilegal”, dice el fallo redactado ayer por la jueza Blanca Riero, que absolvió al militar de la acusación de apología de la tortura, un delito previsto en el artículo 29 de la Ley 18.026. “Apología es una palabra que significa defensa o justificación y por extensión: elogio”, justificó su decisión Riero en el fallo, al que accedió la diaria. “Al no existir certeza de la culpabilidad no se puede dictar una sentencia de condena”, opinó. “No puede castigarse cualquier conducta, sino aquella que es socialmente nociva o lesione o ponga en peligro las condiciones elementales [de] la vida en común de los ciudadanos”, remata Riero. “Evidentemente que hubo excesos, pero me consta en lo personal de jamás haber estado en una sesión de tortura a nadie. No confundir tortura con apremio físico. Se puede dejar a una persona detenida un tiempo prudencial hasta que se canse y pueda hablar, pero eso es apremio físico”, dijo Mermot en el acto por el “día de los caídos” el viernes 14 de abril.
Diez días después el diputado del Partido por la Victoria del Pueblo, Luis Puig, y Sandro Soba, hijo del todavía desaparecido Adalberto, se presentaron en el juzgado penal de 9º Turno con la asesoría legal del doctor Pablo Chargoñia, coordinador jurídico del Observatorio Luz Ibarburu. El miércoles 14 de mayo el fiscal Pablo Rivas pidió 24 meses de prisión para el acusado. En su sentencia estableció que “lo que Mermot llama apremios físicos, en nuestro ordenamiento jurídico se define como tortura, más allá de que se pretenda establecer una diferenciación entre ambos conceptos, sin definir o describir uno y otro”. Ayer a las 17.00 comenzó la audiencia en la que Mermot fue absuelto. Leída la sentencia, Rivas apeló. Según este tipo de juicio, enmarcado en la ley de prensa, el fiscal deberá presentar su fundamento escrito antes del miércoles. El Tribunal de Apelaciones designado deberá concretar una audiencia a más tardar el lunes 29 de mayo.
Partes involucradas
“Rescato que estos temas se debatan en el ámbito judicial, como forma de problematizar y establecer al menos algún freno a la naturalización de los discursos elogiosos de los hechos de la dictadura. Y reivindico la posición del fiscal, que en este momento se erige en el defensor del sistema de derechos humanos al apelar este fallo”, evaluó Chargoñia, en conversación con la diaria.
El abogado no salía de su asombro ayer de tarde. “Me estoy preguntando cómo la jueza describe lo que es tortura A y tortura B. Lo que dice la jueza es que no hay intención elogiosa, sino meramente descriptiva. Al no haber elogio no hay apología, sino pura descripción. Lo que me pregunto es qué finalidad tenía la comparación. No es un puro afán descriptivo, es un afán tipo lógico-descriptivo. No es meramente denotativo, connota un rasgo favorable. Dice: no se puede torturar, pero sí se puede apremiar. Lo que ocurre es que puede ser uno y otro. Cuando dice: sí, se pueden realizar apremios físicos, entonces está elogiando la conducta. Discrepo con ese punto, que es el central de la absolución de la jueza”, explicó el abogado.
Una visión diametralmente opuesta tiene el abogado defensor de Mermot, Andrés Ojeda. Anoche, el profesional estaba conforme con el resultado y negaba que su defendido haya hecho apología. “Es una resolución 100% acorde al derecho en el sentido amplio. La jueza lo analiza desde el punto de vista del delito y saca por fuera todas las consideraciones e interpretaciones de fondo que hizo el fiscal. El fiscal acusa en mérito a lo que interpreta que el general Mermot dijo. Acá no hubo justificación ni elogio ni defensa de la tortura. Si no hay eso no puede haber delito, y aparte estamos hablando de interpretaciones 100% restrictivas. Hablamos, ni más ni menos, de limitar la libertad de expresión. Hay que ser muy fino”, opinó.
Puig, parte demandante, declaró: “Teníamos expectativas de que la jueza tomara el planteo del fiscal”. El diputado no cree que Mermot haya hecho una simple comparación entre tortura y apremios. “‘Se puede mantener una persona detenida hasta que se canse un tiempo para que hable’. Eso claramente está tipificado como tortura”, ratificó Puig. “Este fallo realmente no ayuda” enfatizó.