“La distribución del futuro / Derechos económicos y equidad” fue el nombre de la actividad del Día del Futuro que se realizó anoche en el comité del Frente Amplio 28 de Noviembre. Los expositores fueron el sociólogo Juan Pablo Labat, director de Evaluación y Monitoreo del Ministerio de Desarrollo Social, y Luis Bértola, docente e investigador de Historia Económica de la Universidad de la República. El tema: los desafíos que tiene por delante la sociedad para avanzar con la distribución de la riqueza y las políticas sociales.

Además de aplaudir una instancia de debate y confrontación de ideas mirando al futuro, los expositores coincidieron en que la situación económica de los hogares uruguayos ha mejorado en la última década, pero la izquierda y el gobierno no pueden mantenerse estáticos como si las políticas sociales dirigidas a distribuir la riqueza desarrolladas hasta ahora fueran suficientes y no fuera posible seguir avanzando.

Labat consideró que uno de “los grandes problemas que tenemos” como sociedad es “enfrentar las restricciones para poder seguir mejorando las condiciones de la vida de la gente con cierta velocidad”. “Asumir que hasta aquí hemos llegado y que es muy difícil seguir, o que el ritmo no se puede mejorar” implica preguntarse “si el mundo es para todos, o no”, agregó, y opinó que esa es una de las preguntas fundamentales que la izquierda tiene que hacerse periódicamente para reenfocar sus políticas sociales. Pese a que “hablamos mucho”, hay derechos básicos que la sociedad no es capaz de satisfacer, dijo Labat, y asumir que las formas de distribución dispuestas actualmente no pueden ser mejoradas “es una decisión política”.

El Uruguay de 2005, cuando asumió el gobierno del Frente Amplio, “no es el mismo” que el Uruguay de 2017, opinó Labat, y esas mejoras hay que reconocerlas, pero también saber que la mirada estuvo puesta en la pobreza y no en la riqueza. “Sabemos muy poco sobre los ricos y la generación de la riqueza, el proceso de construcción del valor”, dijo, y eso lleva a que la izquierda, por ejemplo, se quede sin argumentos al discutir sobre algunos temas. “Hemos prescindido de conocer información necesaria para dar algunas discusiones y hoy la precisamos apresuradamente”, reconoció, y esa es una de las razones por las que sectores de la izquierda están llegando a la conclusión de que “esta es la distribución máxima posible, no se puede seguir distribuyendo”.

Mientras Labat llamó a interpelarse desde la izquierda para dar “una batalla cultural” acerca de qué es “emparejar para arriba” y de cómo se tiene que avanzar para mejorar la distribución de la riqueza, Bértola convocó a seguir imaginándose el futuro para no quedarse sin ideas y a vincular estrechamente la redistribución con una transformación productiva. “Hay un triángulo inexorable entre crecimiento económico, reconstrucción dinámica de la dimensión productiva y Estado de bienestar”, indicó. Para alcanzar el objetivo final, que es el Estado de bienestar, es “fundamental” el crecimiento económico, para el cual se necesita la “transformación de las capacidades económicas”de la sociedad. Bértola apuntó al uso de los recursos naturales y dijo que es necesario utilizarlos y sacar de ellos el mejor fruto, preservando el medioambiente, pero también ir más allá, porque “si no logramos diversificar, no vamos a ningún lado”. “Si nosotros no transformamos la economía, nunca vamos a dar abasto con las políticas sociales”, y el camino va a terminar en una presión excesiva sobre el sistema, que deberá seguir repartiendo cada vez mejor una misma cantidad de riqueza. “El quid es cómo hacemos para que las políticas sociales formen parte de las políticas de transformación productiva, subrayó.

A lo largo del debate, se planteó la pregunta de si los inmigrantes están en camino a convertirse en una nueva población marginal y de si las políticas sociales desarrolladas en los últimos años están lo suficientemente arraigadas en la gente y en los territorios como para que sean defendidas si hay intentos de quitarlas, como ha sucedido en Argentina o Brasil. Además, se insistió en que los beneficiarios de los planes sociales deben pasar a tener un rol activo en el diseño e implementación de esas políticas y en lo que los participantes consideraron un necesario cambio en cuanto a dejar de proteger puestos de trabajo específicos para pasar a atender a trabajadores en el contexto de la robotización.