La polémica, otra vez, quedó instalada, y algunos actores se repiten. La idea de que Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay (DAECPU) gestione el Teatro de Verano ha sido manejada en varias oportunidades por el presidente Tabaré Vázquez. La última fue este jueves, en el lanzamiento de Rondamomo, el escenario móvil de la empresa Cutcsa. Sin embargo, Vázquez no ha tenido suerte con las autoridades de la Intendencia de Montevideo (IM): durante la gestión de Ana Olivera, la iniciativa fue criticada por el entonces director de Cultura Héctor Guido, y ahora tampoco genera entusiasmo entre los integrantes del gabinete de Daniel Martínez.
“No hay razones para que la administración del Teatro de Verano pase a manos de DAECPU, es algo en lo que también han coincidido los anteriores gobiernos departamentales. No estamos planteando que los teatros públicos pasen a manos de privados, eso no está en ningún programa y tampoco está planteado en los lineamientos de trabajo. Es como dijo el intendente [Martínez]: nosotros respetamos muchísimo al presidente y a sus opiniones, pero la IM antes que nada tiene que velar por los intereses de todos los ciudadanos de Montevideo”, dijo ayer a la diaria la directora de Cultura, Mariana Percovich.
Percovich recordó que apenas asumió recibió un informe sobre los problemas que tenían las instalaciones eléctricas del Teatro de Verano. “Y los arreglamos; se hizo acondicionamiento lumínico, mejoramiento del soporte de escenario, se repararon telones y los espacios para los artistas. Fue la primera inversión de Cultura de esta administración. Se invirtieron unos 15 millones de pesos”, detalló.
Espectadores (2017)
»» Shows internacionales y nacionales: 115.000 »» Concurso oficial de Carnaval (organizado por DAECPU y la IM): 96.000 »» Carnaval de las Promesas (organizado por Adicapro y la IM): 36.500 »» Murga Joven (organizado por la IM): 8.500 »» Total: 256.000
La jerarca también destacó la importancia de los espectáculos no carnavaleros que se realizan todo el año en el Teatro de Verano (ver recuadro); en 2017, por ejemplo, se concretaron 24 recitales, 11 de ellos internacionales. “Generan recursos extrapresupuestales, que sirven para que las salas públicas sigan mejorando. Los contratos para estos shows establecen costos para las productoras y ese dinero se invierte en mejorar las salas”, puntualizó.
Según Percovich, en esta polémica también es importante tener en cuenta que el Teatro de Verano tiene un valor arquitectónico (su cúpula la construyó Eladio Dieste), urbanístico y turístico. “La rambla y el Parque Rodó son lugares estratégicos, y además tiene el valor agregado de ser una sala pública abierta que funciona y funciona bien”, dijo.
Recordó, además, que durante la reapertura del Auditorio del SODRE, en 2009, “se generó una polémica” ante la advertencia de que la nueva infraestructura podía afectar la operativa del Teatro Solís. “Nada de eso pasó, ambos están funcionando a tope. Y ahora se va a sumar el Antel Arena, y estoy segura de que va a funcionar también a tope, porque hay públicos y audiencias y porque cada nueva infraestructura termina dinamizando al medio cultural”.
Para Percovich, el Teatro de Verano “puede seguir siendo un espacio de validación o consagratorio para el público carnavalero, y sobre todo para los artistas del Carnaval”. “En los hechos ya lo es; se habla de llegar al Solís, llegar al Colón o llegar al Teatro de Verano, y son todos espacios públicos. En el fondo, no deja de ser una discusión cultural interesante, porque los asuntos de la cultura no pasan solamente por los números y el dinero, tienen que ver también con el valor simbólico de estos lugares”, concluyó.