Varios dirigentes del Movimiento de Participación Popular (MPP) se han mostrado favorables a apoyar a Carolina Cosse. ¿Logrará obtener el apoyo del sector?
El Plenario Nacional es un organismo complejo, integrado por mucha gente. Cada uno de los cuatro compañeros tiene sus características personales, son un aporte al Frente Amplio [FA] y se puede decir que conforman la nueva estructura de liderazgos. Hay quienes ya hemos tomado una decisión y otros que no la han tomado aún. Es verdad que puede existir una inclinación a apoyar a Cosse. Lo que pasa es que su precandidatura es la distinta. Primero, porque es la única mujer que está en competencia, y eso vale en sí mismo porque nunca hemos tenido a una mujer presidenta. Segundo, es una mujer que habla del futuro, que está preparada y que lo ha demostrado al frente de la gestión de Antel y del Ministerio de Industria. Tiene una visión del desarrollo industrial que compartimos. No se trata de pensar en generar chimeneas, sino en cómo agregamos valor a nuestro trabajo y conocimiento e innovación a toda nuestra estructura productiva. Pero también hay compañeros que opinan que hay que apoyar a otros candidatos, así como hay otros que consideran que no hay que apoyar a nadie y que el MPP tiene que dar libertad de acción, cosa que no creo que sea posible. Lo que está fuera de discusión es que esto no va a dividir aguas dentro del MPP.
El sector fue tomando distintas posturas sobre las precandidaturas y solicitó la postergación del Plenario Nacional del FA para poder llegar con una definición. ¿Por qué se demoró más que otros sectores?
Hay dos elementos que lo explican. Sentíamos que estábamos mirándonos demasiado el ombligo como FA. Una campaña electoral no se gana por concurso, se gana porque uno tiene una propuesta que es potente, que conmueve, que hace soñar a la gente. Y, en ese sentido, sentíamos que el FA estaba muy metido para adentro y que la cuestión de las candidaturas se estaba convirtiendo en una cuestión muy internista. El FA tiene nuevos desafíos, no sólo por lo que sucede en América Latina, sino por lo que sucede en nuestro país. Hay un montón de personas que ve al FA casi como parte del statu quo y le plantea problemas que son diferentes a los que tenía antes, pero el gobierno no ha tenido la capacidad de inventar nuevas propuestas. Parecería que hablamos más o menos de lo mismo y que vamos camino a discutir un programa que pareciera ser también más de lo mismo: que el FA no tiene capacidad de reinventarse, que no tiene capacidad de proponer cosas nuevas. Hay que patear el tablero y decir: ‘Compañeros, no sigamos con los nombres y vayamos con las propuestas’. El otro elemento que fue importante es que muchos pensábamos que el MPP tenía que resolver después del Congreso porque la unidad se demuestra con hechos concretos. Después nos dimos cuenta de que no definir antes del Congreso podía ser interpretado como que el MPP prescindía de la disputa por la presidencia.
En la previa al Plenario Nacional del FA quedaron a la vista las pujas por el recambio dentro del oficialismo. ¿Todavía cuesta lograr el espacio para impulsar el recambio dentro del FA?
Sin dudas, eso es natural en cualquier proceso. También es cierto que el FA tiene liderazgos muy permanentes en el tiempo, que tienen una presencia muy fuerte todavía, lo que hace que la emergencia de nuevas figuras sea más difícil. También se tiende a pensar que el recambio es sólo que los jóvenes asuman nuevas responsabilidades, pero también tiene que haber cambio de ideas, de estéticas, de formas de pensar el mundo, de sentir, de comunicar. Los liderazgos no crecen porque alguien los señale, crecen porque se hacen un lugar, crecen porque logran conectar con las expectativas que tiene la sociedad. Eso no se diseña, eso surge. Lo que sí se puede pensar de antemano es cómo generar una plataforma que potencie los liderazgos que uno tiene. A veces tiendo a pensar que los veteranos estén todavía en cancha hace todo muy difícil, porque se genera una situación en la que se pide demasiado permiso. ¿Cuánto respeto se le tiene que tener a los liderazgos? Yo creo que se le tiene que tener muchísimo respeto a los liderazgos del FA y del MPP, que en este caso es [José] Mujica, pero tampoco se tiene que estar pidiendo permiso todo el tiempo para hacer algo. Y creo que ahí hay una cuestión compleja. Es como cuando tu padre o madre te prestan el auto para manejar y te dicen: “Te presto el auto, pero manejalo de la manera que yo digo”. Y vos le decís: “No, lo voy a manejar como quiero”. La idea es que no lo choque, pero tampoco me digas cómo poner tercera. Entonces ahí hay una cierta tensión, pero es una cuestión que se da en política y en la vida. Ahora, creo que no va a haber renovación en la medida que el FA no logre reconstruir un consenso, que es lo que está relativamente erosionado, sobre cuáles son los cambios posibles en esta coyuntura histórica. De alguna manera la estructura de liderazgos que tenemos ahora construyó una avenida: unos querían ir más rápido, otros más lento y algunos querían ir más lejos. Sin embargo, todos estábamos más o menos de acuerdo de cuáles eran las coordenadas de las transformaciones que podíamos llevar adelante. Yo creo que eso hoy se rompió. No hay consenso social de cuáles son los cambios posibles. Los nuevos liderazgos tendrán que superar el balance de lo que ha sido la primera oleada del gobierno progresista y evaluar cuáles son los errores, las enseñanzas y los aprendizajes de haber administrado al Estado y ahí poder construir nuevas propuestas. Eso todavía no está instalado. Ese es el desafío de la nueva generación.
¿Cómo ves el proceso de renovación en el MPP?
Ese es uno de los desafíos más importantes que tiene el MPP. Mujica siempre ha dicho que el mejor dirigente es el que deja mejor preparada a su barra, y creo que él lo ha logrado. Después dependerá del MPP ver qué hace con todo eso. Si bien el MPP hoy en día considera mucho su opinión, también toma decisiones de manera autónoma, así como Mujica también las toma de manera autónoma. Y ahí la vamos llevando, forma parte de ese vínculo que tenemos. Sin dudas que hay que trascender a Mujica, porque en algún momento no va a estar, pero trascenderlo implica expresar muchos componentes que hoy ya están en el MPP, que forman parte esencialmente de la figura de Mujica, pero que son patrimonios colectivos. Todo el mundo dice que Mujica vive como piensa y donaba su sueldo cuando era presidente. En el MPP todos vivimos así, es parte de un patrimonio colectivo y de cómo pensamos la política.
Los desafíos de la presidencia del FA
“Creo que el FA está transitando un momento difícil para construir síntesis”, dice Sánchez sobre la interna de la coalición de izquierda. Muchas veces, continúa Sánchez, no prima “la voluntad de generar un acuerdo”, sino de marcar “un perfil propio”. “Si antes la virtud era quién juntaba más a la manda, ahora parece ser una virtud el que elige separarse de la manada”. También pone sobre la mesa el “desgaste” de llevar 15 años de gobierno, de recibir constantes “ataques de la derecha” y del cambio de signo en la región. Con ese escenario de fondo, el diputado entiende que al presidente del FA, Javier Miranda, le tocó una “presidencia, naturalmente, complicada”. En esas turbulencias, dice el diputado, “Javier ha intentado navegar, tratar de llevar una agenda y creo que por momentos ha acertado y por otros ha errado bastante. Es natural que eso suceda”, señaló. Sánchez recuerda que cuando compitió por la presidencia del FA el debate instalado era cómo, en un escenario particularmente difícil, se podía transformar al FA: “Creo que Miranda no logró –eso no quiere decir que no lo logre en el futuro– conmocionar la estructura del FA con algo. El debate era cómo transformábamos al FA y eso no se logró”. El FA, agregó, no tiene una figura de consenso como la de Líber Seregni y, en su momento, “algunos pensaron que poniendo un independiente en la presidencia del FA se podía volver a generar esa figura unificadora del FA, pero eso no está pasando. No es culpa de Javier. Es responsabilidad de todos”.