Jóvenes de distintos sectores del Partido Nacional (PN) se encontraron debatiendo sobre los mismos temas y decidieron crear el Frente Nacionalista Carlos Quijano. Descentralización, inmigración, diversidad y feminismo son algunos de los temas que quieren debatir hacia adentro y hacia afuera del partido. la diaria conversó con cuatro de sus integrantes: Rodrigo Torrecilla (24), Juan Pintos Elso (22), Maia Amondarain (20) y Priscila Noya (18).
¿Por qué eligieron la figura de Carlos Quijano para darle nombre al frente?
Juan Pintos Elso (JPE): Quisimos reivindicar su figura porque sentimos que si bien no fue dejada de lado en el partido, creemos que fue medio olvidada. Quijano marcó la historia del pensamiento del PN en el siglo XX, como militante, dirigente, pensador y escritor después. Él fue, ni más ni menos, el mentor político de Wilson Ferreira Aldunate. Es más, el primer voto de Wilson fue para Carlos Quijano, que en ese entonces integraba la Agrupación Nacionalista Demócrata Social. También rescatamos su forma de pensar –no tanto su postura, porque Quijano era nacionalista y socialista, y nosotros no somos socialistas, nos creemos más liberales–, que reivindicamos: no se casaba con nadie; si existía una postura hegemónica sobre un tema y él tenía otra, no tenía ningún temor de decirlo.
Maia Amondarain (MA): La idea de Marcha refleja lo que queremos hacer. Si bien cada uno milita por su lado en el plano electoral, buscamos la palabra “frente” porque queríamos formar una corriente. Carlos Quijano era una figura jovial, que decía lo que pensaba y estaba con los jóvenes. Tenía esa visión progresista de las cosas.
Si bien tiene una matriz nacionalista, también es una figura muy asociada a la izquierda.
Rodrigo Torrecilla (RT): Hay un relato histórico sobre determinados valores, principios y referentes de los que la izquierda en Uruguay se ha apropiado. Por algún motivo, voluntaria o involuntariamente, en diferentes momentos de la historia reciente nuestros dirigentes han dado un paso al costado y han cedido en esas luchas. Entonces creo que en nuestra generación pasamos raya, tomamos una foto de las últimas tres décadas del transcurso político de nuestro partido y tratamos de dar esa lucha que quizás la generación que vino adelante nuestro no pudo dar, a lo mejor porque muchos vivieron en una época marcada por la dictadura. Hoy, gracias a la solidez de nuestra democracia, estamos perfilados hacia otra batalla y esta es la que nos toca dar a nosotros. Vemos que en los últimos 30 años al PN no le ha ido bien. Ganamos solamente una vez y después nos costó mucho volver a posicionarnos como una alternativa real para la gente. Todavía tenemos algunos problemas de comunicación y de cercanía con determinados sectores de la sociedad, y es por eso que este frente, desde nuestro humilde lugar, sin ningún tipo de sueño ni utopía de generar nada de cero, puede aportar y decir: “Miren que esta generación viene con ganas de recuperar lo que este partido alguna vez fue, que es un partido que realmente lucha por la dignidad de cada individuo”.
¿Qué los impulsó a crear este frente?
JPE: Arrancamos de una manera muy sui generis. Somos un grupo de amigos, todos blancos, que sin distinción del sector que defendemos o con qué líder nos alineamos, nos juntamos porque teníamos un esquema de pensamiento bastante parecido. Pusimos como fecha de arranque todo el proceso de discusión sobre la ley trans. A nosotros nos interesó mucho el tema y notamos una importante falta de debate dentro del partido, con algunas posturas que no nos gustaron. Ahí surgió la necesidad de juntarnos y aportar al debate interno del partido.
RT: Empezamos a identificarnos en determinados espacios con un pensamiento relativamente similar y podríamos decir que minoritario dentro del PN –que a veces tiende a ser visto desde afuera como un partido de derecha, conservador, relacionado a estructuras religiosas o a pensamientos que quizás poco acompasan la realidad de nuestro tiempo–, y un poco en ese marco creímos que era un buen momento para crear un espacio de intercambio para cinchar para el mismo lado, y que nuestra voz, en vez de estar todos disgregados, tuviera mayor peso dentro del partido.
Priscila Noya (PN): La mayoría de los que estamos hoy en este frente militábamos anteriormente en la coordinadora estudiantil de la Secretaría de Asuntos Sociales del partido. En ese grupo se creaban determinados debates, y ahí empezamos a ver que varios de nosotros teníamos cierto pensamiento en común o defendíamos determinados principios, y muchas veces nos encontrábamos disconformes con determinadas posturas del partido.
¿Cuáles son los temas que les gustaría discutir a la interna del PN y hacia afuera?
RT: En política hay una discusión permanente entre dos polos o paradigmas: el paradigma de la libertad y el paradigma de la igualdad. Parecería que cuanto más avanza uno, el otro necesariamente debe retroceder, porque en el campo de la sociedad no hay lugar para que los dos convivan. El PN, en las últimas décadas y por diferentes motivos, se ha tenido que posicionar en la defensa acérrima de la libertad, y en esa lucha por la libertad nos hemos olvidado de ocupar un espacio en el campo de la batalla por la igualdad. Hay nuevos desafíos, como por ejemplo la inmigración: ¿cómo vamos a hacer para que en Uruguay, que históricamente ha estado orgulloso de ser uno de los principales países en América Latina en cuanto a desarrollo humano en el plano educativo, distribución de la riqueza, generación de empleo de calidad, los inmigrantes puedan fusionar su propia cultura e integrarse con esa forma de ser muy uruguaya? Nadie está debatiendo eso, ni el Frente Amplio [FA] lo debate. Creemos que en el PN estos valores fundamentales, que son históricos y quizás han sido olvidados por algunos dirigentes, es momento de reflotarlos.
MA: Nosotras, por ejemplo, nos consideramos feministas y mucha gente nos ha caído: “¿Cómo podés ser feminista en el PN?”. Ese también es todo un tema. En Uruguay hay charlas desde las agrupaciones feministas, pero también está bueno traer ese debate al partido, porque si bien puede haber gente que no esté a favor, también puede haber gente que esté metida con el feminismo, como nosotras. Queremos que la gente se interiorice y que no lo entiendan como algo que va en contra de la familia y la tradición. Para nosotras no es eso, está bueno dar ese debate porque hay mucho prejuicio sobre este tema, y no sólo dentro del PN.
PN: Hay determinados temas, como el feminismo, que se han visto como muy politizados o muy arraigados a determinados grupos sociales, y eso ha llevado a que nuestro partido no se interiorice tanto. Creo que este frente tiene la posibilidad de llevar estos temas que se han visto muy polarizados o que se han asociado más a otros partidos, que claramente no es el nuestro, y mostrar que esto es lo que está pasando hoy día. Nuestro partido no puede ser ajeno a esto.
MA: La descentralización es otro tema. Es una bandera que el PN tuvo desde Aparicio Saravia hasta hoy. La mayoría de nuestros compañeros vienen del interior. Tenemos que seguir fomentando que las estructuras y servicios lleguen al interior.
RT: La mayoría de los servicios de salud, económicos, laborales están en Montevideo. El hijo del cañero de Bella Unión nace con absoluta desigualdad respecto de nosotros, que podemos ser perfectamente hijos de trabajadores de una fábrica, que quizás tengamos los mismos ingresos, pero hay una realidad social y geográfica de posibilidades de proyección totalmente distinta. Hay una desigualdad, que no es solamente económica, que está subyacente en todos los temas de fondo de nuestra sociedad y que tenemos que empezar a ver. Creo que nuestro partido es históricamente pionero en eso y nuestra juventud está agarrando esa bandera como parte de la discusión que quiere dar.
PN: Nuestro partido siempre fue un defensor de la descentralización y, a mi criterio, es un debe bastante grande que ha tenido el FA. Yo soy del interior y la realidad es muy distinta a la de Montevideo. La descentralización beneficiaría a una igualdad más real de oportunidades.
Hacían mención al debate de la ley trans como el mojón principal para juntarse. ¿Por qué?
MA: Nos dimos cuenta de que queríamos transmitir más contenido y no simplemente tener esa imagen que se tiene de la oposición, que es ser oposición por ser oposición o esa idea de que de todo lo que diga el FA vamos a estar en contra. Para nosotros no es así. Capaz no estaremos de acuerdo con muchas cosas, pero pensamos que pararnos desde esa grieta y alimentarla, en el sentido que ellos dicen estas cosas y nosotros decimos la otra, de alguna manera nos hace terminar perdiendo esas banderas. Lo que queremos hacer es recuperar esas banderas y posicionarnos como competencia, pero buscando el bien de la sociedad.
Varios integrantes del PN se posicionaron en contra de la ley, como Verónica Alonso, que en la discusión parlamentaria dijo que no se trataba de derechos sino de beneficios, o Carlos Iafigliola, que se propuso recolectar firmas contra la norma. ¿Cómo evalúan desde el frente estas posiciones?
MA: Creo que no podemos dar una postura desde el frente porque siempre hay matices adentro.
RT: Lo que sí tenemos claro –por algo creamos este frente y este espacio– es que tenemos discrepancias con muchos compañeros sobre este tema. También creemos que PN es un partido de hombres y mujeres libres y que desde ese paradigma hay lugar para todas las personas que buscan defender convicciones por una mejor sociedad. Claramente, a título personal, tengo discrepancias muy profundas con esa manera de ver la sociedad, por eso decimos que el debate sobre la ley trans fue un mojón, un punto de inflexión, donde dijimos: “Es necesario empezar a consolidar toda esta energía que tenemos sobre determinados temas, que no es un pensamiento hegemónico dentro del partido”, y eso es lo más lindo sobre este espacio, porque además es propio de la juventud. Estamos en un momento de la vida en el que uno puede discrepar quizás desde un lugar mucho más tolerante. No nacimos de abajo de una planta, somos parte y producto de esta sociedad en la que la diversidad es parte fundamental y un factor importante en nuestra convivencia. Obviamente, tratamos siempre de preservar la unidad del partido. Esto pasa en todos los partidos, también en el FA, donde los sectores prefieren discutir sus diferencias puertas adentro. Nuestra generación ha aprendido que las diferencias que tenemos –que son pocas, como decía Wilson, porque lo que nos une es mucho más– deben debatirse en espacios en los que realmente sea fructífero discutir y que no se vuelvan una riña meramente mediática que no produce ningún cambio en serio. Los cambios se deben producir adentro de la orgánica de la estructura. No les quepa duda de que muchos de nosotros vamos a encontrarnos en la vereda de enfrente siempre luchando por cambiar determinados pensamientos. Si sucede o no, se verá, pero lo vamos a hacer siempre con honestidad, lealtad y de frente.
¿Cómo ven el ingreso de grupos religiosos a la política?
MA: Con respeto a las religiones, pensamos que todas pueden tener su representación, porque forma parte de la democracia, pero nosotros no nos vamos a guiar por ningún dogma, nos vamos a guiar por los principios de la democracia: la defensa de las instituciones, la libertad y, en nuestro caso, el Estado social del derecho. Para nosotros, el Estado sigue siendo el escudo de los indefensos; creemos en el sistema republicano, las elecciones libres, la prensa libre, y siempre vamos a estar parados en la vereda de la democracia y el pensamiento crítico.
RT: Tengo una postura personal. La democracia liberal, a lo largo de las décadas, ha llegado a un consenso: es necesario organizarnos de alguna manera para competir y alcanzar el poder dentro de la república. ¿Cómo? A través de los partidos políticos, y ese es el único mandato imperativo de la república. Cualquier otro mandato imperativo, de cualquier tipo, ya sea filosófico de manera organizada, religioso o militar, cualquier organización que vaya por fuera estrictamente de la cuestión partidaria, me parece que no está dentro de los planes del republicanismo más puro. El objetivo de la república no es construir una representatividad en la que los mandatos imperativos vengan desde afuera, porque si no los grupos de mayor presión terminarían ganando y la igualdad que la república viene a ofrecernos a todos dejaría de tener sentido. Las organizaciones religiosas tienen todo su derecho a participar en política porque los integrantes de esas organizaciones, sacando la estructura de la organización, son ciudadanos como vos y yo, y tienen todo el derecho de decir: “Hay que eliminar toda la agenda de derechos”. Bueno, señor, haga un partido político o integre un partido político si lo admiten, compita, y si obtiene los votos, estamos en un sistema republicano en el que tenemos que aceptar las reglas de juego. Nosotros, o por lo menos varios de nosotros, vamos a luchar incansablemente para que ese discurso no se vuelva mayoritario y no logre alcanzar sus objetivos. Pero que tienen derecho tienen derecho, eso es lo primero que hay que reconocer y es la gran diferenciación que nosotros también tenemos con determinados sectores de la izquierda de nuestro país, que estigmatizan a tal punto a determinados grupos, que pasan no a discriminar al grupo, sino a sus integrantes. Si quieren integrar un partido está bien, yo personalmente voy a luchar para que esos intereses estén lo más limitados posible dentro de la representación.
Los principios fundamentales
Luego de una reunión inicial para definir “qué son” y “qué piensan”, cuenta Pintos, “nos convencimos de que la declaración de principios del PN, que se redactó en la Convención Nacional del partido en 1983, nos identifica totalmente”. Allí se reivindica la “libertad en todos sus aspectos”, la “búsqueda permanente de la justicia”, el “nacionalismo incluyente”, la “vocación americanista y la integración económica latinoamericana”, la “defensa de la soberanía nacional” y la “lucha por los derechos humanos”.
“No tenemos posturas hegemónicas dentro del frente”, explica Amondarain, y añade que pueden “discrepar en muchas cosas”, pero la idea es siempre “apostar a lo social, a la protección del indefenso”. Para Pintos, “un partido que defiende las libertades debe buscar expandirlas”, y considera que esa concepción de libertad está recogida en la declaración de principios del partido. No comparte la idea de la libertad entendida como “que el Estado no interviene conmigo”. “Queremos que la libertad sea entendida de manera positiva: la libertad es ampliar las opciones y las capacidades de la gente de llevar la vida que quiere tener. La agenda de derechos posibilita eso para muchas personas que, hasta el día de ayer o hasta hace unos años, no podían llevar esa vida”, agrega.