El miércoles terminó su trabajo como director ejecutivo del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) el argentino Mariano Palamidessi, generando polémica en torno a los motivos de su renuncia, la conveniencia del diseño institucional del instituto y el estado de la educación. El instituto ya contrató a la consultora CPA Ferrere para seleccionar al futuro director, pero seguramente las discusiones que desprendió la renuncia continúen, ya que la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, y la comisión directiva del Ineed están citadas al Senado para dar información al respecto.

El senador del Partido Independiente, Pablo Mieres, dijo que “es el segundo director técnico del Ineed que renuncia”, en referencia a la salida de Pedro Ravela en 2014, y que “aparece el ruido de que ha habido injerencias o presiones sobre la gestión”, por lo que llamará a Muñoz y a los integrantes de la comisión directiva del instituto a la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara de Senadores “para conocer cuáles fueron los hechos y los entretelones” de la renuncia. La ministra dijo que irá al Parlamento “con gusto”, pero sugirió que de la lectura de la Ley General de Educación, que creó al Ineed, surge que “las competencias de la dirección son de las autoridades del consejo directivo. Los gerentes o directores ejecutivos deben cumplir las directivas del consejo directivo; eso está claramente en la ley”. En relación a los problemas de diseño institucional a los que hizo referencia Palamidessi, Muñoz opinó que “no es tiempo aún de evaluar si hay que hacer cambios” a la ley, tal como sugirió el ex director.

Sí manifestó sus dudas sobre cubrir el cargo mediante un llamado internacional, tal como se hizo con Palamidessi y como está previsto actualmente. “El conocimiento del sistema educativo uruguayo tiene que ser un valor importante, y las personas del país conocen más las necesidades de evaluación”, dijo la ministra, y añadió que el cargo deben ocuparlo “personas reconocidas por sus pares, que tengan trayectoria”.

Interpretaciones diversas

En una entrevista en No toquen nada, Palamidessi explicó que renunciaba por una “decisión familiar”, porque volverá a vivir a Buenos Aires, pero agregó otras cuestiones. Además de plantear que el presupuesto del instituto es insuficiente, el ex director identificó como un problema el diseño institucional del Ineed, que prevé que su comisión directiva esté integrada por personas designadas por los organismos que “indirectamente” son evaluados: el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) nombra a dos integrantes, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) a otras dos, las asociaciones de educación privada a uno y la Universidad de la República a otro. Esta conformación genera, opinó, “interferencias de distinto tipo de presiones, preferencias o necesidades políticas” en el equipo de la institución, que entiende, “tiene que ser sumamente autónoma”.

Integrantes de la comisión directiva del Ineed, entre ellos la presidenta, Alex Mazzei, Límber Santos (designado en la directiva por la ANEP) e incluso Óscar Ventura (que integra el Partido Colorado pero fue nombrado por el MEC por el acuerdo interpartidario), descartaron que hubiera presiones de las organizaciones que están representadas en la comisión en los productos generados por el Ineed, y señalaron que las razones de la renuncia que esgrimió Palamidessi hace dos meses, cuando la presentó, tenían que ver con asuntos personales. “Mariano muestra su desconocimiento del funcionamiento real del Ineed, en el que ha trabajado por años. Es notorio que yo estoy designado por la oposición, mal le podría hacer el juego al gobierno”, escribió en Twitter Ventura.

Tanto Mazzei como Santos reconocieron que sí hubo discrepancias entre la mayoría de la comisión directiva y el director ejecutivo. Santos mencionó dos: cuando se resolvió que el director ejecutivo participara en las sesiones de la comisión sólo si se le solicitaba explícitamente (por “costumbre” el director concurría siempre, explicó Santos), y cuando la comisión definió que para aplicar el informe Aristas en educación media se debía realizar un censo en los terceros años, en lugar de una prueba muestral, como había resuelto el equipo técnico. Finalmente, por falta de presupuesto el censo se limitó a la educación media rural, algo con lo que tampoco estaba de acuerdo el área técnica.

En diálogo con la diaria, Santos aseguró que en los informes del Ineed se presentan “los datos y la interpretación del equipo técnico”, y que presiones “nunca existieron. Desgaste es posible, porque ha habido decisiones con las cuales Mariano no ha estado de acuerdo, pero se trata de una institución que toma decisiones políticas; siempre se ha escuchado al equipo técnico”. Sobre el problema de diseño institucional que presentó Palamidessi, Santos consideró que “está bien” que haya representantes de la ANEP, “porque son dos en una directiva más amplia”, en la que tampoco son mayoría. Si bien reconoció que este punto “es discutible”, a su entender que la ANEP tenga representación en la directiva “no tiene por qué quitarle autonomía técnica” al instituto. Además, consideró que en Uruguay el sistema educativo es “tan complejo o particular que tanto en equipos técnicos como en la directiva debe haber insumos que provengan de gente que lo conozca por dentro”. En cambio, opinó que sí es un problema que el único cargo de dedicación de la directiva es el de la presidencia.

Datos

El presidente de la ANEP, Wilson Netto, cuestionó que Palamidessi haya utilizado un dato de 2005 para fundamentar que el sistema educativo “acrecienta la desigualdad social”, cuando mencionó que sólo 7% de los estudiantes del quintil más pobre logran terminar el bachillerato. Netto aseguró que según la Encuesta Continua de Hogares de 2017, 13% de los jóvenes de entre 21 y 22 años de ese quintil terminan la educación media superior, y apuntó que “el director ejecutivo de una entidad de tal magnitud” no puede “desinformar a la población”. En el programa televisivo Esta boca es mía, el ex director reconoció que el dato de egreso era equivocado, pero señaló que es “cercano a 10%” cuando se mide el egreso a tiempo (18 años), y de 13% cuando tienen 21 o 22 años. Más allá del dato, que, opinó, “ha ido mejorando, es cierto”, consideró que “sería autocomplaciente mirar sólo el ritmo de mejora de uno” y que “hay que ir más rápido”.