“No soy un ferviente católico”, dice en referencia al calificativo con el que figuró en algunos medios ayer. Prefiere que lo llamen “un proyecto de cristiano” y aclara: “Hoy esas categorías son cada vez más difusas”. Lo cierto es que Juan Andrés Roballo comenzó a militar políticamente en el Partido Demócrata Cristiano hace casi 25 años y que pertenece al grupo de dirigentes con raíces católicas que rodea al presidente Tabaré Vázquez. Desde el 1º de marzo de 2015 es el prosecretario de Presidencia, tras haber sido diputado por Alianza Progresista en 2005-2009 e inspector general de Trabajo en el gobierno de José Mujica.

Poco afecto a los primeros planos, desde el jueves de noche su nombre aparece en los titulares gracias a un mensaje que le había enviado un día antes al cardenal Daniel Sturla.

El miércoles, en varios noticieros televisivos, Sturla y el obispo de Mercedes, Carlos María Collazzi, aparecieron comentando el documento “Construyendo puentes de fraternidad en una sociedad fragmentada”, elaborado por la Conferencia Episcopal Uruguaya. “La Conferencia Episcopal alerta sobre la inestabilidad laboral, separación de las familias, alto índice de suicidios y la infantilización de la pobreza”, puede leerse todavía en la web de Subrayado. Roballo no vio la emisión de Canal 10 en directo, sino grabada, más tarde. Pero en el ínterin, le habían llegado mensajes de preocupación por parte de allegados. Cuando finalmente vio el informativo, indignado, Roballo le escribió al cardenal.

“Le mandé un mensaje a Sturla, en términos duros pero fraternos. No hice una carta pública ni tuve ese objetivo. Nos escribimos a veces: nos saludamos en Navidad, en Pascuas, por alguna invitación. Le mandé un mensaje, reaccioné. Vi el informativo y le escribí un whatsapp como le podría haber escrito a cualquiera”, dice ahora Roballo.

Eso fue el miércoles. Al día siguiente, su mensaje privado llegó a las redes. “En el intercambio con otras personas, no sólo del ámbito político o del gobierno, a las que también les había llamado la atención la conferencia de prensa, les comenté que le había escrito a Daniel. Luego compartí el mensaje con un grupo pequeño de compañeros que estaban igual de preocupados. Tendría que haberme imaginado que iba a transcender, pero estoy muy al mango, así que no lo evalué. De todos modos, no me retracto de nada, porque es lo que pienso, pero si hubiera sido una carta pública no la habría escrito así”.

Aunque Sturla prefirió no hacer comentarios en público –tampoco para este diario–, en la mañana del viernes otras figuras de la iglesia reaccionaron al mensaje de Roballo. Entre las más notorias estuvo el obispo auxiliar de Montevideo, Milton Tróccoli. Sobre sus palabras comenzó la conversación con Roballo.

Tróccoli resaltó que no comentabas el documento de la Conferencia Episcopal.

Yo me expresé y le mandé ese mensaje a Sturla por una expresión pública de la máxima autoridad de la iglesia uruguaya sobre determinado tema. Si leí o no el documento, no cambia nada. Porque aunque el documento dijera todo lo contrario de lo que dijo el cardenal, lo que dijeron fue eso, y sobre eso me expresé. Si el documento dice lo contrario o lo mismo, no sé. Yo le escribí en una buena a Sturla, con buena intención, para señalar algo sobre la expresión institucional de la iglesia en un medio de comunicación masiva. El punto es la expresión político-institucional. La institución envió un mensaje a toda la sociedad uruguaya. Lamentablemente, la gran mayoría de quienes vieron el informativo el miércoles de noche no va a leer el documento. Se van a quedar con lo que expresó Sturla. Por eso mi énfasis y el fundamento del whatsapp que le mandé. Tiene que ver con la comunicación pública y el contenido. Siempre me refiero a la conferencia de prensa, no al documento. Pero comprendo que salgan, porque efectivamente yo digo cosas fuertes. Lo entiendo. Ahora, yo no leí el documento, pero muchos obispos no leyeron mi whatsapp.

¿Sturla te contestó?

Sí, y yo le volví a contestar en muy buenos términos. Creo que a él no le debe haber gustado que mi mensaje se hiciera público, como a mí no me gustó su conferencia, pero tenemos una buena relación.

En la radio, Tróccoli ridiculizó la idea de que haya un complot de obispos.

Yo tampoco creo que los obispos estén complotados. Lo que ocurre es que los documentos de la iglesia católica, y también los de otras iglesias u organizaciones políticas o sociales, siempre tienen componentes de diagnóstico, de contextualización de la realidad, y los cristianos, de esperanza, de conciliación. Sin haber visto el documento, lo que me transmitió Sturla no fue nada de eso. Si el principal jerarca de la iglesia católica habla de la división, de la grieta entre la ciudad y el campo, está alimentando algo complicado. Me preocupa no sólo como político, sino como ciudadano. Porque esa división no existe. Que haya diferencias entre determinados colectivos vinculados al campo y el gobierno sobre el porcentaje de ayuda que ya se les está destinando y que se quiere profundizar es una cosa. Son diferencias, como se tienen con el PIT-CNT por los Consejos de Salarios. El gobierno siempre está abierto a dialogar. Ahora, reafirmar divisiones y grietas inexistentes me preocupa. Porque quizá habría estado bueno un llamamiento al diálogo. En ese conflicto con el campo no faltó jamás el diálogo. Hasta el presidente se expuso, yendo directamente a intercambiar con ellos. Y lo patotearon. La iglesia católica, en vez de decir públicamente que algunos colectivos del campo y el gobierno tienen que profundizar el diálogo, reafirmó que hay una división. Eso me molestó como uruguayo. También me molestó que a una semana de que el INE [Instituto Nacional de Estadística] presentara nuevos datos sobre abatimiento de la pobreza, se hablara de lo contrario. No se nos tiene que felicitar por eso, pero no se puede decir que no hay un camino.

Ahora, tal vez no se trate de un complot, sino de una posición consensuada que comulga con la óptica conservadora.

Sí, pero también hay quienes son afines al Frente Amplio. Hay visiones progresistas. Hay las dos cosas, no lo niego. Lo conozco bien. Yo soy una expresión de eso.

¿No habrá un giro conservador en la dirigencia de la iglesia?

No quiero hablar de eso, porque uno puede cometer injusticias. La expresión mía generaliza, soy consciente. Pero es parte del sacudón que me salió. No puedo afirmar que tenemos un grave problema en ese sentido. Que cada cual juzgue. No puedo acusar a alguien de eso. Señalo una expresión pública que me genera dudas. No puedo afirmar ni desmentir un cambio político. En la historia del país y del mundo ha existido eso, para un lado y para otro. Claro que hay pulsiones. Leés algunas expresiones de jerarcas de la iglesia y leés algunas encíclicas y son muy contradictorias. Hay encíclicas revolucionarias. Y luego hay expresiones de otras personas que son lo contrario. Es parte de la realidad de la iglesia. En la iglesia hay diversidad. Hay de todo, como en todos lados.

¿No hay preocupación en tu entorno por un posible giro?

Más allá de lo que yo piense, u otros católicos o cristianos o afines a la iglesia, porque esas categorías son cada vez más difusas, sí, hay sensibilidades que muestran preocupación por eso que decís. Pero también es cierto que están las otras sensibilidades. Uno de mis puntos, que está entre lo que me motivó a escribir, es que me pareció ver la predominancia de un discurso que quizá, a mi humilde juicio, fue demasiado pegado a un discurso de un movimiento político. Hay cosas que son subjetivas o pueden parecer menores, pero que se hable de “tender puentes”, la misma frase que empleó esta misma semana el grupo Todos, del Partido Nacional, también me pareció importante.

¿Cómo relacionarías esto con la posición política de la iglesia en la región?

Sigo el tema, pero no quisiera opinar de eso.

¿Vivís este episodio como un problema?

No, para nada. Parte de los traumas que tenemos los cristianos es el de tratar de evitar ser motivo de escándalo. Tal vez hubiera esperado a verlo o hubiera escrito una prolija carta pública. Fue un whatsapp escrito a modo de desahogo. Dudé un instante, pero lo mandé. Todo lo que dice es lo que pienso. Los que lo firmamos son uno de mis hijos y mi esposa, que estaban conmigo cuando vi el informativo. Nos pareció que estábamos en 2004. En 2004 yo ya tenía cuatro hijos, era casado, vivía en el Cerro, así que lo recuerdo muy bien. Y era todo muy distinto. Conozco a la gran mayoría de lo obispos, los estimo. No es un problema personal.

El whatsapp de Roballo

“Estimado Daniel, acabo de ver en el informativo el planteo de la CEU. Con todo respeto y sólo teniendo en cuenta tus dichos en los medios, sin leer el documento, te confieso que quedé perplejo. Se denuncia fractura social, división del campo y la ciudad, infantilizacion de la pobreza, etc, etc. Relato muy parecido al de los autoconvocados, a una semana del informe del INE que da cuenta, una vez más de la baja de la pobreza; se llegó a una baja histórica de la mortalidad infantil y se implementó un sistema de cuidados para los más desprotegidos, entre tantas cosas. La academia y los analistas internacionales hablan de la década de la inversión social luego de décadas de rompimiento del tejido social. Nadie del gobierno pretende que se lo felicite, nadie; pero en el análisis de la realidad y el mensaje de nuestros pastores en el informativo central de los medios de comunicación, es incomprensible. Y discúlpame la suspicacia, estoy seguro que tú no lo debes de haber advertido, pero hasta el nombre del documento coincide con la consigna del sector ‘Todos’ del PN. He escuchado siempre y comparto, que la Iglesia debe denunciar, marcar, señalar las injusticias incluso a costa de ser perseguida. Pero a esta Iglesia se le está pasando por alto que al 2005 la pobreza era del 39,9%, y más del 50% eran niños y adolescentes, y ahora es de 7,9%. La indigencia al 2005 era del 7,9% y ahora es de 0,1%, duelen esos pobres e indigentes, pero son cientos de miles que salieron de esa situación y siguen saliendo. El desempleo al 2005 era del 14% y hoy es del 8,2%; vaya si hay que trabajar aún, pero el mismísimo BID [Banco Interamericano de Desarrollo] informó recientemente que Uruguay ostenta el primer lugar en calidad de empleo en Latinoamérica y el Caribe. Desde el punto de vista institucional, seguridad jurídica y financiera, así como en materia de transparencia, nuestro país también ostenta el primer lugar en América Latina y el Caribe. Más aun, Uruguay también está primero en crecimiento continuo con inclusión social y reducción continua de la brecha social, según el índice de Gini. El ingreso per cápita también es el más alto de América Latina. Un país que está entre los 20 países del mundo que califican como ‘Democracia Plena’. Como estoy en contra del consumismo, no me adentro en los récords de acceso a bienes y servicios no esenciales de la población.

Repito, no escuché a nadie en el gobierno que pretenda que se lo felicite. Pero humildemente pienso que en función de la evolución del país, el análisis de la realidad merece por lo menos una introducción diferente a la que acabo de ver. Un mensaje señalando lo que debe hacerse, sin duda alguna, pero el contexto referido parecía más del año 2005 que del 2018.

En el mismo informativo, canal 10, y a continuación de tu presentación, un Párroco de Punta del Este apareció denunciando ‘inseguridad’ por el ‘robo’ a un sacerdote argentino al que un joven le habría hurtado U$S 20.000 más tres relojes por un valor de otros U$S 20.000.

Discúlpame, pero así es muy difícil!. Seguro que este mensaje no es agradable, pero me siento en la obligación de transmitírtelo a ti primero que a nadie. Tampoco fue agradable para esta familia y lamentablemente estoy recibiendo bastantes mensajes en ese sentido. Obviamente cuento los de católicos, dejo de lado otros, que te imaginarás, también estoy recibiendo y no sé qué contestarles.

Siempre seguí la máxima de no escribir en caliente, pero siento una gran tranquilidad de espíritu haciéndolo en esta ocasión.

Fraternalmente, Juan y flia”.