Ganaron las internas, sacaron dos senadores y cinco diputados, y además contaban con dos subsecretarios en el gabinete de Tabaré Vázquez. En 2014 la lista 711(Compromiso Frenteamplista) vivió su apogeo, durante el mismo proceso electoral en el que el actual presidente se hizo con su segundo gobierno y que llevó a la principal figura de este sector, Raúl Sendic, a la vicepresidencia de la República. Hasta 2005 había llevado adelante una tibia carrera política, pero desde el primer gobierno frenteamplista, Sendic comenzó un despegue vertiginoso, ayudado por la asunción de Daniel Martínez en el Ministerio de Industria, Energía y Minería en 2008, que le dio por primera vez la titularidad de ANCAP. La política uruguaya no se caracteriza por los movimientos abruptos, pero la caída de Sendic, sin dudas, puede ser contada como una excepción. Durante todo este proceso, además, muchos dirigentes abandonaron el sector.

La primera crisis que enfrentó Compromiso Frenteamplista es anterior a todas las historias de Sendic. En diciembre de 2014, cuando los legisladores electos aún no habían asumido sus cargos, se conoció, tras un confuso episodio, que la Justicia penal investigaba una denuncia contra el electo diputado José Enríquez por una presunta falsificación de pasaporte, lo que provocó que el sector le pidiera la renuncia. Entre los vaivenes previos a que se conociera la información y la dimisión se concretara, la lista emitió un comunicado en el que dejaba claro cuáles serían sus principios ante este tipo de casos: “El accionar público o privado de integrantes de nuestro sector político, tanto en lo personal como en lo partidario, estará comprendido siempre dentro de los parámetros y límites que imponen la ley, la moral, las buenas costumbres y la ética. Por ello, todos los integrantes de nuestra organización firmaron un compromiso ético de gestión”.

Tragedia griega

Hubo que esperar más de un año para ver el primer golpe al rostro a Sendic. Posiblemente, ni la capitalización de ANCAP –aprobada de urgencia un 3 de enero de 2016 en Diputados– ni la denuncia conjunta de los partidos de oposición, materializada en aquella foto de sus principales senadores yendo hacia el juzgado de crimen organizado de gabardina, hayan tenido un efecto tan nocivo sobre la imagen de Sendic como cuando se descubrió, tras una noticia de El Observador, que el entonces presidente del Parlamento decía tener una licenciatura que ni siquiera existía. “A partir de eso, comenzó la debacle y la desilusión hacia el gobierno”, admitió, en diálogo con la diaria, un diputado oficialista.

Con este telón de fondo comenzó el desangre para la 711, que empezó a perder dirigentes a pasos agigantados. Una primera camada abandonó el grupo en octubre de 2016, cuando la Comisión de Programa del sector decidió de plano seguir militando en la política, pero ya no en este espacio político: allí estaban el actual secretario general de la Junta Nacional de Drogas, Diego Olivera; el director de Políticas Sociales de la Intendencia de Montevideo, Julio Calzada; el ex vicepresidente de ANCAP Ruben Barboza; el presidente de la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales, Pedro del Prato, y los dirigentes Dalton Rodríguez y Ernesto Navia. Esta larga lista se sumaba a la de otros que ya se habían ido meses antes: el asesor del Ministerio del Interior Gustavo Leal, la ex directora de Inmujeres Beatriz Ramírez, el ex subsecretario de Salud Pública Leonel Briozzo y el ex jerarca de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto Sebastián Torres.

Luego la sangría continuó, pero dentro del Parlamento: dio un paso al costado el segundo senador del sector, Marcos Otheguy, y también los diputados José Querejeta y Stella Viel, quienes conformaron un nuevo grupo: Rumbo de Izquierda. También abandonó el grupo la por entonces subsecretaria del Ministerio de Salud Pública, Cristina Lustemberg, que luego volvió a ocupar su banca en Diputados y hace pocos meses conformó su propio espacio: PAR (Participar, Articular, Redoblar).

Pero lo que provocaría la salida de Sendic de la vicepresidencia sería otra nueva denuncia, a raíz de una investigación del semanario Búsqueda, por el gasto de más de 500.000 pesos y 38.000 dólares con tarjetas corporativas de ANCAP. El líder de la 711 renunció a su cargo en un Plenario del Frente Amplio que nunca llegó a sancionarlo y que tenía sobre la mesa un lapidario dictamen del Tribunal de Conducta Política (TCP) del Frente Amplio, que consideró que con esta conducta Sendic comprometió “su responsabilidad ética y política, con incumplimiento reiterado de normas de control”. Luego, los dictámenes de la Junta de Transparencia y Ética Pública y del fiscal Luis Pacheco ratificarían la postura del tribunal asesor frenteamplista.

Pero las tarjetas corporativas no sólo mancharon a Sendic: el segundo principal dirigente de la lista, el senador Leonardo de León, también fue denunciado por el uso que hizo de estas mientras era presidente de Alcoholes del Uruguay (Alur). En su dictamen, el fiscal Pacheco absolvió a De León, aunque también reconoció la pertinencia de la denuncia que le hizo el senador del Partido Independiente Pablo Mieres, y ahora el directorio de ANCAP estudia la posibilidad de llevar adelante una denuncia contra el legislador. Por lo pronto, quien sí anunció que tomaría acciones legales fue el propio De León contra Mieres, aunque todavía no lo ha efectivizado, según dijeron fuentes allegadas al senador.

Tiempos violentos

El ex alcalde del municipio C, Rodrigo Arcamone, no fue el primer dirigente de la 711 en verse afectado por una denuncia por violencia de género. El año pasado, el diputado Pablo González fue denunciado por violencia doméstica y por incumplir la medida cautelar fijada por la Justicia de no acercarse a su ex pareja y su entorno, según consignó radio Carve. El 3 de mayo de 2017, la jueza de familia de sexto turno de Ciudad de la Costa, María del Carmen Stombellini, le prohibió al legislador acercarse por 120 días a menos de 300 metros de su ex pareja o contactarse con su entorno. Según este medio, la ex pareja de González denunció que no hubo violencia física o sexual, pero sí acoso psicológico.

La semana pasada se conoció el caso de Arcamone, cuya renuncia fue pedida por el propio Sendic. “No es un tema menor. Es un tema de extrema gravedad y que requería que tomáramos una decisión inmediata porque el país está viviendo una verdadera ola de violencia doméstica, que es inexplicable”, dijo el ex vicepresidente a radio Uruguay. También explicó que, tras analizar las “consecuencias políticas” del caso, el “tiempo que podía llevar la resolución” y la “sensibilidad” del tema, los dirigentes políticos le pidieron al alcalde que diera un paso al costado.

La conquista del Frente

El desempeño electoral de la lista 711 tuvo una fuerte explosión luego de que la figura de Sendic creciera durante el gobierno de José Mujica. El sector hizo su estreno electoral en las departamentales de 2010, y consiguió un tímido 3,2% de los votos frenteamplistas en Montevideo, y 2,1% de los de Canelones.

Dos años después, en las internas del Frente Amplio de 2012, el grupo alcanzó a nivel nacional 5.784 votos, un 4,47% del total de la fuerza política, a pesar de su exigua representación parlamentaria, de apenas un diputado, que había sido electo por una lista de otro partido.

El crecimiento del sector tendría su auge en las últimas elecciones internas. Sendic ya era uno de los posibles nombres que se manejaban para la vicepresidencia, pero la victoria absoluta de la 711 terminó de consolidar su lugar en la fórmula. La lista consiguió el 21,4% de los votos y, por ejemplo, en Montevideo, casi doblega al sector que se ubicó en segundo lugar, Asamblea Uruguay: mientras que la 711 sacó en la capital 32.575 votos, la lista de Astori obtuvo 17.244.

En cambio, los resultados de las elecciones nacionales fueron mucho menos impresionantes, pero en los hechos, no menos importantes. El sector consiguió 13,9% de los votos del Frente Amplio al Senado, lo que le permitió obtener dos legisladores en la cámara alta. En cinco años, la lista había pasado de una discreta participación departamental a ser el tercer sector más poderoso del Frente Amplio, desplazando de ese lugar al histórico Partido Socialista.

La última proyección electoral de la lista de Sendic se remonta a las pasadas internas de julio de 2016 de la fuerza política. El sector sacó 3.281 votos, 2.503 menos que lo que había obtenido en 2012. Sin embargo, la elección se dio en un contexto en el que el Frente Amplio perdió casi 50% de sus votos, por lo que en términos comparativos, la lista creció a la interna de la coalición de izquierda, ya que pasó del 4,47% al 5,27%.

Campaña y respuestas

Tanto Sendic como varios de sus dirigentes han manejado la hipótesis de que el sector ha sufrido una fuerte campaña de desprestigio. Durante el proceso que terminó con la renuncia de Sendic, algunos de los dirigentes de la 711 dispararon contra otros sectores del Frente. El diputado Saúl Aristimuño, por ejemplo, cuestionó duramente los comunicados que habían emitido algunos sectores del Frente Amplio, que habían tildado la conducta de Sendic como inaceptable. “El comunicado del PDC [Partido Demócrata Cristiano] es lamentable. Como es lamentable el comunicado de la Vertiente, grupos en extinción que lo único que tienen es la facultad y la oportunidad de acomodarse a nivel de gobierno en determinados lugares y sin votos, porque es así”, afirmó en julio del año pasado a Radio Rivera. Hoy Aristimuño considera que la campaña de desprestigio “persiste”. “Ya lo dijo Sendic y ha sido muy claro”, se limitó a responder.

Pocos días antes de la renuncia de Sendic, el sector salió a anunciar que la eventual sanción contra él debería caer sobre todo el sector político. “Si hay alguna sanción, en el caso que llegara a haber esa sanción, tiene que caer a la 711 porque él [Sendic] pertenece a un colectivo. Nosotros estamos dispuestos a asumir la sanción como integrantes de ese colectivo”, dijo a El Observador el diputado Felipe Carballo.

Después de conocido el fallo del Tribunal de Conducta Política, desde el grupo empezaron a cuestionar a los integrantes del organismo. De León consideró que el dictamen del TCP fue “totalmente desproporcionado”, y además criticó, en una entrevista con radio Uruguay, la forma “lamentable” en que el Frente Amplio manejó la discusión. También lo hizo Carballo, que consideró que el TCP “cruzó los limites”. “Hay algunos elementos que tienen que ver con el honor y con la dignidad de las personas, que son sagrados. Cuando se pasan determinadas fronteras se termina la paciencia”, aseguró Carballo el día que renunció Sendic. Para el diputado, las conclusiones del órgano de conducta fueron “disparatadas”.

Tiempo después de la renuncia, Aristimuño dijo que otros jerarcas y ex jerarcas como Danilo Astori, Fernando Lorenzo o Fernando Calloia debieron también ser juzgados por el TCP. “Muchos tienen muertos en el ropero, pero ponen la mira y se focalizan en la lista 711. Antes de eso, deberían mirar para adentro”, expresó el diputado riverense.

Así las cosas, en la interna del Frente Amplio aseguran que no existe ningún problema específico de relacionamiento con la lista 711, aunque también recuerdan que el Plenario todavía debe resolver qué hará con Sendic, ya que debido a su renuncia a la vicepresidencia, el órgano de la fuerza política todavía no se ha expresado. “Está pendiente ese tema. Los fallos del Tribunal de Conducta Política deben ser tratados por el Plenario y hay que decidir cuándo se trata y cómo”, dijo el diputado de Asamblea Uruguay, Alfredo Asti.