El Mercosur no es prioridad para el gobierno de Jair Bolsonaro, anunció en octubre el hoy ministro de Economía de la nueva administración brasileña, Paulo Guedes. Un mes después, la actual ministra de Agricultura, Tereza Cristina Correa da Costa, dijo que su país abandonará el Mercosur si no se revisan las condiciones actuales, porque el bloque en su estado actual es “desventajoso” para Brasil. Las declaraciones generaron incertidumbre en el gobierno uruguayo, pero los discursos de asunción de los ministros de Bolsonaro y el reciente nombramiento de mandos medios en las áreas de comercio exterior de la cancillería y el Ministerio de Hacienda del país vecino matizaron la inquietud.
“Tanto en la cancillería como en Hacienda están nombrando cargos técnicos, funcionarios que ya trabajaban para el gobierno, que ya conocen el funcionamiento del Mercosur. Es un indicador de que no habría un cambio tan radical y de que se seguirá por los cauces institucionales. Si llegara a haber una ruptura, no va a ser abrupta”, dijo a la diaria el director de la Asesoría de Política Comercial del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) de Uruguay, Juan Labraga.
El secretario general de Relaciones Exteriores de Brasil –equivalente al subsecretario de Relaciones Exteriores en Uruguay–, Otávio Brandelli, era el representante de Brasil en el Grupo Mercado Común, organismo técnico del Mercosur. El propio canciller, Ernesto Araújo, quien promete ayudar a “liberar al mundo de la ideología globalista piloteada por el marxismo cultural”, tuvo experiencia diplomática como funcionario del Mercosur.
En diciembre, quien será designado secretario especial de Comercio Exterior y Asuntos Internacionales del Ministerio de Hacienda de Brasil, Marcos Troyjo, se reunió con el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, y el equipo técnico del ministerio, para conversar sobre la relación bilateral y la integración regional.
Volver a los 90
Las declaraciones críticas del Mercosur que formularon los actuales ministros de Bolsonaro y el propio presidente a fines del año pasado no se repitieron en los discursos de asunción ni en las primeras reuniones protocolares. De todos modos, el nuevo gobierno sí dejó claro que pretende darle otra impronta a la integración regional y volver al espíritu que animó al Mercosur en la década de 1990, priorizando las relaciones comerciales. En los días previos a la asunción de Bolsonaro, en la prensa brasileña trascendió un proyecto del nuevo gobierno para eliminar el Arancel Externo Común del bloque y convertir al Mercosur en una zona de libre comercio.
El miércoles, tras un encuentro que mantuvo con el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, Bolsonaro aseguró que le dará al Mercosur “el valor que se merece”. Aseguró que esto significa “eliminar las cuestiones ideológicas” y retomar “la vocación comercial del bloque económico”. Uno de los temas de conversación de Bolsonaro con el presidente de Portugal fue el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea.
En su discurso de asunción, esta semana, el canciller brasileño Araújo, además de confesar que admira a los gobiernos de Estados Unidos e Israel, afirmó que desburocratizará las embajadas y potenciará las oficinas comerciales. En la misma sintonía, la ministra de Agricultura dijo esta semana que el Mercosur será “prioridad” para el gobierno de Bolsonaro y que “mantener mercados y la apertura de nuevos es esencial para la agricultura”.
Labraga dijo a la diaria que si Brasil promueve la apertura comercial y “quiere moverse para donde declara”, Uruguay será “un aliado”. De hecho, hasta el momento en el Mercosur era Brasil el que defendía medidas proteccionistas al negociar con terceros países o bloques, con el fin de resguardar su industria. “El restrictivo para abrirse al mundo fue Brasil, así que si quieren apertura, Argentina y Uruguay, encantados”, graficó el director del MEF.
Sin embargo, en el gobierno subsiste el temor por eventuales medidas proteccionistas que pueda tomar la administración de Bolsonaro que afecten a Uruguay, en particular en el comercio de lácteos y arroz. El gobierno de Michel Temer ya había impuesto trabas al ingreso de productos lácteos uruguayos al suspender las licencias con el argumento de que Uruguay “triangulaba” en la venta de leche a ese país, pese a que se demostró que la leche era de productores uruguayos.
En Uruguay, los anuncios del gobierno brasileño respecto de la agricultura y la política comercial fueron saludados por analistas económicos y actores empresariales; entre ellos, la Federación Rural del Uruguay y la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), que no ocultaron su optimismo. El presidente de la CIU, Gabriel Murara, dijo a Radio Uruguay que la nueva administración puede significar “un empuje” para el Mercosur y que esto puede beneficiar a Uruguay. “Tenemos que acompañar a Brasil y tenemos que acompañar a Argentina en la apertura. Si Brasil se abre al mundo y crece, eso va a ser una ventaja para Uruguay”, afirmó.