El Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Católica del Uruguay acaba de publicar Twittarquía:la política de las redes en Uruguay, un estudio que analiza el desempeño de los dirigentes políticos y sus seguidores en Twitter durante la última campaña electoral. Además de desmenuzar fenómenos concretos, como la “fidelidad” de los precandidatos presidenciales respecto de quienes finalmente resultaron ganadores de las internas o la distinta preponderancia del “discurso negativo” en las publicaciones de cada dirigente, el estudio también aborda asuntos más generales, como el papel que representan los medios de comunicación en un escenario polarizado, el cuestionable poder democratizador de Twitter y el surgimiento de nuevas jerarquías dentro de la red.
Antes de la presentación del estudio, que tendrá lugar el martes a las 18.00 en el Centro Cultural de España (con la presencia de Ricardo Leiva y Ana Laura Pérez), conversamos con cuatro de sus autores, Juan Bogliaccini, Cecilia Giambruno, Martín Opertti y Rafael Piñeiro.
En el libro repasan el desempeño en Twitter de los cuatro principales candidatos: Luis Lacalle Pou, Daniel Martínez, Ernesto Talvi y Guido Manini Ríos. ¿Identificaron algún patrón de comportamiento común entre ellos?
Juan Bogliaccini (JB): Depende de con qué los comparemos. Si la referencia es Donald Trump, que es un extremo, se podría decir que los candidatos uruguayos tuitean poco y de manera medida, o al menos estos cuatro. Tienen un conjunto de tuiteos constante en el tiempo, que se intensifica sobre todo en los últimos períodos de cada campaña.
¿Se puede sacar conclusiones sobre sus perfiles a partir de cómo se comportan en Twitter?
Rafael Piñeiro (RP): Twitter les permite a los políticos filtrar información para sus seguidores o para la gente que está cerca a ellos en la red, y hay diferentes formas de hacerlo y distintas decisiones que pueden tomar vinculadas a qué quieren que le llegue a la gente. Por ejemplo, Lacalle Pou apostó más a videos institucionales de campaña, material audiovisual y links a recursos de la propia campaña. Talvi compartía y comentaba más contenidos periodísticos, mientras que Martínez expresa más bien ideas y propuestas, muchas veces a través de hilos. Son patrones de uso, no es que hagan solamente eso.
JB: Cuando arrancó la campaña hacia las internas tenían también distintos desafíos. Martínez y Lacalle Pou ya eran políticos más conocidos y de los dos partidos principales; Talvi tenía el desafío del reconocimiento de su imagen, necesitaba salir de un círculo más pequeño y técnico, y Manini Ríos también era una incógnita, a pesar de su electorado cautivo en la llamada “familia del Ejército”, algo que después naturalmente expandió. De todas maneras, la actuación de Manini en las redes durante las internas fue baja, porque no tenía competencia.
En los datos del libro queda la impresión de que Talvi tuvo menor desempeño que Manini en Twitter, pero eso luego no se vio reflejado en las urnas. ¿Qué se puede concluir al respecto?
Martín Opertti (MO): Talvi tuvo, sin dudas, un desempeño en Twitter que estuvo por encima de lo que fue su resultado en las urnas. Fue un actor principal en cantidad de retuits, sobre todo en el tramo que fue hasta junio, aunque luego de esa instancia empiezan a descender sus niveles de éxito. Esto no necesariamente responde a la forma en que Talvi y Manini tuitean, sino al perfil de los usuarios de Twitter. El perfil de los usuarios en Uruguay, así como en la mayoría de los países, no es necesariamente representativo de la población en general, sino que esta red social suele ser usada por un sector más educado y más politizado, seguramente más parecido al perfil del votante de Talvi. Quizás Talvi se vio beneficiado por el perfil de los usuarios de Twitter. Eso no quita que los tuits hayan sido efectivos, sobre todo antes de la interna.
Cecilia Giambruno (CG): Una característica de Talvi es que tiene muchos usuarios únicos que lo retuitean, mientras que otros candidatos tienen un grupo de seguidores que retuitean todo lo que producen. Talvi se destacaba por eso: había muchas personas que lo retuiteaban sólo una vez y que venían desde diferentes espectros. En algún punto esto pudo atraer, sobre todo en la primera parte de la campaña, a una parte importante del electorado.
RP: Obviamente existen dificultades al momento de extrapolar los resultados electorales a lo que sucede en Twitter, pero el éxito que tuvo Talvi en la primera parte de su campaña en Twitter coincide con lo que terminó siendo su elección más exitosa, en las internas. No se puede extrapolar lo que ocurre en Twitter al resultado electoral, entre otras cosas porque recién empezamos a conocer las dinámicas de Twitter para el análisis político en Uruguay, pero hay indicios que ya se pueden observar.
JB: Hay que tener en cuenta que Twitter representa a un público que equivale a 12 de cada 100 uruguayos, y que eso tampoco es una muestra representativa de esos 100, sino que son 12 que están en una punta, corridos. Son usuarios más bien educados y de estratos sociales altos.
CG: Y esos 12, además, no necesariamente participan en la discusión política, entonces vos podés decir “Talvi está teniendo mucha repercusión” y “Juan Sartori no tanto”. Pero también es probable que ambos apuntaran a públicos diferentes, y que para uno la herramienta sea Twitter y para el otro no. Ahora, cuando pasás a la elección de octubre, todos les empiezan a hablar a todos, porque, si bien pueden tener algún nicho más atractivo, también hay que estar en diferentes lugares.
¿Cómo analizaron el fenómeno Sartori?
MO: Twitter no fue el centro de su campaña, no es el público al que más le hablaba. Una cosa curiosa con Sartori es que cuando analizamos sus retuits de cara a octubre, de cierta forma se aparta de los patrones de comportamiento de todo el bloque opositor. Es el precandidato que menos comparte a usuarios que lo retuitearon junto al resto del bloque. Esto es curioso, porque en la investigación vimos que las redes de retuits se estructuran claramente en dos bloques y los candidatos de la oposición se encuentran todos compartiendo usuarios que se retuitean. Ahí Sartori queda un poco de lado, y algo parecido sucede con Edgardo Novick.
CG: Otro factor interesante con Sartori es que generamos un índice de identificación partidaria, según la cantidad de retuits que tenía un precandidato, y cuando vemos cómo evoluciona desde las internas a las elecciones de octubre Sartori es de los precandidatos del Partido Nacional [PN] cuyos seguidores menos siguen a Lacalle Pou. Luego de que su precandidato perdió la interna, o siguen retuiteando sólo a Sartori o se alejan de la discusión política.
“Hay una polarización que está fuera de Twitter, y lo que hace Twitter es reforzarla”. Juan Bogliaccini
JB: También es interesante cuando hacemos el análisis de sentimientos: básicamente Sartori fue uno de los candidatos que tuvieron más tuits con sentimientos positivos. Él sólo tuiteaba cosas positivas; en general los candidatos eran más balanceados, aunque Martínez también, en la primera parte del año, tuiteaba cosas más bien positivas. Después candidatos como José Amorín o Talvi tuvieron una proporción más grande de sentimientos negativos en sus tuits; eso implica que se metían en la discusión más sustantiva, discutiendo más temas.
“El debate político en Uruguay suele ser civilizado y sin grandes agresiones. Por eso, aunque Twitter es una herramienta en la que se usa mucho la ironía y la agresión, no lo vimos en los discursos de los candidatos”. Cecilia Giambruno
En cuanto a los tonos de los cuatro candidatos, concluyen que en su mayoría eran mensajes positivos. ¿Es así en otros países, es una característica común de los políticos en Twitter?
CG: Pensamos que esto refleja un poco el debate político en Uruguay, que suele ser civilizado y sin grandes agresiones. Twitter es una herramienta en la que se usa mucho la ironía y la agresión, pero no es algo que hayamos visto en los discursos de los candidatos. Más de 70% de los tuits generados por los candidatos eran de carácter positivo.
MO: Otra cosa interesante es que si miramos cuáles fueron los mensajes más retuiteados desde el análisis de sentimientos, los más exitosos son los negativos. Los tuits negativos generan interés en la gente y se comparten más. Incluso en el caso de Martínez, uno de sus tuits más exitosos es uno en el que le responde a Lacalle Pou de una manera bastante confrontativa. Y en el caso de Talvi es un tuit que le contesta a Óscar Andrade. Si comparamos este panorama con la campaña estadounidense de 2016, claramente los tuits tienen un nivel de confrontación menor a los que se vieron ahí.
JB: Esto no quiere decir que la campaña no haya tenido tonos confrontativos; si uno recuerda la campaña interna del PN, fue sumamente compleja, con ribetes sucios, por momento. ¿Por qué esto no se refleja en Twitter? En parte por la población de esta red y por la segmentación del discurso entre los candidatos, a quién le están hablando. Incluso hay señales de que la campaña sucia que se ha denunciado corrió más por otras redes, como Whatsapp y Facebook, y no tanto en Twitter.
Volviendo a los tonos, llama la atención que Talvi haya encabezado los comentarios negativos. ¿Eso se incrementó en algún momento de la campaña?
CG: En realidad no, el tono es bastante estable. Lo que sí es interesante es que, en el caso de Lacalle Pou, lo preponderante es el tono neutro, porque utiliza muchas imágenes, videos, links a Soundcloud, y en general son contenidos programáticos de su campaña, y la herramienta que utilizamos para el análisis de sentimientos no lo capta. Entonces con Talvi, que en general comentaba notas de medios de prensa, logramos captar más mensajes.
JB: Talvi fue el candidato de la oposición que más utilizó Twitter para discutir agenda, y eso te lleva a un sentimiento más negativo, porque seguramente terminás mencionando más veces temas como inseguridad, pobreza, desigualdad, que son todas palabras que van hacia lo negativo. No es que sea negativo en un sentido agresivo, sino negativo por su vínculo con este conjunto de palabras con connotaciones críticas.
RP: Lacalle Pou y Martínez suelen tener tonos más negativos cuando se acercan las elecciones, en las semanas previas. El tono más negativo está asociado con la necesidad de polarizar y de distinguir.
CG: En el caso de Lacalle Pou fue incluso más claro de cara a las internas, porque ese último tramo más tenso, con la rivalidad con Sartori, influyó en la tonalidad más negativa de los mensajes. Y en el caso de Martínez se ve en las dos instancias: en julio, pero más en octubre.
De lo que analizaron de Lacalle Pou, ¿se puede sacar alguna conclusión acerca de cómo será su manejo de las redes siendo presidente?
JB: Fue el candidato que hizo un uso más institucional de la red, porque la mayoría de sus mensajes eran anuncios del tipo “vamos a estar hablando en tal lugar” o “vamos a estar haciendo tal cosa”, y el material que lo acompañaba siempre era el de la campaña. En ese sentido, y a pesar de que no había redes, me hace acordar a la estrategia de comunicación de Tabaré Vázquez en su primer gobierno, que fue también muy institucional, con aquel fondo con el sol. Esto de alguna manera es un uso muy cuidado, que uno podría pensar que va a seguir, pero sería un poco de futurología.
RO: Al mismo tiempo, Lacalle Pou es probablemente el candidato que más interactúa con el público y el que más utilizó la herramienta de Favoritos, entonces tiene como esos dos lados, porque eso ya no es tan institucional.
CG: Y la diferencia era marcada, porque Lacalle Pou retuiteaba a alguien por cada tuit propio, mientras que en otros candidatos la relación era tres a uno.
A partir de su desempeño en redes, ¿Martínez generó un capital que le pueda ser útil en el futuro, ya como referente de la oposición?
RP: La primera acumulación que logra son seguidores, porque tu importancia y tu capacidad de generar conversación en la red están dadas, en parte, por la cantidad de seguidores que tengas; no tanto con cuán interesante sean tus contenidos, sino con cuánta gente va a observarlos. Obviamente, quienes son candidatos presidenciales en campaña electoral acumulan un capital de seguidores en Twitter que claramente pueden usar posteriormente. En el caso de Lacalle Pou está clarísimo para su rol de presidente, pero también es algo que va a usar Martínez, más allá del lugar que ocupe, porque es una persona que de pique tiene una cantidad de seguidores que le permite ser un personaje importante en la discusión política en Twitter.
RO: Cuando hacemos el índice de identificación partidaria de los usuarios encontramos que en los partidos Nacional y Colorado hay muchos usuarios que retuiteaban a algún candidato en particular; en el Frente Amplio [FA] eso se dio en menor medida. Había muchos usuarios que en las internas retuiteaban indistintamente a varios precandidatos frenteamplistas, lo cual ratifica la idea de que fue una campaña de unidad, poco confrontativa.
“Los tuits negativos generan interés en la gente y se comparten más. En el caso de Martínez, uno de sus tuits más exitosos es uno en el que le responde a Lacalle Pou de una manera bastante confrontativa”. Martín Opertti
CG: El FA logró en mayor medida hacer la transición de quienes se identificaban con Carolina Cosse, Mario Bergara o Andrade hacia el candidato electo, Daniel Martínez. En el caso de los partidos Nacional y Colorado vimos que muchos usuarios que apoyaban a los precandidatos que no fueron electos en las internas se bajaron de la discusión.
“El FA logró hacer la transición de quienes se identificaban con Cosse, Bergara o Andrade hacia el candidato electo, Daniel Martínez. En el caso del PN o del PC, muchos usuarios que apoyaban a los precandidatos que no fueron electos en las internas se bajaron de la discusión”. Cecilia Giambruno
En el libro ustedes plantean que lo que vieron en Twitter parece un reflejo de lo que sucede en el sistema político y cómo se comporta la ciudadanía en términos electorales, o sea un mapa político estructurado en dos grandes bloques o “trincheras”, como lo llaman ustedes, una de centro-derecha y otra de centro-izquierda. ¿Qué hay en el medio?
RP: Primero, hay pocos usuarios. Por eso hay una división, un vacío. ¿Quiénes suelen habitar ese espacio?: los medios de comunicación. Pueden estar más volcados hacia un lado o hacia otro, sin que eso signifique que editorialmente estén volcados hacia algún lado, pero sus perfiles hacen que sean más retuiteados por unos que por otros, y eso los termina acercando a alguna de las trincheras. Lo que vemos en las redes es que el camino del medio está ocupado, valga la redundancia, por los medios de comunicación, que tienen una gran capacidad para tender puentes. Esto es interesante para ver qué consumen de los medios quienes están en esos polos; no necesariamente consumen toda la información del medio, sino aquello que llega a esos polos, y eso es atendible porque los medios ya no llegan de manera directa a los usuarios que consumen información política, sino que están intermediados a través de actores importantes en esa parte de su red, y ahí los políticos son actores muy importantes. La gente consume de los medios lo que llega a su parte de la red.
“En las redes el camino del medio está ocupado por los medios de comunicación, que tienen una gran capacidad para tender puentes”. Rafael Piñeiro
CB: Hay una idea de que Twitter nos permite expandir nuestros horizontes y estar en contacto con gente que piensa distinto, o que nos lleguen cosas a las que no accedíamos antes de las redes. Eso no es tan así, o por lo menos vale la pena ponerlo en duda, por esto que decía Rafael: es una burbuja de información en la que generalmente lo que te llega es lo que comparte la gente que seguís, y muchas veces la seguís porque piensa similar a vos.
MO: Eso pasa no solamente por la red que cada uno se va formando, sino que también sucede por el algoritmo que usa Twitter. Para Twitter un usuario feliz es un usuario que retuitea mucho y da muchos favoritos, lo que significa que Twitter va a maximizar las posibilidades de que te llegue la información que más probabilidades tenga de generar esas reacciones, con base en la información que los usuarios le van proporcionando. Esto genera la homofilia que vemos en las redes, y es lo que explica la polarización que vemos.
“Hay una polarización que está fuera de Twitter, y lo que hace Twitter es reforzarla”. Juan Bogliaccini
JB: En el caso de Uruguay, también tiene peso cómo se estructuran los uruguayos en relación con los partidos, en un sistema de partidos altamente institucionalizado y un nivel de identificación partidaria alta. En Perú, por ejemplo, donde el peso de los partidos es menor, es probable que veas una red menos estructurada, con mayor volatilidad con respecto a lo que te gusta, con menores diferencias programáticas. En el sistema de partidos uruguayo hay claras diferencias programáticas, hay actores estables, y por lo tanto hay ciudadanos que desarrollan preferencias con respecto a esos actores y preferencias también respecto de la información que quieren recibir de esos actores y de la información en general. Lo que hace Twitter es retroalimentar esas pautas y eventualmente hacerlas más fuertes en los ciudadanos que participan en la red. Hay una polarización que está fuera de Twitter, y lo que hace Twitter es reforzarla. Debemos aprender a usar las redes, a tener más conciencia de que en las redes no ocurre todo el debate, sino que ocurre una parte del debate que además se da con sesgos importantes de confirmación hacia vos, por esto que explicábamos sobre los algoritmos. A veces uno tiende a pensar que estamos todos de acuerdo en un tema, como si fuera una burbujita de cristal, y no tiene en cuenta a todas las personas que no se están manifestando, por ejemplo.
RP: Ni siquiera son todos, y además son una parte pequeña de un todo más grande con el que generalmente no nos cruzamos.
¿Lo sorpresivo del resultado del balotaje se vio en Twitter?
RP: Si bien hay muchas cosas de las que uno puede observar indicios en Twitter, nosotros no observamos en la campaña de noviembre del resultado atípico que se observó el 24 de noviembre. No observamos un movimiento de gente que pasara de retuitear en el bloque opositor a retuitear a Martínez, por ejemplo. Eso también muestra las limitaciones para el análisis.
Recién hablaban del paradigma de la democratización. ¿Twitter es democrático?
MO: Twitter es una red social muy jerárquica: hay muy pocos usuarios que generan contenido con mucha repercusión y hay muchos usuarios que generan mucho contenido con poca repercusión, básicamente por la cantidad de seguidores, algo que no es fácil de conseguir en Twitter. De alguna forma Twitter refleja quiénes son los actores principales de la opinión pública; esto incluye a los partidos y a las agrupaciones políticas, pero también a líderes de opinión, personas que tienen muchos seguidores y que logran establecerse como actores de peso. Nosotros descargamos más de 30 hashtags distintos a lo largo de la campaña y vemos que algunos usuarios no tienen un rol formal en una organización política, pero sí logran aparecer como actores principales en la mayoría de las discusiones, a la par de los políticos. Estos usuarios pueden ser ciudadanos comunes, sin cargos, o también actores anónimos, que hay muchos, y que no necesariamente son trols; hay una diferencia ahí. De alguna forma Twitter refleja a los líderes de opinión fuera de Twitter, pero también incorpora a otros actores, y es una de las novedades de las redes sociales.
RP: Al libro le pusimos Twittarquía justamente en referencia a cómo se distribuye el poder. Uno no podría afirmar que Twitter es un espacio democratizador en el sentido que distribuye igualdad de poder para todo el mundo; lo que sí se puede decir es que este nuevo escenario genera oportunidades para que algunos actores emerjan por el éxito y la capacidad que puedan tener para comunicar y generar conversaciones a través de esta herramienta. Lo otro que podemos pensar respecto de esto de que los medios quedan en esa “tierra de nadie” del centro y los tuiteros más asociados a la política no consumen a los medios en su globalidad, sino que llegan a través de otros usuarios, es que vemos una transferencia de poder muy importante de los medios de comunicación a esos líderes de opinión, que pueden ser políticos u otras personas, entonces Twitter lo que hace no es necesariamente democratizar, sino eventualmente darles oportunidades a algunos y cambiar el equilibrio de poder entre los medios, como productores de contenidos, y quienes filtran ese contenido para algunos seguidores.
JB: Esto no sólo pasa en Twitter: las redes sociales son un escenario en el que el poder se redistribuye, pero el poder siempre tiende a acumularse, a veces más, a veces menos, pero está lejos de esa utopía de la igualdad total. Las redes sociales son un lugar en el que irrumpen nuevas oportunidades y desafíos, y los actores pierden o ganan poder porque logran de alguna manera asumir esos desafíos.
RP: Aunque Twitter cumple roles en procesos políticos muy importantes de democratización, no necesariamente uno lo puede entender rápidamente como una herramienta democratizadora del debate político. Para pensarlo de otra manera, si accedo a la diaria en su versión papel y la empiezo a hojear puedo observar todo el contenido del diario, una globalidad, pero si accedo a las noticias de la diaria porque las comparten algunos de los que sigo en Twitter lo que estoy viendo es sólo lo que a esas personas les interesa de ese contenido. Los diarios tienen una política editorial, tienen también una diversidad de información; lo que estamos viendo es que el consumo de noticias ya ni siguiera depende absolutamente de la decisión editorial del medio, sino de la decisión de personas que al mismo tiempo delegan en otros la selección de noticias que quieren ver. Obviamente, esto reduce la variedad de noticias y enfoques a los que acceden los usuarios y termina siendo funcional a las lógicas de polarización, o de terminar pensando que todo el mundo piensa como lo que veo en mi timeline.
En la campaña de 2014 hubo dirigentes de primer nivel que no tenían cuenta de Twitter. Eso hoy parece muy lejano, ¿no?
JB: El uso de esta nueva forma de interacción virtual que tenemos es irreversible.
CG: Martínez habló por primera vez de que Lacalle Pou había sido electo en Twitter, y en esta campaña vimos otros ejemplos de este tipo [ver recuadro], algo que marca la importancia que empezó a tener esta herramienta para los políticos.
MO: Los políticos tienen mucho para ganar con las redes sociales, porque pueden hablarles de forma directa a los ciudadanos y pueden filtrar lo que quieren decir sin intermediación. Los políticos suelen interactuar entre ellos e interactuar con medios de formas más naturales, y eso es una ventaja para ellos.
RP: Es una herramienta que también transforma a la política, y más específicamente a las campañas. Las campañas tradicionales eran de uno para unos, los productores de contenido de una campaña eran la campaña en sí y el candidato, y eso se distribuía a muchas personas. Las nuevas tecnologías, entre ellas las redes sociales, han permitido que las campañas se transfieran a una lógica de muchos para muchos, hay mucha gente diversa produciendo contenidos y hay mucha gente diversa consumiendo contenidos. Eso es algo que las campañas tienen que aceptar, incluso a contragusto, porque los políticos en general no quieren que haya muchos haciendo campañas para ellos, porque los políticos o la gente que hace comunicación política quieren mantener el control sobre lo que se está transmitiendo, pero hoy eso cambió. Hoy las campañas más exitosas son las que logran tener a mucha gente diversa, muchas veces sin un control centralizado, produciendo contenidos. Lo segundo, que también es fundamental, es que Twitter es una herramienta para que los políticos accedan a información, tanto en campaña como en gestión de gobierno. Todas estas cosas que hacemos con el libro se hacen también para nutrir de información, como los análisis de opinión pública, a las gestiones de gobierno. Si estoy en el gobierno quiero saber cuál es el humor con respecto a determinadas políticas, y con Twitter puedo acceder a ese humor y a cómo está la conversación con respecto a determinado tema. Así, Twitter se transforma en una herramienta importante a la hora de pensar campañas, pero también para la gestión, porque los políticos dependen mucho de la información que surge desde estas plataformas.
JB: Con los riesgos de ponderación que esto implica, porque las redes, y Twitter sobre todo, no son un parlante de toda la ciudadanía, sino de algunos sectores de la sociedad.
RP: Eso es cierto, pero también es cierto que el borracho busca las llaves donde hay luz. Y ese es el otro tema, vinculado a cuánto democratizan estas herramientas: hoy se puede poner temas en la opinión pública a partir de intereses ciudadanos que puedan repicarse en las redes y que eso llegue a los políticos, cosa que antes era más difícil para un ciudadano; sin embargo, esto no es algo que esté abierto a todo el mundo en cualquier circunstancia. Y obviamente los sesgos que existen, si son tomados como la única información disponible, también van a sesgar las estrategias electorales y de gestión de los políticos.
¿Los políticos uruguayos ya empezaron a usar Twitter así, a sondear humores para luego tomar decisiones?
MO: De Uruguay no me animaría a decirte, pero sí hay estudios que muestran que en otros países los políticos usan Twitter como un barómetro informal de opinión pública.
CG: En el caso del hashtag #FueraGuccidelFA se podría decir que terminó generando una respuesta desde la política; es un ejemplo de algo que nace en Twitter y deriva en una consecuencia política. Es información que se genera y que sirve como insumo para decisiones.
“El video de Manini encendió los círculos de Martínez y apagó los de Lacalle”
¿Cómo analizaron el episodio del video que difundió en Twitter Manini Ríos la noche antes de comenzar la veda?
JB: Hay dos temas al mismo tiempo que son difíciles de separar: el comunicado del Círculo Militar y el video de Manini, que en un primer momento se mezclan en el debate. Lo que vemos en Twitter, que es interesante, es que esta intervención de último momento tiene un impacto muy importante en la red, altísimo.
RP: Las redes no sólo están polarizadas, sino que esos sectores se encienden o se apagan según los temas. En este caso se vio claramente: la red cercana a Martínez se encendió mucho, incluso entre la gente no tan identificada con la candidatura, pero que también compartía contenidos vinculados con el video de Manini dentro del bloque. Y teníamos una red en el entorno de la oposición, y en particular de Luis Lacalle Pou, que se apagó. Eso es lo que suele ocurrir cuando el tema favorece a unos y no tanto a otros.
JB: También hubo una reacción muy parecida a la que pueden tener los usuarios dentro de sus círculos. Imaginate que estás en el círculo de Martínez y de repente no estás de acuerdo con un tema, pero todo el mundo le da para adelante; en general es difícil que levantes la mano para decir que estás en contra o que tenés matices. Capaz que hacés silencio, tendés a retrotraerte. Uno podría pensar que hay dinámicas similares a nivel de cuerpo en el comportamiento en redes.
MO: Eso es interesante, porque una cosa que se dice cuando se habla de redes es que favorecen la democratización de la información y la posibilidad de que todos los usuarios se expresen; sin embargo, cuando tiramos la red de retuits de la reforma constitucional usando los hashtags #NoalaReforma y #SíalaReforma, por ejemplo, vemos que en realidad en el lado de los partidarios de la reforma no hay usuarios frenteamplistas, cuando en realidad luego vimos, con datos de las encuestas, que hubo un porcentaje no despreciable de votantes frenteamplistas que incluyeron la papeleta, y lo mismo sucedió en el sentido inverso. Pero eso no era algo que uno podría prever mirando Twitter. Una hipótesis lateral es que estos usuarios disidentes no estén en Twitter, entonces no podemos estimar con precisión si deciden silenciarse o es que tienen un perfil diferente al de los usuarios de Twitter.
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