La necesidad de pensar en políticas de vivienda orientadas a la población joven, promover el empleo de calidad y cumplir con el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación son algunos de los desafíos que entienden que tiene el Frente Amplio (FA) de cara a un eventual cuarto gobierno. Sobre las políticas a profundizar por parte del oficialismo, las estrategias de los partidos de la oposición, la forma de movilizarse frente a la campaña “Vivir sin miedo” y los procesos de renovación que se vienen dando en el oficialismo conversamos con Lucía Zapata, secretaria general de la Juventud Socialista del Uruguay, Mateo Carvalho, secretario general de la Unión de la Juventud Comunista, Julieta Sierra, militante del Movimiento de Participación Popular, y Felipe Mahía, secretario general de la juventud de Asamblea Uruguay.
¿Qué les dejó el acto aniversario del FA?
Mateo Carvalho (MC): En la parte periférica del parque, donde estaba repartiendo volantes, había pila de jóvenes, poblaban el acto de una manera intermitente. Eso me motivó aun más. Otra cosa que vi es que hay una unicidad en términos de discurso: la conquista del cuarto gobierno aparece como un eje cardinal en las oratorias de los cuatro candidatos.
Julieta Sierra (JS): El acto me pareció muy emocionante, los discursos fueron diversos y claramente cada uno tiene su impronta y sus puntos fuertes, pero me pareció muy motivante, fue como decir: “Arrancó la campaña”, aunque ya arrancó hace rato. Me pareció que había muchos jóvenes y ese clima que muchas veces se genera, de unidad, es la expresión más clara de lo que es el FA. El acto reflejó eso: estamos todas y todos para tirar para el mismo lado. No hay otra.
A diferencia de lo que sucedió en las últimas elecciones, se puede observar que los jóvenes y los nuevos votantes no se inclinan tanto a votar al oficialismo como antes, contó a la diaria la politóloga Lucía Selios en setiembre del año pasado. ¿A qué piensan que se debe?
Lucía Zapata (LZ): Creo que está bueno destacar que todavía la mayoría de los jóvenes sigue prefiriendo al FA, y eso es importante. Son muchísimos factores, en nuestra militancia cotidiana lo hemos conversado, es todo un tema. Los que votan por primera vez solamente conocieron gobiernos del FA y ahí tenemos la dificultad de transmitir todo lo que el país cambió, en materia de avances económicos, de agenda de derechos, de posibilidades para jóvenes, de mejorar la situación de los más vulnerables. Al no conocer de primera mano otra realidad, podemos parecer para los más jóvenes algo así como el establishment, pero lo importante es hacer entender que estamos lejos de eso y que la profundización de los cambios viene de la mano del FA.
¿Ese es el mayor desafío que tiene hoy el FA con los jóvenes?
MC: No es el único. Muchos de esos jóvenes que votan por primera vez están militando en distintos sectores sociales y algunos no militan en ningún lugar. Llegar a los jóvenes tiene que ser la tarea principal de la militancia joven del FA. Somos nosotros los que tenemos que intentar llegarles. De ese porcentaje de votantes por primera vez, muchos no participan en la política partidaria. Hay que ver dónde están y cómo llegarles, porque es re complejo encontrarse con la persona que vota por primera vez, segunda vez o con los que se desencantaron.
JS: Un factor central es la deslegitimación de la política partidaria. Uno de los desafíos principales es cómo traspasamos esa deslegitimación que hay, ese vicio de mostrar a la política como son “todos iguales”, y cómo nos separamos un poco de eso. Hay una militancia territorial muy fuerte en todos los sectores del FA que no se ve. El FA no son sólo las caras visibles, que son valiosísimas, pero no las únicas. Trasladar eso es un poco el desafío.
Felipe Mahía (FM): El descreimiento en la clase política también ha tomado fuerza, sobre todo a través de la derecha. Aparecen personajes, outsiders, que te hacen creer que existe la clase política, que en lo personal para mí no existe, pero te hacen creer que son una serie de personas privilegiadas en comparación con el resto, y eso también influye en los más jóvenes.
La idea de cambio aparece en algunos de los eslóganes de los partidos de la oposición. ¿Cómo se para el FA frente a ese discurso?
MC: Yo les creo que son el cambio. De verdad que sí, porque van a cambiar todas las políticas que benefician a la población, los espacios de negociación colectiva con los trabajadores y trabajadoras, los aspectos de avance que igualan a la sociedad civil. Ellos tienen un cambio y la agenda que desean impulsar es la neoliberal, que erosiona la democracia que existe en Uruguay y los derechos conquistados para los espacios de población con mayores niveles de opresión. Ellos lo dicen todo el tiempo: desde que el peón rural no puede trabajar ocho horas hasta la política contra la ideología de género.
JS: Ellos vienen acompañando el proceso por el que está pasando Argentina. De forma pública, han apoyado muchas medidas que están tomando Macri y Bolsonaro. Ahí tenés claros ejemplos de lo que está pasando y de los retrocesos. Me parece que es importante mostrar esos ejemplos: vienen por todo, porque en Argentina y Brasil fueron por todo.
LZ: Creo que la derecha se las ha ingeniado para refinar muchísimo su discurso y, de hecho, tomar algunos términos que son tradicionales y característicos de la izquierda. Eso también hace que uno tenga que abrir un poquito más los ojos y seguir entendiendo que ellos ya gobernaron, que hoy son el cambio, pero nos tenemos que preguntar qué tipo de cambio son. Ellos ya gobernaron; por más términos o conceptos que quieran traer, siguen siendo lo mismo.
La comunicación en los tiempos que corren
Carvalho entiende que si bien el desafío comunicacional es “súper importante”, considera que la mejor forma de transmitir las propuestas del FA es militando. La idea, dice, no es decir: “Acá llegaron los gurises con el paquetito de logros abajo del brazo”. “Si hay algo que nos atraviesa a todas las juventudes es que tenemos los mismos problemas: la desocupación, la organización familiar, el estudio, los cuidados. Tenemos que juntarnos y empujar para solucionarlos”.
Zapata entiende que hay que lograr dar un mensaje político, pero sin descuidar lo comunicacional. “En El Salvador acaba de ganar un joven empresario que tiene una estrategia comunicacional increíble, que es súper tradicional, pero logra de alguna forma revertir esos discursos y plantearse como una cosa innovadora, nueva, cuando estamos hablando de que defiende los valores de hace tres siglos”. Sierra complementa lo dicho por sus pares y remarca que si existe una generación que tiene “los logros totalmente naturalizados” es necesario “demostrar que hay más, que el FA los va a profundizar”.
Mahía, por su parte, advierte que los partidos de derecha muchas veces buscan “desideologizar” la campaña, algo que el oficialismo no puede “permitir”. “Apelan, de alguna forma, a lo más instintivo: ‘Estás inseguro, tenés miedo, tené cuidado’. Y ahí es donde te van sacando votos”.
¿Cuáles son las áreas en las que sienten que es necesario profundizar en caso de llegar a un cuarto gobierno?
MC: La primera es el cumplimiento del 6% del PIB para la educación más 1% para la investigación. El porcentaje de personas que llega al bachillerato y a la universidad es muy chico, entonces tendría que haber un incentivo a la promoción del estudio secundario. El problema muchas veces pasa por los temas económicos familiares, la organización del trabajo, que hace que los gurises tengan que salir a laburar o que no puedan seguir sosteniendo sus estudios. Ese es un debe que hay, ni que hablar del 6% del presupuesto, que así y todo no da para cumplir con todos los objetivos de la educación que se plantean en el país. Otro de los temas re importantes es el de la vivienda. Hay una especulación inmobiliaria alevosa, siempre tenés que dar mil vueltas para entregar una garantía y después tenés que recurrir a un asentamiento irregular o a una vivienda con condiciones que no son buenas. Ahí también hay una porción de la población juvenil muy grande. Hay un porcentaje de jóvenes que está afuera de las líneas urbanas de los departamentos, que tiene problemas y dificultades muy grandes. Para mí es básico, porque yo militaría mucho más contento si tuviera el tema de la vivienda solucionado. Son temas re importantes; los pienso a nivel personal, pero también si uno mira los números se nota que son problemas que nos atraviesan más a las juventudes.
LZ: Para mí un tema importantísimo tiene que ver con la importancia de la diversificación de la matriz productiva y de dejar de ser un país de exportadores de commodities dependiente de los precios variables de estos en el mundo. Sin duda el agro es absolutamente fundamental en nuestro país y está bien que así sea, pero el tema es que tenemos que seguir estableciendo opciones de desarrollo sustentable e innovación a lo que hacemos. Eso es importante porque los ciclos económicos en el sistema capitalista existen, entonces creo que es fundamental que el país pueda estar un poco más allá de los vaivenes económicos para poder asegurar la preservación de las políticas sociales.
JS: Eso viene de la mano de la generación de empleo de calidad, que es un tema que está sobre la mesa y que hay que atacar de alguna forma. No puede haber tantas personas que ganen 15.000 pesos por una jornada completa, incluso con horas extras. Hay muchas leyes que hoy amparan a los trabajadores y trabajadoras, pero me parece que hay que profundizar en la generación de empleo y también ir buscando otras alternativas, como las empresas autogestionadas y demás, que puedan ir construyendo algo diferente; si bien ya las hay, se podrían profundizar más. El empleo y la vivienda son los focos centrales para el período que viene.
¿Cómo viven el proceso de renovación en el FA? ¿Lo ven como un proceso espontáneo o tiene sus resistencias?
JS: Para mí es un proceso que quizás no arrancó siendo tan espontáneo, pero que cada vez se va naturalizando más. Ahora los cuatro precandidatos, ante el sistema político y el promedio de edad, son jóvenes. Ahí empieza la discusión de si con esas edades son jóvenes o no en el sistema político-partidario, pero en realidad en este momento son jóvenes.
MC: Si se presenta [Julio María] Sanguinetti en marzo son más jóvenes todavía [risas]. En Cuba la generación de la Revolución está dando un paso al costado, en gran medida porque se está muriendo. Pasa en términos locales: yo milito a nivel sindical, y en el congreso anterior del PIT-CNT se vio que la mayor desigualdad que teníamos era en términos de jóvenes y mujeres. Sin embargo, hay sindicatos, como el SUNCA [Sindicato Único de la Construcción y Anexos], en el que milito, en que la presencia de jóvenes es más natural. Lo mismo pasa en el FA; durante un tiempo era común la idea de que los jóvenes teníamos que ir a barrer el comité. Ahora vos recorrés el Parlamento uruguayo y tenés diputados y diputadas de 32 años. En la discusión de la interna del congreso socialista tenés dos gurises que no salen de los 30. Tenés inserción de las juventudes en distintas esferas, tanto de cargos de gobierno como en el Parlamento, en espacios de conducción social, sean sindicatos o movimientos feministas.
LZ: Sin duda estos candidatos bajan la media histórica de los candidatos del FA, y eso creo que es muy bueno. Me parece que quizás no es espontáneo, pero no es casualidad que todos los precandidatos hayan bajado un montón la media de edad. Cada vez va haciéndose menos arduo ese proceso. Si uno habla de la militancia en general, comparto que eso de los jóvenes solamente para pintar carteles por suerte es un concepto que está desapareciendo, pero está desapareciendo debido a una lucha; eso sí que no ha sido espontáneo.
FM: Además, esta renovación de edad nos da cierta responsabilidad a nosotros como jóvenes, porque ya no tenés esa tríada de Mujica, Astori y Tabaré, que a uno lo dejaba más tranquilo; ahora depende de vos. Creo que también es una responsabilidad nuestra al momento de salir a militar.
MC: Un antes y un después en este proceso fue el No a la Baja. Fue un planchazo de las juventudes y una forma de decir: “Este es nuestro espacio”. Allí se generaron muchísimos y muchísimas referentes jóvenes. El No a la Baja fue una campaña muy juvenil, en el sentido de que fortaleció mucho más el impulso de la participación juvenil en muchos sectores, no únicamente en el político-partidario.
El rol de los jóvenes en la campaña por el No a la Baja fue clave para que no se implementara la baja de la edad de imputabilidad. ¿Cómo ven que viene la campaña contra la reforma constitucional que impulsa Jorge Larrañaga desde el Partido Nacional?
MC: Es más complicado. En primer lugar, por los tiempos. El tiempo durante la campaña del No a la Baja fue larguísimo. Nos dimos el lujo hasta de cambiar de estética, tener consigna, un grupo, coordinaciones. En este caso hay mucho menos tiempo. Ya hay una coordinadora funcionando en Montevideo y en otros departamentos, por suerte. El panorama es más complejo. Hay un tema que se suma, y es que antes y después de la campaña anterior, los medios de comunicación que defienden más los intereses de sectores de derecha han bombardeado re zarpado a la población en temas de seguridad. En la calle te dicen: “Firmá por vivir sin miedo”, y entonces es obvio que uno va a firmar por más seguridad. Hoy se va armando una campaña para llevar la discusión sobre seguridad a distintos lugares del país en la que, una vez más, el impulso de esto estamos siendo los jóvenes, porque el FA aún no se ha posicionado, así como otros espacios de militancia social tampoco lo han hecho. Nuestro empuje en esos espacios de coordinación y participación va a hacer que empiecen a posicionarse actores que van a tener otro peso en cuanto a la campaña. El PIT-CNT, el FA, la Universidad de la República son distintos actores que tendrían que posicionarse y empezar a discutir.
LZ: Es un tema que está bueno que sea tomado por toda la sociedad civil organizada, por todos los partidos políticos. Es una propuesta absolutamente demagógica, sin dudas, pero el tema es que nuestra propuesta debe ir mucho más allá de que la derecha nos marque la agenda. O sea, tenemos que seguir debatiendo y profundizando sobre qué sociedad queremos. Tenemos que entender que la sociedad tiene algunas demandas específicas y hay que escucharlas. Tampoco podemos ir con nuestro discurso, ya sea del hombre nuevo o la mujer nueva, porque hay cuestiones terrenales que la gente demanda y está bueno escucharlas y hacer cosas al respecto. Tenemos que proponer sobre seguridad y no caer en lo que Larrañaga o los partidos tradicionales nos marquen.
JS: Para empezar, me parece que la forma en que hay para abordar esto es sumarnos a las coordinadoras que ya existen, porque trascienden lo sectorial y lo partidario. En la campaña por el No a la Baja había un grupo de blancos wilsonistas. Me parece que es por ahí el camino, tenemos que salir de las casillas de lo sectorial o de lo políticamente partidario. Después es como dice Lucía: el debate tiene que ir por otro lado, no solamente hacer una campaña que contraataque lo que ya está, porque es una campaña muy engañosa la que están llevando: si a la vecina de mi barrio le dicen “firmá por más seguridad”, seguro va a firmar y es totalmente válido, porque ¿quién no va a querer seguridad? El tema es que eso no es más seguridad, es otra cosa, y hasta diría que es lo contrario a más seguridad. Tampoco la idea es caer a mi barrio, en Fray Bentos, a decir: “Esto es seguridad y esto no”. Es una construcción colectiva, en la que tienen que participar muchos actores.
La izquierda y el feminismo
Zapata celebra que el 49º Congreso Ordinario del Partido Socialista se va a llamar “Paulina Luisi #Socialismo y Feminismo”, aunque la decisión no estuvo “exenta de debates, y eso también está bueno decirlo”. Para ella, la izquierda a la que el FA tiene que aspirar no debería entrar en contradicción con el feminismo. “Tenemos que derribar un sistema opresor de los vulnerables y las vulnerables, y ahí estamos las mujeres. Vivimos en un sistema que es patriarcal, capitalista e imperialista, con un montón de características que oprimen. Entonces la lucha debe ser conjunta. Sin duda que ha habido muchísimos avances, pero todavía nos siguen matando. Quizás nosotras, las militantes de izquierda, vivimos en cierto mundillo, pero si vas al interior –yo soy de Tacuarembó– y caés con el discurso feminista, el que estamos acostumbradas a reproducir, pasan un montón de cosas”.
“Hay que interpelar al FA y meter el chip de que las cosas están cambiando”, dice Sierra. Cuenta que el MPP tiene el Frente por la Equidad de Género Violeta Setelich, que es un espacio para dar estas discusiones, con una impronta más territorial. “Tenemos que llegar a las mujeres y mostrar que hay cosas que están viviendo que no son normales y que por más de que las tengan sumamente naturalizadas no están bien. Tenemos que salir del ámbito del micromundo político-partidario, que es totalmente válido, porque se necesitan construir cosas desde ahí, pero tiene que haber una militancia territorial fuerte”. Para ella, en el FA existe una “voluntad política” de los sectores de incorporar a las mujeres a los espacios de decisión. “Más allá de la paridad, en el interior, por ejemplo, si no hay una mujer que encabece la lista es muy difícil que salga diputada”, cuenta. Zapata agrega que el desafío también es mantener los avances, y evitar un retroceso. “Si bien es menos difícil que lleguemos a lugares de decisión, después, para mantenerse ahí, hay que soportar las lógicas machistas que siguen existiendo, incluso en la izquierda. No es fácil, hay que seguir luchando”.
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