El 14 de enero, Iván Duque, presidente de Colombia, hizo pública su intención de sustituir a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) por un nuevo organismo de integración regional denominado Prosur. Algunos países del Grupo de Lima –Argentina, Brasil, Colombia, Perú, Chile y Paraguay– abandonaron la Unasur en 2018. Duque aseguró que Prosur, “más que una organización burocrática o al servicio de un gobierno particular, será un organismo de coordinación suramericana” en “defensa de la democracia, la separación de poderes y la economía de mercado”.
Otro firme impulsor de Prosur es el presidente chileno, Sebastián Piñera. Esta semana dijo en conferencia de prensa que Prosur será “un foro para el desarrollo de América del Sur”, “libre de ideologías” y sin “burocracia”. Afirmó que sólo podrán ingresar a Prosur países que cumplan con “la vigencia plena de la democracia y del Estado de derecho y el respeto pleno a las libertades y derechos humanos”. “Está excluido solamente Venezuela, porque Venezuela no cumple”, añadió.
El respaldo de Piñera a Prosur le está generando problemas internos en su país: los ex cancilleres Juan Gabriel Valdés y Heraldo Muñoz rechazan la propuesta y el actual canciller, Roberto Ampuero, está citado al Parlamento para dar explicaciones sobre la iniciativa. Muñoz escribió en Twitter que el nuevo organismo tendrá un “signo ideológico conservador” y que “la región no requiere más burocracia e ideologismo, sino instancias amplias y ágiles de coordinación para la acción”. “Lejos de comprender los enormes desafíos internacionales de la región, Piñera propone reemplazar a Unasur con otra liga de derecha. Otra ruptura con la política exterior de integración latinoamericana que caracterizó a Chile”, lamentó en tanto Valdés.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado y ex canciller chileno, José Miguel Insulza, cuestionó que se estén “cambiando las reglas de la política internacional” que históricamente ha seguido Chile, según informó el diario La Tercera el martes. Insulza dijo que el nuevo bloque “nace dividido” y que “hay que estar de un lado o del otro para estar en Prosur”.
La reticencia de Brasil
Para el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva la Unasur fue un proyecto estratégico que consolidaba el liderazgo de ese país en la región. El organismo nacido en 2008 cumplió un papel fundamental en reducir tensiones durante la crisis entre Colombia y Venezuela en 2010, y se constituyó en un ámbito de intercambio entre los países en diversas áreas, con la constitución de los consejos de Defensa, Economía y Finanzas, Infraestructura y Planeamiento, Cultura, Educación, Salud, Energía, Seguridad Ciudadana y Drogas.
Para Julián González, politólogo especialista en defensa, si bien es cierto que la Unasur surgió en un momento de gobiernos progresistas en la región, también lo es que no lo integraron sólo gobiernos de izquierda. “Se le hicieron muchas concesiones a Colombia para que se integrara. En realidad, lo que se puede decir [de Unasur] es que había un gran diseño estratégico respecto de las relaciones internacionales, se apuntaba a que América del Sur jugara un rol central en un proceso de transformación de las relaciones internacionales”, consideró. En cambio, evaluó que sí existe un “sesgo ideológico” en Prosur, que se conforma “para mantener afuera a Venezuela”. “Y plantean que esa postura neoliberal y de derecha no es ideológica, que es apolítica”, cuestionó.
La Unasur mantiene su sede en Ecuador, pero en 2017, tras la salida del último secretario general, Ernesto Samper, el organismo quedó acéfalo y no hubo voluntad política para designar a un nuevo titular –para elegir secretario general deben ponerse de acuerdo todos los países que integran el bloque–. En 2018, las perspectivas de reactivar el funcionamiento del organismo se diluyeron con el alejamiento de la mitad de los países que lo integran.
Si bien Brasil forma parte del Grupo de Lima y ha tenido sintonía con Colombia, Chile y Argentina, por ejemplo en cuanto a la posición sobre Venezuela y al alejamiento de la Unasur, en la reunión técnica sobre la conformación de Prosur realizada hace dos semanas atrás mostró su “reticencia” a la iniciativa, dijeron a la diaria fuentes de la cancillería uruguaya. “Brasil planteó sus dudas. Se va a volver a hacer una reunión de técnicos a mediados de marzo y se verá, pero todavía no hay consenso y es probable que la reunión del 23 de marzo no se haga”, acotaron las fuentes. Para el 23 de marzo está prevista una reunión de presidentes de algunos países de la región, convocada por Chile, para presentar formalmente la iniciativa. El presidente Tabaré Vázquez ya anunció que concurrirá.
La posición uruguaya
Como se ha vuelto habitual en los últimos tiempos en el terreno de la política exterior, la posición de Uruguay no es cómoda. El subdirector de Asuntos Políticos de la cancillería uruguaya, Daniel Castillo, asistió a la primera reunión técnica por este tema y Uruguay también estará presente en la segunda. Fuentes de la cancillería indicaron que Uruguay asiste a estos encuentros como lo hace siempre que se propone un nuevo ámbito de integración regional, pero expresaron sus dudas sobre las intenciones de Colombia y Chile, que parecen ser darle un “golpe de gracia” a la Unasur creando “el mismo organismo pero con un signo ideológico distinto”. “Si el enfoque de Colombia y de Chile es simplemente sustituir un organismo por otro porque al otro lo fundaron (Hugo) Chávez y Lula, nos parece una propuesta menor y errada. Si va en el sentido de una mayor integración regional, Uruguay no tiene problemas en aprobar algo así. No tuvo problemas con Lula ni con Chávez y tampoco los va a tener con Duque y con Piñera”, apuntaron las fuentes.
De todos modos, se entiende que a la propuesta todavía le falta claridad como para saber si Uruguay se sumará o no. Mientras tanto, la cancillería sigue “haciendo esfuerzos” para reactivar la Unasur, pero en los últimos meses no ha habido ninguna reunión oficial de ese organismo.
Pronorte
El diputado socialista Roberto Chiazzaro, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Senadores, dijo a la diaria que Duque y Piñera intentan “eliminar los organismos creados por los gobiernos progresistas, proclives a profundizar los procesos de integración regional basados en una complementación productiva”, y sustituirlos por otros “proclives a acentuar la apertura comercial mediante tratados de última generación que faciliten la penetración de las transnacionales con sede en Occidente, buscando desplazar la presencia de China del patio trasero norteamericano”. “Esa organización debería en cambio llamarse Pronorte”, consideró el legislador.
Para el diputado del Movimiento de Participación Popular Daniel Caggiani “es importante que Uruguay esté invitado a la discusión de un grupo que pueda tener participación en la articulación latinoamericana de los principales problemas que hoy existen en la región, como la desigualdad, la pobreza, la posibilidad de amenaza en un conflicto externo, la paz”. “Uruguay es un país bastante chico, que a veces no impone reglas a nivel internacional, y que sea considerado siempre es importante. [...] Después Uruguay analizará si le sirve o no participar”, dijo Caggiani a La República.
Para Julián González, la posición de la cancillería uruguaya tiene “lógica” en su intento de “evitar que el país quede aislado”.