Génesis: “Se creará la Guardia Municipal de Florida para: facilitar la convivencia ciudadana y vecinal; prevenir y atender a las víctimas; velar por el orden y la seguridad en actos y espectáculos multitudinarios; prestar asistencia de auxilio a la ciudadanía; instruir sobre buenas prácticas de seguridad personal”.

Al principio fue el párrafo en el programa de gobierno, despuntado en vísperas de las elecciones departamentales de mayo de 2015, y a pocos meses de haberse cristalizado el acuerdo que Carlos Enciso, entonces aspirante a la reelección, alcanzó con el núcleo local de Vamos Uruguay, liderado por el ex jefe de Policía de Montevideo, el inspector general (retirado) José Pedro Delgado.

Delgado, hasta aquel momento uno de los principales asesores de Pedro Bordaberry en materia de seguridad, había sido insistentemente crítico con las gestiones del Ministerio (MI) del Interior durante los gobiernos frenteamplistas (cuestionó, por ejemplo, la posibilidad de la existencia de sindicatos policiales). A partir del acuerdo con Enciso, Delgado tendría la posibilidad de dirigir su propia Policía.

Sin embargo, el ex policía, que en julio de 2015 asumió el cargo de director general de Administración de la Intendencia de Florida, aclara que él no es el padre de la criatura, aunque sí su tutor.

–La idea fue de Enciso. Yo lo único que hice fue tratar de darle forma, por los conocimientos profesionales que uno tiene –explicó el 7 de febrero, apenas terminado el acto de lanzamiento de la Guardia.

Mientras, a pocos metros, el intendente se subía a un patrullero, con torretas y sirena policial pero ploteado con la misma iconografía que los vehículos de la comuna, para salir sonriente, empuñando el micrófono del sistema de radiocomunicaciones tal como si fuera una urgencia, para que las cámaras registraran esa simbólica primera salida de la recientemente nacida Guardia Municipal (o Policía Municipal). En los hechos, la comuna presentó cinco policías y una camioneta; los primeros gracias a un convenio rubricado con el MI. “Es un sistema, no es algo aislado”, enfatizó Carlos Enciso, e indicó que esos cinco policías –que, divididos en turnos, deberán cubrir 24 horas los siete días de la semana, aunque la meta a corto plazo es duplicar el plantel– y la camioneta, guiada por un funcionario municipal, no sólo estarán recorriendo algunas zonas de la ciudad, atenderán los llamados de los serenos de reparticiones de la intendencia y acompañarán a inspectores de tránsito, sino que, además, actuarán en base a lo que se detecte en el centro de monitoreo de la red de videovigilancia que cuenta con 40 cámaras esparcidas por diferentes puntos de la ciudad.

Señales de humo

“En estos días, cuando te digan que ‘Florida pone en marcha primera guardia municipal’, acordate de que son policías eventuales y que no son los primeros: ya hay 540 desde 2010 (y 130 están en las Intendencias)”, escribió en Twitter, el 5 de febrero, el diputado del MPP por el departamento de Florida, Carlos Rodríguez Gálvez. En su tuit adjuntó una publicación de la Unidad de Comunicación (Unicom) del MI, algo que también hizo el 8 de febrero el senador y ex director general de Secretaría del MI, Charles Carrera, pero con otro texto: “La falsa noticia de la Policía Municipal de Florida queda en evidencia; la mentira tiene patas cortas y esta idea, lejos de ser novedosa, lleva más de 60 años de historia”. Las notas del portal de Unicom difundidas por ambos legisladores fueron publicadas en diferentes contextos, y casi que a modo de respuesta política ante una serie de notas de prensa –e incluso también publicidades de la propia comuna, tanto en medios locales como nacionales–, ubicando la idea de la guardia policial de la Intendencia de Florida en el terreno de lo novedoso. La nota que Rodríguez Gálvez enlazó en febrero de este año había sido publicada en agosto de 2018, días después de que el tema despertara un debate en el marco de una sesión del Congreso de Intendentes, con las consecuentes coberturas de los medios. La difundida por Charles Carrera fue publicada por Unicom el 8 de febrero, es decir un día después de la instalación efectiva de la Guardia Municipal, en medio de la avalancha de notas y publicidades sobre esta en medios nacionales. Las dos notas resaltan lo mismo: que el de los policías eventuales –fuente de la que se nutre el proyecto de Guardia Municipal– “es un servicio que brinda el MI a instituciones que desean contratar efectivos para tareas de seguridad”; que “está compuesto por policías que cumplen tareas de apoyo o prestaciones de garantías a los contratantes, pero responden a la autoridad policial”; que se trata de un servicio permanente y no especial, como sí lo es el 222; y que la figura de policía eventual existe desde hace más de 60 años, con algunas modificaciones a lo largo del tiempo, y que incluso, luego de un período de desuso del servicio, se reflotó por medio de una ley de 2010. “Las oficinas de Eventuales de los diferentes departamentos cuentan con 540 policías desplegados en las diferentes instituciones”, indica el artículo de agosto de 2018, detallando cuántos tienen las diferentes dependencias estatales: la Administración de Servicios de Salud del Estado (201), el Banco República (86), el Hospital de Clínicas (5), el Instituto Nacional del Niño y Adolescente Uruguay (116), el Ministerio del Interior (2) y las intendencias de Colonia, Montevideo, Lavalleja y Treinta y Tres (130); desde febrero de 2019, también la de Florida. “Los policías eventuales reciben la formación normal de la carrera policial (módulo 1 de la escala básica) y una vez que egresan pasan a cumplir funciones en las instituciones que contratan”, explicó, en esa nota, el jefe la Zona Operacional V de la Jefatura de Montevideo, el comisario mayor César Tourn. La diferencia está en el salario de estos policías: no sale del presupuesto del MI, sino que corre por cuenta del contratante. En la parte operativa, “es un policía que tiene el derecho y las obligaciones que prevé la Ley Orgánica Policial, es decir, responden a un mando jerárquico policial y no al contratante, que sí coordina las acciones con el oficial encargado de la Oficina de Servicios Eventuales”, indicó. En la nota de febrero se añade un dato acerca de los requisitos de ingreso: “A diferencia de un policía ejecutivo presupuestado, los requisitos para el ingreso como eventuales son –entre otros– tener entre 18 y 45 años y contar con la enseñanza primaria completa”. Esos cuestionamientos laterales al proyecto de la Intendencia de Florida no fueron los primeros que surgieron desde el MI. De hecho, en marzo de 2018, cuando desde la comuna todavía se exploraban los posibles caminos para aterrizar la idea de una Policía Municipal, el ministro Eduardo Bonomi le tiró un dardo directo al proyecto, aludiendo a su posible insconstitucionalidad. “La intendencia no puede poner en marcha una guardia municipal que tenga como cometido la seguridad. Eso no lo puede hacer, porque no es constitucional. Si a lo que se le llama ‘guardia municipal’ es un equipo que se encargue de cuestiones de tránsito, de cuidar plazas y parques, etcétera, me parece que puede ser un aporte. Pero no le diría ‘guardia municipal’, porque se podría prestar a confusión. Hay países, sobre todos países con otra organización, con estados más independientes o con cierta autonomía, donde existe una policía municipal. Pero eso lo permite su Constitución y se puede hacer; en Uruguay no, no se puede hacer. La Guardia Municipal no es posible”, dijo el ministro a medios locales durante una visita a la Jefatura de Policía del departamento.

Policías, casi como cualquier otro

En el acto de presentación de la Guardia Municipal, el representante del Ministerio del Interior fue el subjefe de Policía de Florida, Ruben Saavedra. Ese día explicó a la diaria que los eventuales que integran la Guardia Municipal “son policías comunes. Tienen derechos y obligaciones al igual que cualquier policía. Portan armas, usan uniforme y tienen las mismas obligaciones que vemos en la calle, con la diferencia de que por el momento no tienen carrera administrativa”.

Saavedra dijo que conoce la experiencia de contratación de eventuales de la Intendencia de Treinta y Tres, que tiene “varios policías contratados. También tienen un vehículo, acompañan a los inspectores y recorren espacios como parques y plazas, y los talleres municipales”. “En este contexto que menciona el intendente, sí sería una novedad”, dijo acerca del aporte que puede hacer el centro de monitoreo a la labor de esos policías contratados por la comuna.

Resaltó, de todos modos, que los efectivos de la Guardia Municipal “van a cumplir netamente funciones policiales por solicitud de la intendencia pero estando monitoreados por un oficial de la Jefatura de Policía de Florida”. De hecho, el trabajo de esa guardia depende en gran medida de “un oficial de enlace de la Jefatura, que coordina con la intendencia las necesidades que ellos tengan”.

José Pedro Delgado –que a fines de marzo de este año renunció a su cargo, argumentando que al quedar instalada la Guardia Municipal su tarea estaba cumplida– enfatizó que, más allá de las experiencias de contratación de policías eventuales por parte de las comunas, en Florida es otro el contexto, y es en ese marco que se insiste en darle forma de Guardia o Policía Municipal. “Esto no es una imaginaria circunscrita a una consigna. Esta guardia va a tener desplazamiento, movilidad, y esa operativa y actividad que imponen el patrullaje permanente que hoy por hoy tiene como definición esta guardia. Al estar circulando por toda la ciudad, no sólo será en espacios públicos”. En tal sentido, “si hay un hecho delictivo o con apariencia delictiva en el que se deba intervenir, ellos son policías y, con las coordinaciones pertinentes con la Jefatura de Policía, van a actuar”. Pero no sería así cuando el hecho de apariencia delictiva se detecte, desde el centro de monitoreo, en la observación que durante 24 horas llevan a cabo los funcionarios de la Intendencia de Florida, cuyo proceso de ingreso a la función pública para cumplir con esa tarea abrió un capítulo aparte, ya que en la lista de ganadores hubo casos de militantes nacionalistas o familiares de notorios simpatizantes blancos que atravesaron un proceso de selección en el cual el grueso del porcentaje del puntaje final dependió de una entrevista ante un tribunal integrado mayoritariamente por funcionarios de confianza del intendente Carlos Enciso.

El encargado del centro de monitoreo de la comuna, el comisario general (retirado) Heber Souza, explicó a la diaria que en caso de que a través de las cámaras un funcionario detecte que, por ejemplo, una persona está saltando un muro para ingresar a una finca particular, “el operario comunica a Jefatura. Después Jefatura, si no tiene móvil para salir de inmediato, le da aviso a la brigada para que concurra a primera instancia”, pero la comunicación nunca será desde el centro de monitoreo hacia la guardia. No obstante ello, si el sereno del camping municipal nota que hay personas generando problemas en ese espacio de la comuna, la comunicación es directa con la Guardia Municipal. Una vez allí, los efectivos de la guardia pueden resolver intervenir –como ya lo han hecho– y llevar a algunas de esas personas hasta la comisaría de la zona.

“Hay una coordinación constante entre el Centro de Monitoreo, la Mesa Central de Operaciones de Jefatura y la Brigada Municipal”, enfatizó Heber Souza, y contó que, desde que empezó a funcionar la guardia, esta ha cumplido fundamentalmente “tareas de control de espacios públicos y prevención de daños en el ornato público y en los predios municipales”, y “ha tenido intervenciones en horario nocturno, por ejemplo cuando hay personas que ingresan a un baño público en estado de ebriedad y se quedan en el lugar”, además de casos en los que ha sido convocada por los funcionarios del camping.

Esa conexión entre el trabajo de los policías eventuales con el centro de monitoreo, que es la que, según Enciso, le da características de “sistema” a la Guardia Municipal y en consecuencia traza una diferencia con las demás contrataciones de policías eventuales por parte de otras comunas, depende en gran medida de que el centro de monitoreo sea propio de la intendencia. Pero para ello fue necesario abortar un proyecto conjunto entre la comuna floridense y el MI. La interrupción la provocó Enciso al bajarse del emprendimiento interinstitucional de instalación de una red de videovigilancia con varias decenas de cámaras y un centro de monitoreo.

“No puedo decir qué fue lo que pasó, porque con la Intendencia de Florida hasta un punto determinado veníamos trabajando en conjunto, como ha ocurrido con otras intendencias”, dijo al canal local TVF, en marzo de 2017, el jefe de Policía de Florida, José Enrique Chavat. “Acá llegó un momento en que la intendencia, no sé si por orden del intendente, resolvió poner cámaras propias”. “Hoy no hay diálogo sobre el tema”, añadió. El sistema de videovigilancia del MI fue inaugurado por Eduardo Bonomi en abril de 2017.

Azul federal

Si se rasca un poco en el discurso de Carlos Enciso cuando echa mano a su condición de apasionado por la historia latinoamericana, no se tarda en atar el proyecto de una policía municipal a una idea de deseos de mayor autonomía para los gobiernos departamentales; es que el padre de la criatura es hombre de color federal. De hecho, cree que sería oportuno que se instale un debate sobre la posibilidad de una reforma constitucional para que los gobiernos departamentales puedan tener fuerzas policiales.

“Si bien somos un país centralista y lamentablemente unitario, creo que igual hay un debate abierto de futuro que podemos dar, entre tantas cosas que se debaten de cambiar la Constitución, sobre que se incorpore la potestad del Policía Municipal, pero no compitiendo contra las potestades del MI, sino en complementación del primer anillo de contención de delincuencia, de conocimiento de la ciudad, de policía ciudadana, de evitar disturbios, de evitar el ataque a plazas o monumentos públicos, aparte de la complementación y ayuda a lo que haga Jefatura y el MI en cada lado”, comentó Enciso a la diaria, apuntando que no plantea que las intendencias “tengan una división narcóticos ni una dirección de delitos complejos u homicidios. Ese es un debate interesante cuando hablamos de descentralizar. Una forma real de descentralización es habilitar la discusión y después la posibilidad de policías municipales; y en los lugares que quieran, porque puede ser con la autonomía de que si hay algún departamento que no la quiera instrumentar, que no lo haga”. “Por supuesto que con una formación unificada, que puede ser la Escuela Nacional de Policía, y con parámetros que pueden ser, por ejemplo, la base de la ley orgánica policial”, añadió.