Juan Andrés Roballo lanzó su candidatura a la diputación por Montevideo con el Espacio 427: una expresión que abarca al Partido Demócrata Cristiano (PDC), pero también a organizaciones e independientes, y apoya la candidatura de Mario Bergara al Senado. El sector que ha ido junto a Alianza Progresista y el Frente Liber Seregni en las últimas elecciones resolvió iniciar una “patriada” y “exponerse electoralmente” en la capital.

Entrevistado por la diaria, el prosecretario de Presidencia planteó que en esta campaña la oposición “da señales de retroceso” en materia de derechos y opinó que “nunca se dialogó tanto” con las organizaciones sociales como en esta administración. En cuanto a la creciente participación de grupos evangélicos en la política, advirtió: “No creo en la manipulación o en la incidencia ilegítima en la libertad de las personas”.

¿Qué los llevó a probar suerte solos?

Es obvio que esto es una patriada. Lo primero que nos motivó fue el compromiso con el Frente Amplio [FA]. Si nosotros entendemos que lo mejor para el país es el proyecto político del FA, entonces hay que actuar en consecuencia. Eso significa que tenemos que buscar la mejor expresión electoral. En el esquema del Frente Liber Seregni [FLS] y la 738 entendimos que no íbamos a tener mayor expresión como proyecto político y electoral. Hay que salir a exponerse electoralmente. Es la única manera de poder sortear lo únicamente romántico y tener efectivamente la chance de ejercer el poder. En este contexto histórico, el PDC entiende que debe dar estos pasos; si bien como organización política veníamos participando en espacios electorales, sentimos que teníamos que asumir protagonismo. Con el FLS y la 738 ya estábamos demasiado subsumidos; no se lograba ver claramente nuestra expresión. Uno no puede, de ninguna manera, tener un discurso y no practicarlo. Si hablamos de renovación, nueva política, procesos de nuevas ideas, hay que salir a ponerlo en práctica.

¿Ese proceso no se estaba dando bajo el paraguas del FLS?

En realidad creo que donde estamos ahora es el mejor lugar para llevar a la práctica la renovación. Con Mario Bergara coincidimos en esas cosas y creemos en lo que está planteando. El esquema que plantea como proyecto político a largo plazo nos estimula. Esto no significa un quiebre ni con el FLS ni con la 738. Obviamente, siempre hay algo de dolor en estas cosas, no lo negamos, pero eso no quita que uno asuma la responsabilidad de iniciar un camino que cree que es el mejor para el FA.

Hablabas de la necesidad de generar un caudal electoral propio y asumir un rol protagónico. ¿Cuál es el diagnóstico que hacés del PDC?

Soy demócrata cristiano, pero ahora paso a ser un candidato del espacio 427 y no sólo del PDC, porque si no sería un disfraz, y no lo es. Hay un montón de personas que se han acercado a este espacio que no entrarían al PDC. Dicho esto, creo que si en este proceso electoral no se tomaban algunos pasos, no sé si el PDC dejaba de existir, pero podía volverse testimonial. No desprecio esto porque, como dice [Héctor] Lescano, la política son los números y la letra, es decir, el aporte conceptual e ideológico. De todas formas, no creo en una organización política que no cubra todo el espectro: el aporte de cuadros, el ideológico y conceptual y el electoral. Si no hay un aporte electoral, falta algo.

¿Cuál es el rol que quiere cumplir este espacio en el FA?

No vamos a inventar la pólvora, pero vamos a rescatar algunas cosas que nos parecen importantes. Nuestra principal tarea es reivindicar la política como la mejor herramienta. Hoy tenemos actores que tratan de mostrar a la política y a los políticos como algo negativo. Lo que la gente tiene que saber es que eso es político. Todos tenemos que participar, todos tenemos que decidir. Me voy a esa raíz del feminismo que dice que lo personal es político para mostrar que todo es político, porque incluso el hogar y la forma en la que se organiza la familia es [un hecho] político. La acusación del verbo “politizar” es política e ideológica. [Juan] Sartori dice que no quiere nada de ideología, que lo importante es trabajar por el país y que, como a él le fue bien en las empresas, entonces le va a ir bien al frente al país, y eso me parece terrible. O está el caso de [Edgardo] Novick despreciando a los políticos. La política es buscar el bien del otro, eso tiene raíz en el humanismo. ¿Qué es lo esencial? El otro. ¿Dónde está bien? En la comunidad. No es el mercado el que resuelve todo. Hoy Uruguay asiste a una instancia de consulta donde se ponen en juego dos proyectos de país. Siento que el FA va a ganar la elección porque las opciones son tan diferentes. No digo que son lo mismo, pero sí que [Ernesto] Talvi y [Luis] Lacalle Pou tienen un mismo proyecto político. Alguno está mejor maquillado que el otro, no lo digo en términos despectivos. Talvi quizás es el que está mejor maquillado, pero uno rasca un poquito y es lo mismo: es esta idea de que el mercado va a venir a resolver todas las cosas. Pero la gente se da cuenta y sabe que el mercado jamás hubiera creado un Plan Ceibal o un Sistema Nacional Integrado de Salud. La gente no es tonta. La gente ya vivió y sabe qué pasa con una u otra opción. Entonces creo que al electorado no le va a costar tomar una decisión.

Sin embargo, los números de las encuestas no muestran un escenario tan alentador para el FA.

Las encuestas pueden mostrar una situación difícil, pero lo vienen haciendo desde el proceso electoral anterior. Con esto no estoy diciendo que las encuestas sean malas o estén en contra del FA, sólo digo que son un dato de la realidad. Todas las semanas voy a reuniones en casas de familia. Es más, un año atrás, cuando fue el boom de los enojados, yo pedía que hubiera enojados en las charlas. ¿Para qué? ¿Para dar cátedra? De ninguna manera, para dialogar. Lo único radical es el diálogo. Claro, en algunos momentos es bravo. Hay veces en que uno tiene que darles la razón a las personas y asumir que no se procedió de la mejor manera, pero [no dudo de] que es el mejor proyecto posible y que hay que dar nuevos y mejores pasos. La gente necesita que haya más diálogo, por eso Tabaré Vázquez nos sacó todos estos años permanentemente al interior. A mí me llama la atención cuando dicen que el presidente estuvo ausente. Fueron 32 Consejos de Ministros abiertos en el interior.

Foto: Mariana Greif.

Foto: Mariana Greif.

¿Te parece errado que se diga que al gobierno le faltó diálogo?

Es que no es verdad. Puedo admitir que el gobierno hizo bien por acá e hizo mal por allá, porque si te dijera que hizo todo bien es mentir. Pero la verdad es que nunca se dialogó tanto con las organizaciones sociales y con la gente común como en los gobiernos de Vázquez. En estos cuatro años y pico de gobierno, los ministros tuvieron más de 4.000 reuniones con todas las organizaciones sociales en todo el territorio nacional, no sólo en Montevideo. Esas reuniones implicaron más de 1.000 compromisos concretos, que ahora tienen 90% de cumplimiento.

Los dirigentes del MPP Yamandú Orsi y Alejandro Sánchez dijeron la semana pasada a la diaria que al gobierno le faltó tender puentes con la oposición y abrir canales de diálogo con la fuerza política.

Desde el gobierno recibimos muchos reclamos y planteos de lo que debimos haber hecho desde distintos lugares y de compañeros, pero nadie dice cuáles son. Hubo acercamiento con la oposición; después, si se debió hacer más o menos es otra cosa. Pregunto cuáles son esos gestos que se reclaman, porque si el tema son los mimos es otra cosa. Vázquez citó al principio del gobierno a todos los partidos políticos para discutir el tema de la seguridad, en una mesa interpartidaria que se reunió por bastante tiempo. Salieron proyectos de ley, medidas, ámbitos de trabajo. Si eso no es diálogo político, ¿qué es? Cuando se creía que podía haber hidrocarburos en Uruguay, Vázquez citó a los ex presidentes y les presentó un proyecto país a futuro. Si eso no es diálogo político, ¿qué es? ¿Quién resolvió directamente el tema del gas? Tabaré Vázquez. No lo resolvió el gabinete, lo resolvió Tabaré, dialogando directamente con el sindicato del gas y con la empresa. El presidente que dicen que estaba encerrado, acabado, que no tiene proyecto, se puso en primera línea y lo resolvió él. Eso fue ahora, hace poquito, y así actuó durante todo el proceso de esta gestión.

Cabildo Abierto (CA), el partido del ex comandante en jefe Guido Manini Ríos, creció en muy poco tiempo. Varios dirigentes del FA han dicho que están dispuestos a negociar con CA. ¿Te parece que sería acertado?

Hace un rato dije que la radicalidad es el diálogo, entonces por supuesto que estoy de acuerdo. Se tiene que dialogar con todo el mundo que está en el sistema. Claro, no se puede renunciar a determinados principios y valores. En el diálogo hay un límite, y el límite son los principios y valores. Por ejemplo, el rol de las Fuerzas Armadas puede ser un límite, la agenda de derechos puede ser un límite. Manini decía que él eventualmente podría proponer derogar la parte recreativa de la ley de regulación del cannabis, entonces ahí puede haber diálogo, pero nunca va a haber acuerdo. Lo mismo con la agenda de derechos: no hay un punto de la agenda de derechos que el FA y nuestro espacio 427 entiendan que se pueda revisar. En derechos no se retrocede. Y toda la oposición claramente da señales de retroceso en distintos puntos. Lo presentan como matices, pero, en definitiva, es empezar a perforar la agenda de derechos.

En estos días, el candidato blanco Luis Lacalle Pou propuso impulsar una “agenda provida”, que implica promover la “paternidad responsable” hasta fomentar políticas de adopción para desestimular el aborto. ¿Qué te parecen sus propuestas?

Todas las medidas que ofrezcan posibilidades a las personas me parece que están bien. No sé cuál es el verdadero alcance de eso. Quizás hay algunas etiquetas que uno no sabe bien hasta dónde llegan. En lo que a nosotros respecta, entendemos que en materia de salud sexual y reproductiva, por ejemplo la ley que despenalizó el aborto, no se puede cambiar en este momento, salvo para generarles más opciones a las personas que se ven ante esta situación difícil, pero no se puede retroceder en derechos.

¿Cómo ves el crecimiento de los grupos pentecostales y su vínculo con la política?

Creo en la libertad y en la integración. Lo que no creo es en la manipulación o en la incidencia ilegítima en la libertad de las personas. Tampoco creo en los intereses corporativos en busca de espacios de poder. Entonces, si mañana me hablan de una organización política que quiere acceder al gobierno pero en realidad es el partido militar, no me parece bien. Si mañana me hablan de la bancada evangélica, tampoco me parece bien. Creo que ahí hay un límite y es la libertad de la persona. Si a una persona la manipulo desde el punto de vista religioso, para condicionar su voto, entonces estoy afectando su libertad, porque el fenómeno cultural de lo religioso tiene una incidencia en la persona, en su vida, en sus relaciones, en sus miedos y esperanzas. Me parece que es peligroso.

Ya hay presencia de evangélicos en el Parlamento. ¿Te preocupa que se consolide una bancada evangélica en estas elecciones?

Uruguay tiene una cultura que hace eso un poco difícil. He visto con preocupación que Rivera tuvo los índices más altos de acompañamiento al prerreferéndum para derogar la ley trans. Eso implica una incidencia importante de estas organizaciones. Y es importante, porque va más allá de la bancada evangélica. Hubo incidencia en las personas para derogar una ley que básicamente otorga derechos y genera mejores condiciones a un colectivo que claramente está discriminado y afectado. Desde ese lugar, con un contenido religioso, se incidió en lo que piensan las personas. Eso es preocupante.

Otras drogas

Hace unos días, el ministro de Defensa Nacional, José Bayardi, instaló el tema de la regulación de la cocaína al decir que era partidario de legalizar esa droga a nivel global. Sobre esta propuesta, Roballo explicó que el ministro planteó que regular o legalizar la cocaína a nivel global puede desestimular el narcotráfico y el crimen organizado.

El prosecretario de Presidencia dice que en Uruguay no existe “ninguna condición” para seguir el mismo camino que se siguió con la marihuana, pero sostuvo que “si mañana los países consumidores de cocaína llegan a una solución de este tipo, que incluye también a los países productores, creo que podría ser un camino de eliminar el narcotráfico y minimizar los efectos negativos que tiene el uso de la cocaína”. A nivel global, Roballo explicó que hay países consumidores –mayoritariamente los del norte– y países productores que deberán “tomar alguna medida eventualmente”. “No hay producción si no hay demanda. Si no hay una solución que atienda la demanda y la producción, no se va a resolver nunca el problema”, afirmó.