“Ponemos a usted en conocimiento respecto de las áreas de alta preocupación de la Institución en el contexto de Emergencia Sanitaria por Covid-19”, se señala en el documento entregado al nuevo presidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Pablo Abdala, por parte del directorio.

Los hogares de 24 horas son uno de los puntos en que se hace énfasis en las “consideraciones urgentes” del Comité Nacional de Emergencia. “Solicitar apoyos logísticos y de recursos humanos para las contingencias que se pueden presentar en los distintos puntos de atención de 24 horas de INAU, dado que los y las trabajadoras que cubren los turnos de trabajo han comenzado a certificarse, lo cual requiere de una estrategia de contingencia que de profundizarse necesita el apoyo intersectorial”, se lee en el texto.

En la actualidad, 2.493 niños, niñas y adolescentes viven en los centros residenciales. Los servicios de 24 horas se mantienen abiertos, no así los de horario parcial, como los Centros de Atención a la Infancia y la Familia (CAIF), clubes de niños, centros juveniles, casas comunitarias, centros Siempre y los espacios de educación y cuidados para hijas e hijos de estudiantes. “La dificultad importante es la cantidad de certificaciones médicas de los funcionarios del instituto”, señaló una fuente que trabaja con el INAU.

Según Fernando Rodríguez, aún vicepresidente de INAU –hasta que terminen las designaciones entrantes en el directorio–, las certificaciones actuales equivalen al doble de las habituales. “Hay una mayor predisposición a certificarse por los síntomas de Covid-19. De repente antes si alguien tenía resfrío no se certificaba, pero hoy sí porque aumenta la precaución de los propios funcionarios y los directores de los centros”, explicó Rodríguez. Marisa Lindner, la presidenta saliente, especificó a la diaria que el número sobrepasa los 600 y abarca sólo a los funcionarios públicos, porque el relevamiento de las personas que trabajan en los centros residenciales por convenio aún no está realizado.

Dada la circunstancia, y en el marco de la emergencia sanitaria, el directorio llamó a un Comité de Emergencia, que está funcionando día por medio o cada 72 horas. Hasta el momento han transcurrido cinco reuniones, y en esta última se incorporó el nuevo presidente, que asumirá oficialmente el 1º de abril. Además del por el directorio y la alta conducción del organismo, el comité está integrado por representantes de las Organizaciones de la Sociedad Civil, del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza Privada y del Sindicato Único de Trabajadores del INAU.

Rodríguez aseguró a la diaria que las certificaciones, por ahora, están cubiertas. La medida principal: trabajadores de los centros parciales fueron trasladados a hogares de tiempo completo. Por otro lado, dijo que “se está trabajando sobre los administrativos, directores, coordinadores y una lista muy importante de voluntarios para cubrir todos los escenarios posibles, incluido el de máxima faltante de educadores de tiempo completo”.

Sin embargo, desde la Universidad de la República (Udelar) se está trabajando en un protocolo para que los funcionarios del INAU aborden, en principio, a la población de cero a cinco años, ya que, según dijo a la diaria una fuente de la Udelar que brinda servicios a la institución, las necesidades básicas transversalizadas por la pandemia “no se están cumpliendo” y los trabajadores no tienen la formación suficiente para afrontar esta nueva situación.

Propuestas

“Estamos altísimamente preocupados por la situación del INAU; es un servicio sumamente complejo con un sistema altamente descentralizado y tercerizado, y esto requiere un alto nivel de coordinación y de control que no hemos evidenciado”, insistió la fuente de la Udelar consultada.

Según sostuvo, el rector de la universidad, Rodrigo Arim, solicitó a las distintas áreas de la Udelar la elaboración de propuestas de accionar en el marco del coronavirus para los servicios relacionados con cada área. Las propuestas para el INAU que elabore el equipo universitario pretenderán “contemplar lo básico”, porque se considera que necesidades primarias, como higiene, alimentación y medicación, no están siendo cubiertas.

“La propuesta es ir paso a paso hasta llegar a los adolescentes. Por ahora, como sabemos que los niños no están siendo cuidados por quienes deberían cuidarlos, serán propuestas dirigidas hacia los niños, pero que reboten en la persona que los esté cuidando”, aseguró la fuente. La preocupación planteada desde la Udelar radica particularmente en la “falta de capacitación de los funcionarios en esa franja etárea” y en la “ausencia de las jefaturas y los mandos medios” debido a las certificaciones.

Lindner explicó que se ha estado trabajando para que los niños de cero a cinco años estén el menor tiempo posible en los residenciales y puedan ser trasladados a casas de acogida. Aseguró además que “en la medida de las posibilidades, los funcionarios de CAPI [Centros de Atención a la Primera Infancia] son los trabajadores por ahora voluntarios que están cubriendo los centros de primera infancia”. En la misma línea, Lindner dijo que quienes trabajaban en los centros juveniles son los voluntarios que trabajan con los adolescentes, “y si esta lista se agota hay que buscar otras alternativas” que están siendo tratadas.

“Le estamos haciendo planteos al Ministerio de Desarrollo Social, al Ministerio de Salud Pública y al Ministerio de Trabajo porque el INAU no puede quedar solo. Necesitamos asesoramiento”, señaló Rodríguez. Un punto que se discutió en el Comité de Emergencia y se presentó a Abdala es la necesidad de transporte para los funcionarios que deben asistir a los centros educativos, porque a pesar de que disponen de ciertos vehículos, estos “no serían suficientes en un escenario de máximo contagio”, advirtió el jerarca.

Por otro lado, hizo énfasis en que los educadores de la institución “deben tener un perfil muy similar a lo que es la población de salud; nuestros funcionarios de tiempo completo y de las organizaciones sociales que están trabajando con niños exclusivamente deberían también enmarcarse en eso, porque están expuestos a condiciones muy similares a las de los trabajadores de la salud”.

Funcionamiento

A partir de que las clases fueron suspendidas por la emergencia sanitaria, los centros parciales restringieron su horario a guardias de dos personas, no más de tres horas diarias de lunes a viernes, según señaló Rodríguez. Otros equipos están trabajando desde sus casas: “Hablan con el adulto, relevan ciertas necesidades, y también tienen la recomendación de seguir manteniendo el vínculo con el niño”. Desde los primeros días se están ofreciendo viandas a cada uno de los niños, y se tiene la idea de que puedan llegar a ser canastas. Por otro lado, para evitar el movimiento de ir hacia los centros a buscar los alimentos, están evaluando la manera de reforzar la compra para las familias.

Los servicios de 24 horas continúan funcionando pero “con bastante más exigencia de lo normal, porque los niños no están yendo a los centros educativos y tampoco tienen actividades recreativas en espacios públicos”, dijo Rodríguez. Además, según Lindner, se está monitoreando y avanzando en un protocolo en caso de que se necesite realizar atención directa en las casas. Lo mismo para si algún funcionario o niño, niña o adolescente contrae el Covid-19.