Se sabe poco de las acciones del gobierno en materia de política exterior, más allá del esfuerzo del canciller Ernesto Talvi por repatriar a uruguayos varados en otros países y el resonado episodio del crucero Greg Mortimer. Talvi acudió a la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Representantes el 6 de mayo, pero por cuestiones de tiempo el único tema que abordó en profundidad fueron las acciones tomadas a raíz de la pandemia. “Como se imaginarán, todo lo que les vamos a relatar tiene que ver con la gestión de la pandemia porque, básicamente, sin descuidar ningún otro aspecto del ministerio, es en lo que hemos concentrado nuestros desvelos y esfuerzos”, argumentó el canciller, según consta en la versión taquigráfica. Los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores tienen órdenes de no hablar con la prensa, y desde la oficina de prensa de la cancillería comunicaron a la diaria que no darán entrevistas, pero prometieron que se podrá conocer la posición del ministerio sobre distintos asuntos cuando sus autoridades concurran la semana próxima nuevamente a comisión del Parlamento.
Desde la asunción del nuevo gobierno, el 1º de marzo, los comunicados de prensa oficiales de la cancillería que no refirieron a la pandemia son escasos. En materia comercial, se informó sobre la habilitación para exportar cítricos a Vietnam y sobre el retiro de Argentina de las negociaciones del Mercosur. En cuanto a la inserción regional, se anunció el retiro de Uruguay de Telesur, del Banco del Sur y de la Unión de Naciones Suramericanas, “bajo el principio de no integrar uniones basadas en afinidades ideológicas”.
“No nos vamos a alinear con nadie, sino que vamos a definir nuestra política con base en nuestros intereses”; “nadie nos llama para marcar nuestra política”, dijo Talvi en la Comisión de Asuntos Internacionales. Quizás el giro más notorio hasta el momento en materia de política exterior haya sido el anuncio del apoyo de Uruguay a la iniciativa de Estados Unidos “para una salida política en Venezuela” y el regreso del país al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un acuerdo de defensa que funciona en el seno de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
En un gesto significativo, a un tiempo que anunció el regreso al TIAR, Talvi informó que su primera misión oficial como canciller sería en la Asamblea General de la OEA el 20 de marzo, fecha en la que se reeligió a Luis Almagro como secretario general del organismo. Aunque finalmente Talvi canceló su visita a raíz de la pandemia, saludó la designación de Almagro en redes sociales: “Es una excelente noticia para las Américas, para el Uruguay. Y para la democracia”, escribió en Twitter.
Uruguay había iniciado el proceso de retiro del TIAR en setiembre de 2019. Según la justificación que esgrimió entonces el canciller Rodolfo Nin Novoa, la decisión estuvo motivada por la resolución del TIAR de habilitar una intervención militar en Venezuela. El organismo dispuso que se podrían “utilizar todas las medidas” para “perseguir, capturar, extraditar y sancionar” a actuales y antiguos funcionarios del gobierno venezolano vinculados con hechos de corrupción, violaciones de los derechos humanos u otros actos delictivos. Nin Novoa argumentó en su momento que “Uruguay jamás se prestará para justificar acciones de esta naturaleza”, que están por fuera del derecho internacional.
En un comunicado de prensa, la cancillería actual justificó su decisión de regresar al TIAR: “La nueva gestión entiende que el retiro del TIAR (proceso iniciado el 24 de setiembre de 2019) debilitaba el sistema interamericano y privaba a nuestro país de hacer sentir su voz en ese ámbito de asistencia recíproca en materia de defensa colectiva y de seguridad hemisférica”.
Mercosur comercial
“Se vienen otros tiempos, tiempos de activas negociaciones bilaterales y regionales, que nos permitan modernizar el Mercosur hacia adentro, para potenciar el comercio y las cadenas productivas, e impulsarlo al mundo, para que cumpla el rol para el que fue creado: un regionalismo abierto, una plataforma ágil que potencie a sus miembros”, prometió Talvi en su comparecencia ante la comisión de Diputados. La “modernización” del Mercosur pasa por eliminar el obstáculo que impide a los países negociar acuerdos bilaterales sin la anuencia de los demás: la resolución 32/00 del Consejo Mercado Común. Pero todavía no está claro qué fórmula se adoptará en su lugar. Tras su reunión con el canciller brasileño, el 15 de febrero, antes de asumir, Talvi sostuvo: “Vamos a negociar todos juntos, pero nos vamos a dar ciertos elementos que permitan flexibilidad”.
En los últimos años, el funcionamiento de los organismos del Mercosur ha sido irregular. Más allá de las sesiones del Parlasur, de escasa incidencia, el Mercosur ha ido decantando en un bloque centrado en aspectos comerciales. Las comisiones vinculadas con asuntos sociales y culturales del Mercosur no han sesionado en los últimos dos años. La comisión de Coordinación de Ministros de Asuntos Sociales del Mercosur, por ejemplo, no se reúne desde 2018. En cambio, continúan funcionando los organismos comerciales: la Comisión de Comercio tuvo dos reuniones en abril, y también hubo recientemente sesiones de la Comisión de Aranceles y de la Comisión de Asuntos Aduaneros y Facilitación del Comercio.
Uno de los principales interrogantes de la gestión actual en materia de política exterior es si el gobierno de Luis Lacalle Pou pedirá el ingreso de Uruguay como miembro pleno a la Alianza del Pacífico. En una entrevista con el diario El País, el 17 de junio de 2013, Talvi, en aquel entonces director del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES), opinó que Uruguay debería dar ese paso. A principios de marzo, en una noticia publicada por el sitio web de Presidencia de la República, Talvi afirmó que debería realizarse un acuerdo entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico que recupere el “espíritu” del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Problemas de representación
Por otra parte, debido a la pandemia y a la complejidad de las negociaciones a la interna de la coalición gobernante, las designaciones de embajadores en lugares clave están demoradas. Las designaciones políticas de las misiones en el exterior quedan sin efecto a los 90 días de haber asumido una nueva administración. Esa fecha se cumplió ayer. Las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores enviaron un proyecto de ley, que fue aprobado por el Parlamento, para disponer una prórroga para 17 designaciones políticas en misiones en el exterior que están actualmente en funciones, debido a la pandemia. “Lo único que estamos solicitando, sólo por este año y nada más que por este año, es una prórroga, porque eso cae de golpe; entonces, el embajador que tenemos allí no puede volver y tampoco podemos mandar a uno nuevo. De esta forma, se evitaría que quedaran en un limbo, que ocuparan ilegalmente la sede y el domicilio de la embajada. No podemos caer en un vacío normativo. Solamente estamos reaccionando ante la necesidad que nos impone la pandemia”, argumentó el canciller en comisión.
Esta solución, sin embargo, no puede aplicarse en algunas representaciones. El embajador ante la OEA cesó en sus funciones en diciembre de 2019, y actualmente está al frente de la representación el encargado de negocios, Fernando Sotelo. Ese lugar es clave, no sólo por el rol que en los últimos años ha adoptado la OEA a nivel regional, sino por la decisión de Uruguay de regresar al TIAR. Sotelo confirmó a la diaria que se han realizado reuniones del TIAR en las últimas semanas, pero se excusó de informar sobre los temas de conversación de esos encuentros.
Este jueves Búsqueda informó, citando a fuentes del Poder Ejecutivo, que el polifacético ex legislador colorado Washington Abdala, que otrora se autodenominó “soldado del Foro Batllista” y tras su salida del Parlamento incursionó en el stand up, será designado para ese cargo. Sin embargo, no se trata de un desconocido para la OEA: desde 2018 trabaja como asesor de Luis Almagro.
Otra embajada clave, la de Estados Unidos, también está vacante, y todavía no se conoce quién sucederá a Carlos Gianelli al frente de la representación. Gianelli llegó el 23 de febrero a Uruguay para arreglar algunas cuestiones vinculadas a su próximo retorno al país, y cuando quiso volver a Estados Unidos se declaró la emergencia sanitaria y se suspendieron los vuelos, por lo tanto quedó varado aquí, según explicó a la diaria el –hasta ayer– embajador ante Estados Unidos.
Gianelli alegó que, al haber abandonado sus funciones en febrero, ya no le corresponde acogerse a la prórroga aprobada por el Parlamento, y por lo tanto actualmente la titularidad de la embajada de Estados Unidos está vacante. Por el momento, Gianelli no sabe quién será su sucesor. Pidió una entrevista con Talvi pero no se la otorgaron, alegando que estaba muy ocupado atendiendo la pandemia. En cambio, habló por teléfono con el director general de Secretaría del ministerio, Diego Escuder. En estos últimos meses, “el movimiento de la agenda diplomática ha sido prácticamente nulo en Washington”, aseguró Gianelli.