El XIV Congreso del PIT-CNT será el próximo mes y las distintas corrientes comenzaron las negociaciones sobre la conducción de la central obrera y sus lineamientos a futuro. La salida de Fernando Pereira de la presidencia abrió distintas posibilidades para la conducción: mientras algunos sindicatos entienden que es necesario repetir la tríada presidencia-vicepresidencia-secretaría general, otros consideran que se debe retornar a las figuras de los coordinadores.
Otro de los nudos de la discusión será el rol del PIT-CNT en los próximos años y el debate en torno a su caracterización como parte del “bloque social y político de los cambios”, una discusión que se dio en congresos anteriores y que se retomará en la instancia de noviembre, pero en esta oportunidad con el agregado del cambio de signo político del gobierno y el resultado de la campaña para someter a referéndum 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC).
La representación de mujeres y jóvenes en las sillas del Secretariado Ejecutivo también será uno de los temas presentes de cara al congreso. En 2003, en el Congreso VII, se aprobó la creación de una cuota de género que dejó sentado que al menos 30% de los cargos de dirección y negociación colectiva fueran destinados para mujeres. El nuevo Secretariado Ejecutivo elegido en 2018 contó con cinco integrantes mujeres de 15, más una representante de la Comisión de Género y Equidad y otra del Departamento y el Departamento de Jóvenes, que tienen voz, pero no voto. Si bien la representación alcanzada al momento es considerada un logro, varias mujeres sindicalistas sostienen que es necesario “ir a más” y superar las contradicciones existentes en la representatividad a la interna del movimiento sindical.
Conducción: presidencia o coordinadores
“Entiendo perfectamente que muchos compañeros y compañeras no estén de acuerdo”, pero “siempre nos encontraremos ahí donde nos sentimos cómodos, en las calles, detrás de las luchas populares”. Con estas palabras, a mediados de setiembre, Pereira anunció que dejaría la presidencia de la central sindical para convertirse en uno de los precandidatos del Frente Amplio (FA). Su salida anticipada reavivó el debate sobre la conducción de la central sindical, que será uno de los temas a negociar entre las corrientes.
Desde la corriente mayoritaria, compuesta por Articulación e integrantes del Partido Comunista, consideran que es necesario mantener las figuras de la dirección actual. “La palabra ‘coordinador’ lo dice: para adoptar una medida tenés que coordinar con otros. El presidente, el vicepresidente y el secretario no tienen que coordinar. En cambio, con las figuras se tiene una mayor libertad de acción, aunque de todas formas las resoluciones tienen que salir por acuerdo”, dijo una fuente de la corriente mayoritaria. Los nombres que se manejan, al momento, en la corriente mayoritaria para la presidencia son los de Marcelo Abdala, actual secretario general, y Fernando Gambera, dirigente de la Asociación de Bancarios del Uruguay. También suena el nombre de Elbia Pereira, secretaria general de la Federación Uruguaya de Magisterio, para la vicepresidencia.
En tanto, el dirigente de la Confederación de Organizaciones de Funcionarios del Estado José Lorenzo López, que integra la corriente En Lucha, manifestó otra posición respecto de la conducción y opinó que la modalidad debe cambiar. A su juicio, la figura de los coordinadores –que funcionó hasta 2018– generaba una mayor flexibilidad a la hora de tomar decisiones y era una forma de democratizar el Secretariado Ejecutivo. No obstante, señaló que su corriente no quiere “imponer” el cambio, porque entiende que se trata de una “fracción minoritaria”, pero les parece que es importante “valorar esa posibilidad para evitar algunas situaciones como las que han sucedido últimamente, por ejemplo, con Fernando [Pereira]”, en referencia a su ida al FA.
En la misma línea se posiciona la corriente de la Coordinación de Sindicatos o “grupo de los ocho”. El dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadoras y Trabajadores de la Enseñanza Privada (Sintep) Sergio Sommaruga sostuvo que es necesario volver al modelo de coordinadores porque las figuras de presidente, vicepresidente y secretario general no son “figuras estatutarias”, son “creaciones políticas”. Además, señaló que, a su entender, son cargos que “propician la sobrerrepresentación”, por lo que considera que la opinión personal del presidente pasa a ser la del movimiento sindical en su conjunto. “Esto ha traído problemas de unidad, porque tiene una diversidad muy importante”, apuntó.
Lista única o elecciones
La intención de las distintas corrientes a la interna del PIT-CNT es acercar posiciones para ver si es posible un acuerdo político para la integración de la Mesa Representativa o es necesario ir a elecciones. “En términos generales todo indicaría que hay espacio todavía para llegar a un acuerdo y terminar en lista única y que no haya elecciones”, adelantó el presidente de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys), Fabio Riverón, que integra la corriente mayoritaria, pero acotó que la posibilidad de generar acuerdos “más grandes” se dará cuando se presenten los documentos.
Uno de los temas que divide aguas dentro de la central sindical es su rol como parte del “bloque social y político de los cambios”. En el documento borrador de la corriente mayoritaria, que detalló el jueves Búsqueda y al que accedió la diaria, se plantea que en la campaña contra los 135 artículos de la LUC quedó de manifiesto que es necesario avanzar hacia “la unidad sin exclusiones y la amplitud de miradas”, con el movimiento social y los partidos de izquierda, en particular con el FA. “Sin ese método –que es cierto, implicó un tiempo importante de consideración previa a la recolección de firmas y esto muchas veces fue visto como dificultad– no se hubiera llegado al resultado que nuestro pueblo construyó y que cambió radicalmente el escenario”, se sostiene.
En el documento, se señala que en cada congreso se da la “polémica” sobre la estrategia sindical y si es necesario “desarrollar una actuación sólo en un concepto clase contra clase o desplegar una línea que, sin desdibujar su programa, establezca las alianzas más amplias posibles”. Al respecto, se afirma que el proceso que llevó a la recolección de 800.000 firmas contra la LUC muestra la “potencialidad” de entablar “alianzas amplias”. “Está claro que cada una de las organizaciones tiene distintos roles, contradicciones y diferencias, y la misma vida demuestra que el movimiento sindical no es furgón de cola de otros, sino que efectivamente es el que toma la iniciativa”, apunta.
Como referencia se señala el “bloque de poder” de la coalición de gobierno. “Es una coalición de distintos partidos de derecha, con componentes de ultraderecha y algunos elementos fascistizantes, pero en tanto bloque de poder comprende también a empresas trasnacionales y a determinadas organizaciones sociales, como la Cámara de Industria, la Cámara de Comercio, especialmente un movimiento de masas como Un Solo Uruguay, o directamente la Federación Rural y la Asociación Rural del Uruguay”.
En suma, en la corriente mayoritaria se entiende que “ellos también actúan en el cuadro de un bloque político y social, del ajuste radical contra los intereses de las grandes mayorías”; a su juicio, “la acción aislada de la clase trabajadora supone de antemano un camino a la derrota”, por lo que “es pertinente actuar de forma consciente sin perder independencia de clase –muy por el contrario– en el desarrollo de un arco de alianzas amplias”.
Pero la perspectiva de las corrientes minoritarias sobre este punto es diferente. Desde En Lucha tienen una visión crítica sobre la definición de participar en el “bloque político”. Para López, es necesario que exista un “bloque social”, liderado por el PIT-CNT, en coordinación con las organizaciones sociales, pero considera que es un error que ese bloque sea también político. “Creemos que se puede establecer una visión estratégica en determinados momentos, con objetivos en común con una fuerza política, pero no se puede establecer de antemano una visión de bloque”, que a veces genera “determinados compromisos que distorsionan la independencia de clase del movimiento sindical”.
Sommaruga opina que la discusión “no es menor”, porque determina la función social del movimiento sindical en los “procesos de lucha”. Para el dirigente del Sintep, esta definición se une también a la de la figura de los coordinadores, y puso como ejemplo el homenaje que se le hizo a Tabaré Vázquez en febrero de 2020, “sin que lo haya resuelto ningún organismo de dirección, ni la Mesa Representativa ni el Secretariado Ejecutivo”.
“Como la tesis predominante es el bloque histórico y social de los cambios, el movimiento sindical, por primera vez en la historia, le rindió homenaje a un presidente, sin pasar por ningún organismo estatutario. ¿Es el movimiento sindical el que le debe hacer el homenaje a un presidente en ejercicio?”, manifestó Sommaruga, y agregó: “Entonces, en función de esto decimos que hay una función de corte estratégica: ¿somos furgón de cola o sujeto de los cambios? ¿Ejercemos nuestro rol en la independencia de clase o lo hacemos como socio o aliado de fuerzas político-partidarias?”, apuntó.
La representatividad: más jóvenes y mujeres
Abigail Puig, dirigente de la Fuecys e integrante del Secretariado Ejecutivo, resaltó que el próximo congreso se da en un momento de renovación y opinó que es hora de terminar de afianzar algunos cambios: “Hay una generación del PIT-CNT que se está terminando y hay una cuarta generación del movimiento sindical que viene con las banderas históricas sindicales, pero también viene con otros procesos, otras vivencias. Somos hijos de esta época, por tanto, también nos corresponde levantar otras banderas”.
En ese sentido, espera que “así como hay compañeros y compañeras que no quieren retroceder a las figuras de coordinadores o coordinadoras, por considerarlo menos que el presidente, el vicepresidente y la secretaría general, tampoco espero que haya compañeros y compañeras que estén planteando desconocer que la última conformación del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT tuvo entre titulares y compañeras alternas a diez compañeras. Ese es un número importante que nadie debería desconocer”.
Puig recordó que la base es 30% de representantes mujeres como mínimo, y espera que en el próximo congreso se respete esa definición. De hecho, considera que “sería bueno” que hubiera mujeres en los cargos de conducción de la organización sindical, porque “hay compañeras muy valiosas, que están preparadas”.
Tamara García, integrante del Departamento de Jóvenes del PIT-CNT y del Secretariado Ejecutivo, cuestionó que no se incluya a las mujeres en las discusiones previas al congreso. “Las compañeras terminamos viendo discusiones por fuera. Nosotras todo el tiempo tenemos que estar defendiendo lo que pareciera una conquista. Esto se da en el país mismo, cuando tenemos un gobierno de derecha, con fundamentalismos religiosos y conservadores, tenemos que estar defendiendo lo ya conquistado en lo que tiene que ver con la agenda de derechos. Obviamente, eso transversaliza todos los espacios, porque el movimiento sindical no es un espacio ajeno a la sociedad en la que vivimos”, señaló.
“Las sindicalistas feministas venimos planteando estos temas, con un montón de contradicciones a la interna. Nos falta muchísimo para terminar de acordar que las cuotas y las acciones afirmativas son necesarias. Nos queda esa discusión pendiente, porque muchas veces parece que está saldada y después terminan apareciendo otras voces de compañeras que sostienen que tal vez no es la prioridad en este momento”, agregó. “Tenemos que poder tener una representación de mujeres y jóvenes que puedan hacer un poco de eco a esas voces que son eternamente postergadas y silenciadas. Sí, queremos estar en la silla, pero ¿por qué? Porque hay mucho para denunciar”.
Para García, a las mujeres las guía el mismo propósito que a los sindicatos que quieren estar en la Mesa Representativa y el Secretariado Ejecutivo. “¿Por qué quieren estar? Porque entienden que estando en esos espacios su voz va a ser más amplificada, más escuchada y van a poder incidir en la interna del movimiento sindical. Entonces, ¿por qué sería un problema que las mujeres y las jóvenes queramos estar en los espacios? Es lo mismo”, apuntó. Mencionó que en 2018 las mujeres sindicalistas lograron que 80% de los convenios de la negociación colectiva terminaran con cláusula de cuidados. “No quita que los compañeros nos representan, simplemente que en el nivel de prioridades y en los lentes con los que miramos la realidad tenemos percepciones diferentes”, ilustró.
García cree que es fundamental seguir insistiendo en que haya una representación paritaria, transversalizada por la diversidad etaria. “Si Fernando [Pereira] no está más, creo que es tiempo de generar algunos cambios y pensar cómo es que vamos a continuar como organización. ¿Por qué no podemos pensar en algún momento en tener a la primera presidenta del PIT-CNT? Claro, esto lo digo yo, no se está discutiendo. Pero, ¿por qué no?”.