Luis Perico Pérez Aguirre fue un sacerdote jesuita, reconocido defensor de los derechos humanos, que consideraba una práctica “genuina de la fidelidad a la vida”. Luchó contra la pobreza y la desigualdad, por los derechos de las mujeres y de los sectores más vulnerados de la sociedad. Fue autor de más de una decena de libros sobre diversos temas, como educación, pedagogía, teología y la iglesia, con la que fue muy crítico.

Fue acérrimo defensor de la democracia, fundador del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) en 1981. Fue detenido, en más de una oportunidad, y torturado durante la última dictadura cívico-militar (1973-1985). En 1983 protagonizó junto a otros dos religiosos, el sacerdote católico Jorge Osorio y el pastor metodista Ademar Olivera, un ayuno antidictatorial que se prolongó durante 15 días. Además, integró la Comisión para la Paz (2000-2003) creada durante el gobierno del expresidente Jorge Batlle. Pérez Aguirre falleció en 2001, a raíz de un accidente de tránsito en el balneario La Floresta, en Canelones.

La Huella de Perico

Gran parte de su vida, Pérez Aguirre la destinó a La Huella, una granja-hogar para niñas y niños sin familia que fundó en 1975 junto a otros sacerdotes y el grupo de jóvenes Los Castores, en Las Piedras, en el departamento de Canelones. Fue todo un desafío, en época de dictadura, establecer una “forma de vida más comunitaria y solidaria”, cuenta a la diaria Sara Medeiros, cofundadora de La Huella y amiga de Pérez Aguirre por más de 25 años.

Medeiros recuerda los primeros años de La Huella con mucha alegría y nostalgia. “Era bien una granja, con todo lo lindo y terapéutico que tiene el contacto con la naturaleza para los niños. Había tambos y se criaban cerdos”, dice. La Huella funcionaba como “una pequeña polis donde los más pequeños eran siempre los más privilegiados; se repartían los bienes no según quién tenía más títulos y posibilidades, sino según las necesidades”, describe.

Asimismo, destaca que en el hogar las tareas no se dividían según los estereotipos de género de la época, sino que allí “todas y todos trabajaban a la par”: “Podías ver a las niñas ordeñando las vacas en el campo y a Perico cocinando o colgando la ropa”.

Pérez Aguirre se mudó al hogar en 1979. “Vivió de una forma muy atípica a lo que se acostumbraba. En ese entonces, era muy común referirse a ‘la obra del padre Fulano’, ‘la obra del padre tal’ y él iba en contra de eso, era uno más del grupo”, sostiene Medeiros. “Perico viajaba por todo el mundo, pero su felicidad era volver a su rinconcito en Las Piedras donde tenía sus afectos”, dice con añoranza.

Nuevos tiempos

Con el paso de los años, las cosas fueron cambiando. Aumentó la urbanización en Las Piedras, el hogar dejó de estar en un campo alejado, el estilo de vida que habían creado se fue desvaneciendo y se inició un proceso de transformación en un centro educativo, pero las premisas de La Huella se mantienen. Medeiros afirma que Pérez Aguirre “estaría feliz” de ver en lo que se ha avanzado, pero siempre con el propósito de estar al servicio de las niñas y niños vulnerados en sus derechos.

A partir de 2005 se aprobaron “nuevos proyectos” y el hogar pasó a ser un centro de acogimiento familiar con varias modalidades de trabajo no sólo para niñas y niños sin familia, sino para todos los niños de la zona que tengan la “necesidad de acompañamiento”, sostiene la cofundadora. En el predio funcionan el hogar La Huella, el club de niños La Huellita y el CAIF Los Periquitos.

Actualmente 22 niñas y niños viven en el hogar. Estudian en distintas instituciones de la zona –escuelas, liceos, escuelas técnicas de UTU, centros educativos de capacitación y producción, aulas comunitarias– y en diferentes horarios en relación a los que establece el orden del día: el desayuno, el almuerzo, actividades recreativas y la cena. La merienda es un momento de reunión compartido entre todas y todos los integrantes en una mesa grande, donde comparten las experiencias del día. Una vez a la semana hay un espacio de asamblea donde se conversan aspectos de la convivencia.

“El proyecto implica que el niño pasa un tiempo en el hogar –el más breve posible–, se buscan familias amigas con las que pueda compartir experiencias durante ese período, pero el horizonte está siempre en la reinserción de ese niño en su núcleo”, explica Medeiros.

“Perico, hoy”

Después de la muerte de Pérez Aguirre, un grupo de amigas y amigos del sacerdote, preocupados por mantener vivo su pensamiento, conformó la Red de Amigos de Luis Pérez Aguirre.

“Son muchos los temas que Perico trató y que por suerte pudo dejar plasmados en sus obras: toda su reflexión sobre la iglesia, los derechos humanos, ideas políticas, cambio de paradigma social, etcétera”, comenta Medeiros, y resalta “la actualidad” de las ideas y planteos de Pérez Aguirre. “No parece que fueran escritos hace más de 20 años”, agrega. Asimismo, señala que el propósito de la Red es que las ideas de Pérez Aguirre “no se queden en los libros”, sino que se difundan y su figura sea conocida y reconocida.

En ese sentido, las y los integrantes de la Red han impulsado diferentes actividades para que se conozca la obra de Pérez Aguirre. Una de las últimas propuestas es la filmación de un documental sobre la vida del sacerdote. El documental será el eslabón final de un proyecto de Espacio de Formación Integral dirigido a estudiantes de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) en el marco de un convenio entre Serpaj y la Universidad de la República.

La propuesta consistió en llevar adelante un ciclo de seminarios entre mayo y julio de este año, que se denominó “Perico, hoy: la vigencia del pensamiento de Luis Perico Pérez Aguirre”, para que las y los estudiantes se acercaran a la figura de Pérez Aguirre, señaló Medeiros. Los seminarios recorrieron diferentes aspectos de la vida y obra del sacerdote, como derechos humanos y educación, su visión y vivencia de la religión y el cristianismo, el trabajo con niñas y niños en La Huella y la “defensa de las humanas”.

Este sábado, como instancia final del proyecto se realizará una jornada de visita en La Huella, entre las 10.00 y las 17.00, para recordar la figura del sacerdote y recorrer el lugar donde vivió tantos años. Los estudiantes de la FIC visitarán el predio para recabar insumos para el documental, pero también habrá propuestas para el público general que desee acercarse: una visita guiada a las instalaciones del hogar, se presentará la obra Derechos humanos con los pies en el barro: homenaje a Luis Pérez Aguirre, y se expondrán trabajos realizados por las y los estudiantes.