El Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos de covid-19 (Guiad) está a punto de publicar un informe que ratifica la utilidad de las medidas de reducción de la movilidad para frenar los contagios de coronavirus. En base a un análisis de vasta literatura mundial y la utilización de los datos del “Informe de movilidad de las comunidades ante el covid-19” de Google, el estudio logra “poner en contexto” algunas medidas para reafirmar su utilidad.

En diálogo con la diaria, el coordinador del trabajo, el investigador de la Facultad de Psicología Álvaro Cabana, manifestó que el objetivo del informe, que está en etapas finales de revisión, es “poner sobre la mesa el tema de la movilidad” ya que, en su percepción, “los tomadores de decisiones, el poder político y también la opinión pública se han volcado a pensar que las medidas de restricción de movilidad no son efectivas, cuando si uno mira la literatura y la experiencia internacional es más bien todo lo contrario”.

Cabana señaló que “si se aplican bien” las medidas de reducción de la movilidad, lo que significa “en el momento preciso” y con acatamiento de la población, “se restringe el crecimiento de los casos” de covid-19. Sin embargo, explicó, esto no quiere decir que el confinamiento total sea siempre lo ideal para evitar el avance de la pandemia. Cabana recordó que esta fue “la estrategia de contención que usaron China y algunos países de Europa” a inicios de 2020. En esos casos, “esa es la medida fuerte que apagó la primera ola”. Sin embargo, “en algunos casos no estuvo implementada bien a tiempo y como única estrategia es muy mala” porque “el costo” de esta medida “es altísimo”.

Consultado sobre la experiencia argentina, donde se decretaron sucesivas cuarentenas, Cabana respondió que “las medidas funcionaron hasta cierto punto”, pero quizá “la estrategia” fue lo que no anduvo. “Mantuvieron las medidas durante mucho tiempo, y esto genera que la gente de por sí se canse o no pueda cumplir”, dijo a título personal, ya que la investigación no se centra en el caso argentino. Una de las variables que incidieron fue que “Argentina introdujo las medidas más o menos al mismo tiempo que Uruguay”, cuando los casos confirmados de coronavirus eran muchos más que en nuestro país.

En este sentido, el investigador dijo que uno de los objetivos del informe del Guiad es “quitar la idea de que esas medidas no servían para nada, porque en Argentina quizá la gestión no haya sido la ideal”. Uruguay, luego de meses con números saludables en el contexto mundial y regional, sufrió un importante aumento de contagios y muertes que tuvo su pico a inicios de enero. Tomando como referencia lo que hicieron otros países para frenar sus respectivas olas de contagios, el estudio demuestra que algunos con características “similares a Uruguay” optaron por reducir la movilidad, sea obligatoria o voluntariamente, y lograron “frenar la incidencia y bajar la curva” de casos.

“Encontramos una correlación entre la reducción de movilidad y la baja de incidencia” de casos, dijo Cabana, y resaltó que “reducir la movilidad no es que la gente no se mueva”, sino disminuir “la interacción entre personas, sobre todo interacciones de riesgo”, por ejemplo, sin tapabocas y sin distancia física.

Cabana señaló que “el espíritu” del trabajo que se publicará es que “la gente también entienda que este tipo de medidas pueden ser necesarias y que en todo caso hay que estar convencido de que funcionan”. “Si un gobierno decreta equis medida, por más que tenga capacidad de fiscalizar y lo que sea, la población tiene que hacerla suya y en lo posible cumplirla, y eso va a generar un aumento de la efectividad. Por consiguiente, seguramente se tenga que mantener esa medida por mucho menos tiempo”, apuntó el investigador.

En cuanto al caso uruguayo, la cantidad de contagios se empezó a reducir a medida que avanzó enero. Esta caída podría relacionarse con la disminución de las interacciones sociales debido a la finalización de los cursos de la educación formal e informal, a las licencias y a la exhortación a teletrabajar, entre otros aspectos.

Cabana opinó que, “más allá de cosas puntuales” como pueden ser las aglomeraciones en balnearios, “a partir de la segunda quincena de diciembre” Uruguay habitualmente baja la cantidad de interacciones entre personas. En este caso, además, se suman medidas aplicadas por el gobierno, como el cierre de fronteras y la limitación a 50% del aforo en los ómnibus interdepartamentales. En este sentido, dijo que habrá que observar la reincorporación de las personas a sus diversas actividades, ya que “quizá pueda volver a subir el número de casos”.

Para la realización del estudio, los investigadores del Guiad tomaron como indicador de contagios el P7 del Global Health Institute de Harvard, que calcula el promedio de casos diarios cada 100.000 habitantes de los últimos siete días. Para medir la movilidad utilizaron los indicadores de Google, que básicamente muestran “cuánto se desplaza” un individuo, pero “eso en general es un indicador indirecto de cuántos contactos tienen las personas”. Estos indicadores sirven para medir “qué tanto tiempo una persona se queda en su casa versus qué tanto va al trabajo o qué tanto va a comercios no esenciales”, explicó Cabana.

Además de las medidas de aislamiento de casos positivos, distanciamiento físico, utilización de tapabocas e higiene de manos, los países han aplicado diversas medidas para contrarrestar el avance de la covid-19. Algunos aplicaron cuarentenas obligatorias con normas que establecen quiénes pueden salir a la calle, otros optaron por toques de queda, suspensión de la educación presencial, bloqueo de fronteras, cierre de locales gastronómicos y clubes nocturnos.

Actualmente, en Uruguay rige un cierre parcial de fronteras, un protocolo con aforos limitados para viajes en ómnibus interdepartamentales y para espectáculos públicos, la prohibición de las concentraciones en las que no se respeten el distanciamiento y la protección facial, entre otras medidas sanitarias.

En Uruguay, los indicadores de Google señalan que, en comparación con el período del 3 de enero al 6 de febrero de 2020, en la medición que va del 20 de diciembre de 2020 al 31 de enero de 2021 hay 46% menos de movilidad en tiendas y lugares de ocio (restaurantes, cafeterías, centros comerciales y cines), 19% menos en supermercados y farmacias, 60% menos en parques (que incluye playas y plazas), 50% menos en estaciones de transporte y 21% menos en lugares de trabajo. En contraste, se incrementó 11% la movilidad en lugares de residencia.