Estaba previsto que el lunes la Junta Departamental de Soriano votara la autorización para inaugurar un monolito que se instaló en el centro de José Enrique Rodó hace un año. La obra, que pesa cerca de dos toneladas, fue encargada por el alcalde Washington Loitey al picapedrero Uruguay Guerrero. La piedra tiene grabados los nombres de los integrantes del primer concejo municipal local, instalado en 2015 y del entonces intendente Agustín Bascou.

Ese proyecto de intervención urbana no recibió apoyo unánime de la población local. Por el contrario, los restantes cuatro integrantes del municipio, pertenecientes al Partido Nacional (PN) y al Frente Amplio (FA), enviaron una nota a la Junta Departamental en la cual manifestaron estar en “desacuerdo con el descubrimiento y la permanencia del monolito” en el paseo céntrico.

Loitey lleva adelante su segundo mandato consecutivo como alcalde de Rodó. Explicó que encargó ese monumento antes de finalizar el primer ejercicio “para que quede en la historia la primera conformación del municipio de Rodó, porque soy un gran defensor de las cosas antiguas”. Loitey admite “haber metido la pata, por ignorancia de la ley”, al no solicitar la autorización previa a la Junta Departamental.

Frente a ese panorama, el intendente Guillermo Besozzi (PN) solicitó postergar el tratamiento de este tema en tanto no se logre un acuerdo entre los concejales del Municipio de Rodó. Si ello se lograra, Besozzi enviaría a la Junta Departamental una petición para inaugurar el monolito; posteriormente se necesitaría una mayoría especial –21 ediles– para lograr su aprobación.

El edil nacionalista Nicolás Azanza dijo a la diaria que la postura de Besozzi es acompañada por la mayoría de los ediles de su partido “que se interiorizaron más sobre el tema, porque, en principio, había ediles que viven en otras localidades del departamento que estaban dispuestos a aprobar la inauguración y ahora se empezaron a ver cambios de posición”. Besozzi pidió a los ediles que “estudiaran más el tema, que no se tratara de modo apurado, porque hay una tendencia a buscar una solución, un camino del medio, para que no se inaugure tal como está. Esa es la expresión de la mayoría de los ediles”, explicó Azanza.

El oficialismo visualiza dos alternativas para hallar una solución salomónica: “Trasladar el monolito al municipio o cambiarle la leyenda, con una nueva chapa que no haga referencia a los nombres personales que hoy están en el tapete, que diga algo que englobe a todo el sentir del pueblo. Si se alcanza ese consenso en el municipio, la Junta Departamental dará lugar a ese pedido”.

Azanza aseguró que “nadie le quiere pegar en el piso al alcalde, pero hay que decirle que eso que hizo no corresponde, que no puede colocar plaquetas con su nombre por toda la localidad”.

El edil frenteamplista Jorge Cardona dijo que “este tema avivó diferencias internas en el PN” y que la Junta Departamental “no podía aprobar” la inauguración de un monolito que no tenía el visto bueno de la mayoría de los concejales de Rodó. Cardona recordó que la colocación de un monumento requiere una mayoría especial que el PN no alcanza por sí mismo.

La concejal de Rodó Natalia García observa con buenos ojos la postergación del tratamiento de este tema. “Nosotros estamos en contra de este monolito, porque no se respetó el procedimiento legal correspondiente y porque tampoco es algo que haya salido de la ciudadanía”.

“No es algo menor que los restantes cuatro concejales estemos en contra del monolito encargado por el alcalde. No es habitual que una persona decida homenajearse; esas cosas salen de una organización o de un grupo de vecinos”, señaló.

García adelantó que en los próximos días “comenzará la discusión sobre qué hacemos con ese monolito” al interior del Municipio de Rodó. “Espero que ahora los concejales no cambien de opinión, porque firmaron una carta pública señalando la posición”.

La concejal también observa dos alternativas posibles: cambiar el texto de la leyenda del monolito y dejarlo en el lugar o retirarlo e instalarlo en el edificio municipal. “Más allá del tamaño que tiene la piedra, no creo que sea algo complejo de mover, porque ya han hecho traslados de monumentos de un lugar a otro”, recordó.