En los regímenes políticos de los países del Mercosur “el presidente concentra mucho poder en sus manos” y eso hace que el bloque quede “rehén” de los cambios de gobierno, dijo Miriam Gomes Saraiva, profesora de la Universidade do Estado do Río de Janeiro (Brasil) el viernes en el seminario virtual Mercosur, ¿quo vadis? A propósito de los 30 años del bloque regional, organizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República en el marco del 30 aniversario del Tratado de Asunción, firmado el 26 de marzo de 1991.

Gomes Saraiva aseguró que otro problema es la “enorme distancia entre los presidentes actuales de Argentina [Alberto Fernández] y Brasil [Jair Bolsonaro]”, mientras que en Uruguay Luis Lacalle Pou “se queda a medio [camino] sin comprometerse”. “Esta distancia está rompiendo con una alianza histórica entre Argentina y Brasil que contribuyó para la estabilidad regional”, advirtió. Añadió que ni Bolsonaro ni sus grupos aliados tienen interés en el Mercosur.

Amalia Stuhldreher, de la Universidad de la República, consideró que el bloque necesita tener una diferenciación por temáticas. “En lo comercial en Uruguay ha habido una discusión interesante en torno a la necesidad de flexibilizar o no los mecanismos del Mercosur. En lo sanitario la pandemia nos llevó puestos y dejó en evidencia las debilidades de articulación”, evaluó. No obstante, señaló como fortaleza las redes académicas entre los países.

Ricardo Rozemberg, de la Universidad Nacional de San Martín (Argentina), también destacó la resiliencia del Mercosur en estos 30 años, porque ha sufrido “diferentes traumas, cambios políticos y económicos”; uno de ellos fue la aparición de China como actor internacional relevante. “El Mercosur logró transitar y administrar estas tensiones, hoy pese a todo sigue siendo una política relativamente apoyada por los gobiernos, no hay nadie que diga que quiere eliminarlo”, y destacó que en la ciudadanía aún es visto de manera positiva.

En tanto, Gian Luca Gardini, de la Universidad de Erlangen-Núremberg (Alemania), cuestionó que se califique la situación del Mercosur como una crisis y dijo que “podríamos hablar de un estancamiento o de un incumplimiento”. Dijo que lo que se modificaron fueron las agendas de los países, y que lo que pasó es que fue más un proyecto de gobierno que una política de Estado.

Sobre esta última etapa, que ubica desde 2015 hasta ahora, aseguró que el bloque tiene una decreciente relevancia, con crisis económicas muy importantes y varios temas pendientes, como por ejemplo el código aduanero común. En la cumbre de ayer “se habla de una posible flexibilización y a partir de este punto creo que el Mercosur sí podría enfrentarse a un momento de crisis”, estimó el académico, y remarcó que el bloque “se ha mostrado irrelevante para luchar contra la pandemia”.