Todavía no tienen un nombre oficial, pero sí varios acuerdos. Fuerza Renovadora (FR), Asamblea Uruguay, el Partido Demócrata Cristiano, la Vertiente Artiguista y Plataforma (el sector liderado por el exministro Álvaro García) aspiran a una “radicalidad democrática”, a mayor democracia interna, y a reivindicar “el corazón del seregnismo, que es el consenso”. La senadora de FR Liliam Kechichian contó a la diaria detalles de este proceso de discusión y también se refirió a la gestión del exministro de Turismo Germán Cardoso.
¿Te imaginabas así el gobierno de Lacalle Pou? Dejando a un lado la pandemia.
Yo te diría que la orientación no es que me sorprenda. Sabía que era un gobierno con un núcleo duro del herrerismo, y al herrerismo en Uruguay los que hacemos política lo conocemos bien, sabemos qué mirada tiene del Estado, de las políticas sociales, lo habíamos vivido en los 90. Y si bien no es lo mismo el hijo que el padre, hay una línea de conducción de lo que el Herrerismo tiene como mirada del Uruguay. Te vas para la historia y sabrás que los herreristas no votaron ni una empresa pública, estuvieron siempre enfrentados al batllismo. Nosotros nos sentimos bastante herederos del batllismo. A mí no me sorprendió cómo se pararon ante los temas. Sí te diría, en lo personal, que me sorprendió la falta de disponibilidad de cuadros políticos más preparados para insertar en el Estado. Uno había escuchado hablar tanto de que estaban preparados, mucha gente de la enseñanza privada, [el colegio] British, esto y lo otro, y uno pensaba que iban a tener una masa de cuadros políticos más a mano, y nos dimos cuenta de que en algunos lugares les ha costado enormemente conformar los organismos de dirección y con personas en muchos casos sin la capacidad suficiente.
En algunos casos quedó gente del Frente Amplio [FA] en cargos de dirección.
Sí, en algunos lugares ha sucedido, aunque en el correr de este año se ha visto un desplazamiento bastante grande de los funcionarios que estaban identificados con el FA. En algunos casos no tendrán más remedio [que mantener a los del FA], pero no ha sido la política, la política ha sido desplazarlos, y donde no lo pudieron hacer es porque no tenían absolutamente a nadie para sustituirlos. Eso también es un rasgo que... pensé que algo se había avanzado en los últimos años. Cuando uno habla de políticas de Estado, y en estos días con el turismo lo he planteado hasta el cansancio, no se puede venir con una cabeza refundacional de que todo empieza conmigo. Ese también ha sido un error, tenían una oportunidad de pararse de otra manera, acumulando con fortalezas. Había habido muchas cosas de los gobiernos del FA que habían sido muy positivas, avances. La pandemia lo demostró: si no hubiera habido sistema integrado de salud, si no hubiera habido conectividad, un trabajo en lo social que nos permitió identificar a los vulnerables rápidamente... Ahí no tuvieron más remedio que atesorar eso, pero me da la impresión de que en otras áreas se desperdició tremendamente la experiencia, y eso es un profundo error. Nosotros cuando llegamos al ministerio de Turismo, no te puedo decir la cantidad de gente que me decía: “Cambiá la marca, sacá el Uruguay Natural, lo hizo Jorge Batlle”. Y no. Nosotros la auditamos en ese momento y vimos que tenía fortalezas, hubiera sido un profundo error desacumular. Yo creo que en este año y medio se desacumuló una riquísima experiencia.
En Turismo, ¿cuáles fueron las iniciativas y proyectos más importantes que se dejaron de lado?
En primer lugar, se desarticuló todo un trabajo al interior del ministerio que a nosotros nos había llevado cuatro años, de compromisos de gestión y de organigrama de los funcionarios. Ahí había toda un área de Estadística que fue desmantelada, un área de Turismo Social que tenía una experticia impresionante que podía haber servido para el turismo interno, que se desarticuló. Se dejó de contar con promotores que teníamos en los consulados. Y después los programas; se desarticuló todo el equipo del BID [Banco Interamericano de Desarrollo], que era un equipo profesional, con magísteres de Turismo que habían sido seleccionados por su capacidad. Y se tiró abajo el programa Corredor Pájaros Pintados, que terminaba recién en noviembre de este año, que nos había permitido trabajar con cinco intendencias de distinto signo político, con 200 pequeños emprendedores vinculados al turismo, para tener un conjunto de productos asociados a las termas. Todo eso a nosotros nos dolió mucho, porque es una desacumulación de un trabajo que tenía una mirada estratégica. No era el Plan Estratégico del FA, era el Plan Estratégico del sector; nosotros lo construimos con 800 personas de toda la cadena de valor del turismo: agencias de viajes, guías turísticos, hoteles, campings, transportistas, directores de Turismo de todo el país. Y se despreció, y se volvió a hablar de una estrategia 2024 que nadie sabe lo que contiene ni quién la hizo. Eso me duele mucho, porque el sector está en una situación absolutamente dramática, hace un año y medio está sin facturación, y en este momento se precisaría una gobernanza pública, un Ministerio de Turismo que acompañara ese esfuerzo ahora que se ve una lucecita con la apertura de fronteras. Y de vuelta hay que empezar de cero.
¿Qué pensás de la designación de Tabaré Viera al frente del ministerio?
El nuevo ministro, con el que yo he compartido el senado este año y medio, es una persona muy correcta en el trato. No sé cuánta experticia puede tener en turismo, pero le tendremos que dar crédito hasta que muestre lo que puede o no puede hacer.
¿Hablaste con él?
Lo llamé inmediatamente que lo nombraron, y todavía no me ha devuelto la llamada. Yo quería entregarle en mano el informe de transición, ese informe que yo estoy convencida de que no leyeron. Y me da pena que lo desprecien porque fue todo un aprendizaje. Comprar en el ministerio fue todo un desafío, porque es un área estratégica, y porque, además, la comunicación ha cambiado tanto... nosotros terminamos trabajando con inteligencia artificial, con plataformas que te decían: “Mire, ahora hay tantas personas en Córdoba buscando playas uruguayas”, entonces vos estabas publicitando en Madrid y tenías que salir de ahí y meterte en Córdoba para darle respuesta a ese público. Y todo eso terminó con una hoja de ruta. Mejoramos con el Tribunal de Cuentas, comprendió algunas cosas; comprendió que lo directo a veces es necesario. Si yo tengo que hacer un acuerdo con Iberia para estar en la revista de a bordo de Iberia porque Iberia volvía al Uruguay después de haberse ido, lo hago con Iberia, es directo. Esas son cuestiones de urgencia. A mí me llama la atención que [Cardoso] argumente que por razones de urgencia se tuvieron que hacer algunas de estas compras que habrá que investigarlas. Yo no miré los expedientes, pero que no haya tiempo es inentendible, porque estuvimos un año y medio sin un turista en este país. Y yo creo que lo más importante era prepararse para la pospandemia, y eso no se ha hecho.
En el caso de Cardoso, entonces, ¿te parece que las compras directas son objetables?
Bueno, hay que analizarlas, pero de lo que yo leí, 500.000 dólares a una sola empresa es un exceso cuando no hay turismo. Creo que merece ser investigado.
Está lejos, esta administración toda, pero Cardoso en particular, de poder compararse con una administración y con un grupo de personas que por tres períodos consecutivos fuimos reafirmados por el presidente y por la gente.
¿Cómo te cayó el hecho de que Cardoso pretenda investigar la gestión de Turismo desde 2010?
Me parece que es una manera de cambiar el foco, que estaba en él. El foco está en él, lo primero que tiene que hacer Cardoso es responder por qué salió del ministerio y por qué de adentro de su propio partido lo acusaron de mal manejo de los dineros públicos. Y, además, antes de eso, tiene que ir a otra comisión, a la que estaba citado y nunca concurrió, a hablar de sus llamadas al jefe de Policía de Maldonado. Y esto es vender un poco de humo para entreverar un poco la baraja. Ahora, para crear una comisión investigadora tiene que haber motivos fundados. Sólo para comparar una cosa con la otra no podés hacer una comisión investigadora. Que además son incomparables, te quiero decir. Porque estamos hablando de una gestión que tenía que hacer una inversión importante en promoción porque estábamos en tiempos normales, sin pandemia. No se puede comparar con este año y medio en el que prácticamente faltaron las tres cosas que son el corazón del turismo: la apertura de fronteras, la libre circulación de las personas y la presencialidad. Ahora, si alguien me pregunta, obviamente nosotros no tenemos absolutamente nada que ocultar, al contrario. De los orgullos más grandes que tenemos es haber construido un equipo muy potente en el ministerio, haber tenido una excelente relación con gente que no pensaba como nosotros, estar muy bien evaluados por la sociedad. Era la ministra mejor evaluada. Y nos fuimos aplaudidos del ministerio. Está lejos, esta administración toda, pero Cardoso en particular, de poder compararse con una administración y con un grupo de personas que por tres períodos consecutivos fuimos reafirmados por el presidente y por la gente.
Autocrítica y cambios en el FA
El hecho de que haya mermado un poco el caudal electoral del espacio que podríamos llamar “seregnista” en el FA, ¿complica a la fuerza política en términos de amplitud de miradas?
Es que sabés que esto que vos me decís es algo que se ha matrizado, y que no es cierto. El espacio progresista-seregnista tiene mayor presencia ahora que en el pasado. Si sumás a los dos senadores de FR, a los dos de la Vertiente Artiguista y a José Carlos Mahía, somos cinco senadores. Y eran tres en el período pasado. No es así como quedó matrizado, porque parece que a muchos les interesa decir que es apabullante el MPP [Movimiento de Participación Popular], con el que tenemos un diálogo perfecto. Porque lo que no comprenden los que están afuera del FA es que para nosotros eso de unidad en la diversidad es una realidad. A algunos les interesa decir: “El FA se traslada a la extrema izquierda”.
A La Vertiente ustedes la consideran dentro del espacio, entonces.
En el espacio, sin duda. Después, si formalmente se integra, no lo sabemos todavía. Venimos conversando muchísimo y muy bien con Asamblea Uruguay, con Plataforma, con el Partido Demócrata Cristiano y con la Vertiente, después veremos. En las ideas, no hay ninguna duda de que somos parte del mismo espacio, por cómo vemos el FA, qué FA queremos, la radicalidad democrática que queremos defender. No es que seamos menos; si hubiéramos ido todos juntos, éramos el 40% del FA. Y yo no sólo lo veo como una competencia en la interna, lo veo como saludable para un FA que necesita equilibrios.
En ese sentido, estamos trabajando bien. Primero sobre ideas, sobre un documento. Nos parece importante llegar a fin de año, a esa instancia interna del FA [en referencia a las elecciones], con un conjunto de ideas que nos unifiquen y eso permitirá tener una presentación electoral conjunta a la que yo aspiro fuertemente.
¿Van a presentar un documento como espacio?
Vamos a presentar un documento público en breve. Ha habido enormes acuerdos. Es un documento interesante sobre qué FA queremos, qué significa la renovación, que no es sólo sacar a un viejo y poner a un joven, sino que se construye con lo mejor de la historia, incorporando figuras nuevas.
¿Qué otros puntos aborda el documento? ¿Temas de organización, autocrítica?
Sí, autocrítica sin duda. No sólo para darnos latigazos de por qué perdimos, también vinculada a la mirada que el FA tiene que tener, cómo volvemos a esas fuentes de ser una fuerza nacional, popular y democrática. Nosotros nunca nos definimos como socialistas, ni como socialdemócratas ni como nada, somos una fuerza nacional, popular y democrática. Y a veces nos sentimos obligados a opinar sobre todas las cosas: sobre Cuba, sobre Venezuela, sobre Nicaragua. Está bien, pero eso los sectores lo pueden hacer. El FA tendrá que opinar cuando logre los consensos. Queremos reivindicar el corazón del seregnismo, que es el consenso; así es que ha sobrevivido el FA, en las buenas y en las malas. Eso para nosotros es muy importante. Y obviamente la democracia interna. Si vos me preguntás a mí, yo lo sintetizaría en que queremos un FA cada vez más abierto para adentro y para afuera.
Ese FA más abierto hacia adentro ¿cómo se traduce?
Bueno, este año y medio todos utilizamos algunas herramientas que han permitido que muchos más participaran en nuestras reuniones, a través de Zoom, a través de Meet, de todo lo en línea. Nuestra estructura de comités de base está intrínsecamente unida a nuestra esencia, pero es cierto que el comité de base tiene que cumplir una función diferente y no la pudimos cumplir a cabalidad siendo gobierno, que era ser la herramienta para conversar con la gente y transmitir nuestra gestión. Eso no lo logramos. Y también queremos poner un ojo en el interior, en la descentralización, en darles un poco más de libertad a los territorios. Porque no hay un solo interior, hay muchos interiores muy diferentes.
¿Qué conclusiones sacan respecto de la autocrítica?
Bueno, no hay dudas de que no supimos capitalizar todo lo bueno que efectivamente el FA hizo en los gobiernos, y capaz que no miramos con ojos más críticos los errores, que también los hubo. Y creo que el vínculo con el interior del país estuvo muy afectado. No porque nosotros lo hubiéramos desatendido; nunca hubo desde la OPP [Oficina de Planeamiento y Presupuesto] una inversión más extraordinaria que la que hicieron los gobiernos del FA en todo el territorio nacional. Pero la traducción, que la gente entendiera que el avance de su vida tenía que ver con las políticas que habíamos desarrollado, no fue correcta, no lo hicimos bien, no hay duda de que no lo pudimos transmitir. Si no ‒mirá lo que te digo, y no es soberbia‒, era impensable que perdiéramos.
En un momento en el FA se discutió mucho sobre el poder, a entender de algunos sectores excesivo, que tenían las bases en la estructura. ¿Se proponen cambios en ese sentido en el documento?
Nosotros sobre el tema estructura del FA no nos metimos a fondo todavía, pero sí cuando hablamos de radicalidad democrática hablamos también de esas cosas, es decir, que detrás de las representaciones efectivamente haya gente que acompaña esas posturas. Y ahí creo que en algún momento vamos a tener que encarar, no porque las bases no tengan que seguir incidiendo y pesando, sino en un justo correlato con lo que representan. Ahí hay todo un terreno para conversar. Nos necesitamos. Yo creo que las 800.000 firmas que acabamos de entregar para derogar los 135 artículos de la LUC [ley de urgente consideración] volvieron a mostrar el amor de nuestra gente, esa gente que es capaz de militar no por un cargo, sino por una convicción, por una idea; esas son nuestras bases, son nuestros militantes. Y hay que cuidarlos como la niña de nuestros ojos. Ahora, cada uno debe después en la estructura incidir lo que debe incidir. Si pensás en el Congreso del FA, es un congreso de comités de base, los partidos casi no están. Nos gustaría poder discutir esas cosas.
¿Hay alguna reflexión en el documento sobre el vínculo con el movimiento social?
Veníamos de algunos desencuentros con el movimiento sindical. Creo que la campaña de firmas logró esa cosa maravillosa que es volver a ese diálogo que siempre hemos tenido y que para una fuerza de izquierda es imprescindible. Y después todo lo nuevo, que molesta a las estructuras; molestan los jóvenes, molestan las feministas, y bueno, nada nuevo se ha hecho sin que se sacuda todo. Hay que darles juego, meterlos en la cancha.
¿Qué pensás de la candidatura de Fernando Pereira a la presidencia del FA?
Si me preguntás por Fernando Pereira, no tengo más que elogios. Creo que es un compañero muy comprometido, muy zurcidor, muy inteligente. Hemos tenido muchas coincidencias sobre su accionar, porque además de todo es muy valiente, enfrenta los temas, y es muy respetuoso de los compañeros. Pero FR resolvió trabajar y ayudar para tener compañeros que lograran amplios consensos. Entonces creo que no es momento de anunciar candidatos, sino de seguir trabajando para lograr ese objetivo. Sí creemos que lo tiene que elegir la gente, que tiene que ser una elección a padrón abierto, pero tampoco puede ser una guerra sin cuartel, tiene que ser una competencia sana y que algún candidato tenga un consenso importante. Porque ahí tenemos que aprender de lo que nos pasó. Cuando algún candidato llega con un cuarto de los votos, bueno, después el respaldo no se dio en la medida de lo que se esperaba.
¿Y no puede leerse como un problema que Pereira abandone el movimiento sindical?
Confieso que es un tema que preocupa, no porque sea una sorpresa para nadie que Fernando Pereira es del FA, como no es sorpresa para nadie que el 90% de los gremialistas de la Federación Rural y de la Asociación Rural votan a blancos y colorados, y muchas veces salen de ahí y son ministros, y a nadie se le ocurrió decir “qué horrible”. Salen de un gremio e integran el gobierno. Bueno, a ver, quitémosles dramatismo a estas cosas. Pero sí, la debilidad que puede significar para el movimiento sindical a algunos nos preocupa, es de las cosas que hay que conversar, y que supongo que él conversará también en algún momento con sus compañeros del movimiento sindical, si es que esto se concreta.