“Hay que trabajar con el votante, con el ciudadano de a pie que hoy decide una cosa y mañana otra”. Esas fueron las palabras de Yamandú Orsi cuando, apenas días después de las elecciones nacionales, Daniel Martínez, en ese entonces candidato a la presidencia, le pidió “una mano” para encarar la última etapa de la campaña de cara al balotaje en el que se enfrentaba a Luis Lacalle Pou. El resultado es sabido: el nacionalista, con el apoyo de otros cuatro partidos consolidando una coalición, salió airoso en los comicios, tras 15 años de gobierno frenteamplista.

Durante meses, numerosos analistas se ocuparon de estudiar las variables que pudieran explicar la derrota de la izquierda en las elecciones. Con más o menos matices, el elemento que se repetía, una y otra vez, era el interior. Si se miran las cifras, la tesis parece confirmarse: mientras que en 2014 el Frente Amplio (FA) triunfó en 14 departamentos en la primera vuelta, en 2019 lo hizo en nueve. En el balotaje el contraste es aún más notorio: 12 departamentos en 2014 frente a solamente dos en 2019, Canelones y Montevideo.

En las elecciones departamentales de setiembre, pospuestas debido a la pandemia, la pérdida del interior fue contundente. El FA perdió tres intendencias y ocho municipios en el interior del país, entre ellos, algunos de los más importantes, como Bella Unión, Chuy y Piriápolis.

A un año y medio de la nueva administración, la lectura que se hace del FA sigue teniendo al interior como protagonista, de acuerdo a los especialistas consultados por la diaria. En su nuevo rol como oposición, la campaña en busca de derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC), buque insignia del gobierno, podría demostrar que la militancia territorial no se perdió o que, al menos, puede recuperarse.

Los errores del FA en el interior: ¿relato o gestión?

Para el politólogo Daniel Chasquetti, el “retroceso” en el interior tiene que ver con múltiples aspectos, según dijo a la diaria. Por un lado, señaló la elección del candidato, Martínez, que a su entender no tenía la debida llegada a la población por fuera de Montevideo y el área metropolitana.

Por otra parte, destacó los reclamos que en la última etapa del último gobierno de Tabaré Vázquez hizo el movimiento Un Solo Uruguay (USU), que “no es sólo un movimiento de grandes hacendados; ahí están las clases medias de las ciudades, sectores rurales, urbanos, pequeños productores”, que “expresaron un malestar” frente a las políticas de gobierno.

“Probablemente haya un trabajo territorial del FA y del gobierno que no fue del todo eficiente” en el interior, indicó. Sin embargo, matizó, “cuando uno revisa las políticas públicas y territoriales” desarrolladas en el interior del país, encuentra que se hizo hincapié en invertir en el territorio. Aun así, “ese esfuerzo parece no haber sido contemplado por la población del interior”.

En ese sentido, sugirió que “ahí lo que falla tal vez es la política, la capacidad de, como dicen los gringos, hacer credit claiming: reclamar el crédito de los avances en la calidad de vida”. A su entender, buena parte de los errores del FA parten de carencias en términos comunicativos, de generar “un relato” que reivindique los avances en el territorio.

“Muchas cosas pueden haber sido contempladas como naturales u obvias” por la población, “cuando podrían haber sido ofrecidas como beneficios únicos” por parte del gobierno, subrayó. La contracara de esto, dijo, es un Lacalle Pou que procuró de forma “incansable” acercarse al interior, “preparando su candidatura” con mucha anticipación.

“El Partido Nacional trabajó muy bien. No hay sólo errores del FA, sino también virtudes del nacionalismo. Hay un cambio muy dramático entre 2014 y 2019: el FA retrocedió de manera muy brusca. El fracaso está en el trabajo con la gente, y ahí entra el discurso, el relato. Evidentemente, cuando no lo logra el partido de gobierno, lo puede lograr la oposición. El juego político es muy claro, muy típico, y quien lo hace mejor termina ganando”, sintetizó.

En una conversación con la diaria, Martín Freigedo, docente e investigador del Instituto de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, también opinó que la elección de Martínez como candidato fue un punto central para la pérdida de votantes en el interior, “que no tenía las características” para mantener allí un liderazgo. A esto le sumó la buena votación que tuvo Cabildo Abierto, votos que, seguramente, en elecciones anteriores habían ido para el FA.

A su entender, para poder analizar mejor el desempeño de la izquierda en el interior hay que ir “más atrás” de la campaña electoral de 2019. En este sentido, consideró que “son excepciones los liderazgos del FA en el interior”, y que esto, si bien se acrecentó en el último período electoral, “no viene de ahora, viene de años”. Para comprobarlo, sostuvo, basta con observar el desempeño de la izquierda en los municipios. “El FA designó municipios en el interior del país”, pero la coalición oficialista “los ha acaparado en su mayoría; hoy tiene 92 de 125”, ilustró, y recordó que en las últimas departamentales la izquierda obtuvo municipios sólo en Montevideo, Salto, Colonia y Rocha.

Salvo por excepciones, como Orsi en Canelones y el intendente salteño Andrés Lima, “el FA no tiene caras visibles, dejó de lado el interior a la hora de construir liderazgos”, reiteró. Frente a este panorama, “el PN es todo lo contrario: logró construir liderazgos fuertes e incluso utilizando mecanismos como los municipios, potenciando su legitimidad, generando liderazgos en las alcaldías, en las juntas departamentales, y eso a la larga tiene repercusión”, contrastó.

Por otro lado, no descarta que las políticas públicas desarrolladas por el FA durante su última administración no hayan sido suficientes para la población del interior. La tradición de los votantes del interior es, históricamente, de los partidos tradicionales, explicó. En este sentido, el voto de esta población hacia el FA “era un voto prestado, porque no era un voto de frenteamplista duro, un voto fidelizado”, y ante una “construcción de políticas públicas” que se entendieron insatisfactorias, sobre todo en los últimos cinco años de gobierno frenteamplista, “ese voto se perdió”, analizó.

La elección de la presidencia: una “buena oportunidad” para el FA

Aunque Freigedo considera que la composición de las mesas departamentales no “va a mover la vara”, entiende que la presidencia del FA sí puede ser un factor central en la recuperación del electorado.

En ese sentido, sostiene que la figura del actual presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira, es “una señal positiva para dentro y fuera” de la fuerza política. “Es una figura que a la vista de la opinión pública es muy bien valorada, que además es un actor de conciliación, de negociación, con apoyo de sectores asociados al movimiento sindical”, y para el FA “en este momento es necesaria una persona que pueda dialogar no sólo en la interna sino para afuera”, analizó.

Chasquetti lo entiende en la misma línea. Según dijo, Pereira es un candidato bueno para la izquierda, sobre todo ante un FA que “ha mostrado en este tiempo de pandemia problemas de accionar, de unidad, de estrategia”, señaló. Además, añadió, el hecho de que ahora la fuerza política esté en la oposición le suma importancia al rol presidencial.

“Cuando un partido está en el gobierno, las autoridades partidarias no son tan relevantes, porque el poder está centrado en el Poder Ejecutivo, pero cuando estás en la oposición, sí, y ahí hay un factor de coordinación, de negociación, de articulación, que es muy relevante. Dadas esas tareas, creo que de los candidatos que se han tirado Pereira es el que tiene mejores antecedentes”, resumió.

Ambos coinciden en que la recuperación del FA depende de su capacidad para descentralizar su discurso por medio de la generación de liderazgos en el interior y del diálogo con las bases. En esta línea, entienden que la campaña para derogar parte de la LUC ha sido un elemento que dio impulso a este proceso, y que puede contribuir a su continuación.

A descentralizar

El 5 de diciembre el FA tiene sus elecciones internas, en las que se votará la presidencia de la fuerza política, y las presidencias y miembros de cada mesa departamental. Esta instancia no sólo supone la reconfiguración de su mapa interno, tras un proceso de autocrítica en su incursión de un nuevo rol como oposición, sino también “una oportunidad para que se ponga el foco en los lugares donde perdió votación”, consideró Chasquetti.

El politólogo ve como positivo que se haya optado por hacer las elecciones en diciembre a padrón abierto, es decir que cualquier persona puede votar, ya que la adhesión simultánea permite que la persona se afilie al partido en el momento. “El hecho de hacer una elección a padrón abierto es muy bueno porque permite vincularte con la gente”, dijo. Además, destacó que la juntada de firmas para el referéndum contra la LUC también llevó al FA a reconectar con las bases, y si bien eso no necesariamente garantiza más participación en las internas, “es un proceso que le puede servir”.

Por su parte, Freigedo considera que las elecciones internas del FA no son un elemento demasiado relevante para el fortalecimiento del partido. “Yo creo que la cosa puede cambiar, pero no en las elecciones internas”, consideró. Para recuperarse, “el FA tiene que construir progresivamente, dándole mayor relevancia a la construcción de cuadros en el país, a la construcción de liderazgos, y eso no lo puede hacer de un día para el otro”, agregó.

Sobre el interior, cree que “tienen que priorizarse los municipios, la figura de los ediles, los diputados locales”. “Son muy pocos los ediles que reconocemos del FA, y en cambio conocemos bastantes alcaldes y ediles del PN en la opinión pública”, añadió.

No te olvides del pago

Ediles, diputados y dirigentes frenteamplistas del interior elevaron el 17 de marzo una carta al ahora expresidente de la fuerza política Javier Miranda para conformar una Comisión del Interior de corte estatutario. Según se explica en el documento al que tuvo acceso la diaria, la idea de esa comisión es “aportar una mirada frenteamplista integral, con las manos cercanas a nuestra militancia, los pies en el territorio y la mirada puesta en el desarrollo sostenible”.

La misiva incluye una serie de puntos que, de acuerdo a los firmantes, “deben ser considerados en el proceso de autocrítica y en la construcción de los próximos pasos del FA”. Entre ellos, advierten un “desacople” entre el partido y la ciudadanía del interior del país; la necesidad de comprender la “diversidad” del territorio, entendiendo que “no existe un solo interior del país, existen varios”, y el imperativo de generar “mayor integración y descentralización” dentro de la fuerza política.

En diálogo con la diaria, el vicepresidente del FA en Durazno y uno de los promotores de la comisión, Raúl Licandro, dijo que “a nivel de los departamentos se reproduce el mismo centralismo y es una lucha permanente que tenemos”. Asimismo, expresó que en el interior profundo las organizaciones sociales típicas del movimiento popular “no existen, o tienen escasa presencia”. “Entonces las y los militantes del FA son como farolitos”, acotó.

“Las elecciones internas serán de presidencias a nivel nacional y departamentales. Sin duda, más allá de lo que resuelva el Congreso sobre la autocrítica, perspectivas y modificaciones de estructuras sobre el tema interior o interiores, la impronta personal de quienes sean electos tendrá que ver con los cambios necesarios que desde esos mismos interiores se reclama”, afirmó.

Consultado sobre si quedó de lado esa propuesta en la presidencia del FA, Licandro dijo que sí. “Se manejó el tema, pero como no había surgido desde la orgánica, quedó por el camino. Hubo algunas propuestas concretas de Comisión del Interior en esa etapa, que diferían en su composición, en la ubicación en la orgánica, que quedaron también por el camino”, sostuvo.

“El FA debe tomar ahora este tema, cuando está resolviendo cuestiones internas. Luego del Congreso y las elecciones internas habrá pasado el momento, y cuando queramos ver, ya estaremos otra vez inmersos en un proceso electoral en el que volveremos a reproducir los errores cometidos”, lamentó.

De territorios

Dirigentes frenteamplistas entienden que las mesas departamentales tienen que cumplir un “rol de dirección política” en el territorio, con una visión estratégica de la realidad que los ocupa.

Graciela Villar, excandidata a la vicepresidencia, señaló a la diaria que no se debe hacer política desde Montevideo hacia el interior, sino que las realidades del interior tienen que desarrollar sus propias políticas para “acercarse” a la ciudadanía y “transformar” eso en “acciones” que puedan “generar un nuevo vínculo con la sociedad uruguaya toda, con sus diversidades, apostando a esa descentralización”.

Por su parte, el diputado de Soriano Enzo Malán indicó que no pueden “esperar años” para mostrarse: “Tenemos que empezar ya a conversar con la gente, a recorrer el territorio y a ir sembrando la alternativa para que la gente visualice que en esa fuerza política hay una alternativa a la situación que estamos viviendo”.

En tanto, para el legislador Gustavo Olmos quienes tienen la “inserción, la visión más focalizada, más micro, más regional y que pueden contribuir a hacer buena política” en el territorio son quienes dirigen las mesas departamentales. Por eso, dijo, el “panorama” se torna “bastante más complejo que el de la presidencia del FA”. “Que la departamental funcione es vital”, estableció.

El coordinador transitorio y exintendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, reconoció a la diaria que no está al tanto de la propuesta de conformar una Comisión del Interior, pero aseguró que “es un tema que nos preocupa mucho y que está arriba de la mesa”.

Por su parte, la otra coordinadora interina, María Jossé Rodríguez Yemini, oriunda de Río Negro, afirmó a la diaria que conoce el proyecto y contó que han recibido otros “varios documentos” que plantean demandas similares. Según dijo, estos documentos están sintetizados en el borrador de “Balance, evaluación crítica, autocrítica y perspectivas” que se va a discutir en el Congreso Nacional en octubre. En dicho texto se establece que la conducción política del FA deberá realizar “un trabajo sistemático y permanente de presencia” de la fuerza política en el interior del país.

Sobre la propuesta en particular de conformar una Comisión del Interior, Rodríguez contó que fue discutida en la Mesa Política, y que “allí se plantearon diferencias en aspectos de forma, pero no en cuanto a la pertinencia”. “Es un tema que también se ha planteado en la reunión con presidentes de departamentales, por lo que son varios los actores que lo están demandando”, añadió, y consideró que “es un análisis que hay que retomar”.

Rodríguez reconoció que el interior es un asunto a atender dentro del FA. “Debemos generar un nuevo ambiente de militancia y debate político. Requerirá escucha, síntesis e inclusión de las opiniones de las y los compañeros en el territorio, sobre todo en decisiones relacionadas con la heterogeneidad de estos”, aseguró.

Además, recalcó que hay mucho que trabajar de cara a las elecciones internas, y consideró que allí hay que hacer hincapié en “el fortalecimiento de nuestros órganos de conducción: Plenarios, Mesas Departamentales, Comisiones, etcétera, que han sufrido un desgaste lógico no sólo por las instancias vividas sino por el plazo en el que han debido mantenerse en la conducción”.

La coordinadora transitoria del FA destacó el rol de las mesas departamentales dentro de la estructura partidaria, y explicó que tienen especial importancia en el interior del país. Al respecto, dijo que será necesario “reforzar” el “carácter colectivo” de la conducción, contemplando “nuestras características de coalición y movimiento”. Además, recalcó la necesidad de asegurar en las elecciones “criterios de paridad de género y generaciones, así como la equidad territorial” tanto a nivel nacional como departamental.

En paralelo con las elecciones, subrayó que la campaña contra la LUC es otro de los temas que el FA busca priorizar en los próximos meses, y que también en esto se juega el lugar del partido en el interior. “Podrán desarrollarse grandes estrategias comunicacionales y grandes debates televisivos, pero el partido se juega en el territorio, por lo que escuchar a los compañeros es trascendente. El interior pide ser escuchado y contemplado en la toma de decisiones que lo afectan, por lo que esta campaña es una oportunidad para demostrar que lo estamos haciendo”, concluyó.