El Movimiento Nacional de Rocha (MNR) es uno de los sectores activos más antiguos del Partido Nacional (PN). Se fundó en marzo de 1964, a instancias de las corrientes del “nacionalismo independiente” que buscaban contrapesar la hegemonía herrerista, y entre sus figuras más destacadas hay que ubicar a Javier Barrios Amorín, Alberto Gallinal Heber, Carlos Julio Pereyra, Manuel Singlet, Wilson Elso Goñi, Matilde Rodríguez Larreta y Analía Piñeyrúa, entre otros.

Tres vicepresidentes de la República pasaron por el MNR: Gonzalo Aguirre (que renunció al grupo durante la discusión por la ley de caducidad), Rodolfo Nin Novoa (antes de sumarse al Encuentro Progresista, en 1994) y Beatriz Argimón, que integró grupos técnicos del sector como militante juvenil, durante la transición democrática.

La sede del MNR está en la Casa de los Lamas y su presidente actual es el exdiputado Gastón Cossia, que hasta febrero fue director del Instituto Nacional de Bienestar Animal. Cossia ha impulsado en los últimos meses una serie de reuniones en el “Patio de los Lamas”, con el objetivo de recomponer el “ala wilsonista” y aportar insumos para la discusión programática de 2024. Cossia, un veterinario de Montevideo que durante muchos años militó en la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), contó a la diaria cómo viene siendo ese proceso y qué papel cumple Argimón en estas discusiones.

En una entrevista que publicó en junio el semanario Puentes, usted decía que la Casa de los Lamas históricamente ha sido un “contrapeso” en la interna blanca, en particular durante el gobierno de Luis Lacalle Herrera (1990-1995). ¿Cuál es la situación hoy?

Ese análisis efectivamente lo arrastramos desde la década del 90 y tiene que ver con algo que les pasa a todos los partidos cuando llegan al poder: las principales figuras pasan a estar abocadas a la tarea de gobierno y muchas veces descuidan la vida interna. La vida partidaria, que es algo muy importante, deja de nutrirse. Hoy tenemos de nuevo la enorme responsabilidad de que el PN tenga una vida propia, que no necesariamente tiene que coincidir con algunas de las prioridades en la gestión del gobierno. En nuestro caso, en esta etapa estamos abocados a desarrollar estrategias de mediano y largo plazo, con una mayor amplitud en la base de sustentación. Estos procesos muchas veces terminan mostrando las contradicciones propias del ejercicio del gobierno; es algo que puede pasar. También aparecen la crítica y la sana rebeldía. Ese es el lugar que pretendemos desarrollar desde el Patio de los Lamas, generando proyectos que puedan enamorar a más cantidad de gente.

¿A qué se refiere concretamente con eso?

Por ejemplo, a reformas estructurales que nosotros identificamos con el wilsonismo histórico. Quienes reivindicamos las ideas de Wilson y Carlos Julio nos sentimos como una fuerza progresista, desarrollista, con una fuerte vocación integradora latinoamericana, que a nivel nacional apuesta fuertemente a la descentralización como herramienta fundamental. Creemos que muchas de estas cosas deben estar plasmadas en un futuro programa de gobierno, y es en lo que estamos trabajando. Un proceso de transformación profundo, como el que planteaba Wilson, no puede lograrse solamente en un gobierno que dura cinco años.

Creemos que hay espacio para generar una propuesta de centro o centroizquierda dentro del PN. En la historia del PN siempre existió esa ala progresista, de vanguardia, renovadora. Es el partido que vamos a jugar.

¿Cómo se ha dado esta convocatoria para el Patio de los Lamas?

Muchos de los que estamos participando venimos de la juventud del MNR, donde estuvimos en las décadas del 80 y el 90. Tenemos características comunes de participación política. La Casa de los Lamas es conocida en la interna del PN como “la escuelita”, porque ha tenido un rol fundamental en la formación de militantes políticos. En todos los grupos políticos del PN, y también fuera del PN, encontrás gente que se formó políticamente en el MNR. Eso nos permite convocar a las actividades con mucha facilidad, porque son compañeros con los que tenemos una raíz común, ya que en diferentes etapas de su militancia política han pasado por la Casa de los Lamas.

¿Qué tienen hoy en común?

Creo que muchos tenemos esa inquietud de volver a trabajar juntos en un proyecto político. Es el desafío que tenemos por delante, transformar estas reuniones y estos espacios de intercambio en un proyecto político al que muchos aspiramos desde nuestros primeros pasos en el PN. Lo que llamamos “proyecto wilsonista” tenía dos grandes columnas: el movimiento Por la Patria y el MNR. Ambos tuvieron un arraigo muy fuerte en los sectores populares, un vínculo muy fluido con las organizaciones de la sociedad civil, con los sindicatos, con los gremios. Hoy queremos retomar ese trabajo político.

¿Qué papel cumple Beatriz Argimón en este proceso?

Naturalmente, Beatriz ha tenido un rol fundamental en acercar a todos los actores que están participando en las reuniones del Patio de los Lamas. Por su jerarquía como vicepresidenta y por el contacto que tiene con la sociedad civil. Es indudable que ella tiene una proyección dentro de este grupo, es una de las personas que lo están liderando, de alguna manera. Eso no quita que haya otras importantes figuras, como [Sergio] Botana, que fue incluso secretario de la Juventud del MNR, o el senador [Carlos] Camy [de Alianza Nacional]. También han participado el senador [Juan] Straneo, el subsecretario [de Turismo, Gerardo] Amarilla, que también militó en la Juventud del MNR, el diputado [Rodrigo] Goñi, que integra nuestro actual Comité Ejecutivo. Estamos hablando de figuras que tienen un rol importante en el esquema político de trabajo en el gobierno. Pero volviendo a la pregunta, es indudable que mucha de la gente que asiste a estas reuniones en el Patio de los Lamas tiene una predisposición a identificar a Beatriz como una figura de proyección. Todavía estamos lejos de las definiciones electorales, pero la prioridad nuestra es consolidar este espacio de trabajo, y para eso se necesitan liderazgos. Claramente, el de Beatriz es un liderazgo que se destaca.

¿Usted personalmente qué opina sobre una candidatura de Argimón en 2024?

Veo muchas cosas positivas en Argimón. Primero, es muy importante que haya muchas mujeres liderando procesos en el PN. Naturalmente, la sensibilidad social de Beatriz, su militancia política y su cercanía con algunas causas de la política del siglo XXI, creo que la convierten en una muy buena opción para trabajar de cara hacia el futuro. Primero, generando esta columna, que podrá luego transformarse en una opción electoral o no, eso se verá.

No tengo dudas de que el nombre de Beatriz va a estar. Y no es que vaya a estar porque lo decida ella, el MNR o cualquier otro grupo, sino que va a estar porque la gente ya lo empieza a apreciar. Es una persona que le llega muy bien a la gente. No tengo dudas de que ella va a estar en el menú. Pero reitero, hoy los tiempos electorales no son de construcción de candidatos, sino de construcción de espacios y bloques, con grupos dispuestos a consolidar estos proyectos tan anhelados del wilsonismo.

¿El wilsonismo debería tener alguna expresión en la fórmula del PN para 2024?

Creo que sería importante. En este proceso histórico particular, con un primer gobierno de coalición liderado por el PN, es importante fortalecer el wilsonismo. Por las características actuales del escenario político, es fundamental ocupar el centro. Tenemos que ir a buscar a los votantes frenteamplistas moderados, que están desencantados con una fuerza política que se radicaliza, con un discurso cada vez más confrontativo. Hay un escenario muy propicio para desplegar una propuesta wilsonista que sea atractiva, que pueda hacer volver al PN a muchos miles de votantes con esa sensibilidad de centro, centroizquierda.

¿Apuntan también al electorado que apoyó a Ernesto Talvi en 2019?

Claramente, la figura de Talvi jugó un papel muy importante en la consolidación de la coalición. Talvi tuvo una ascendencia muy fuerte en sectores de la juventud, en sectores que se autodenominan progresistas y que tienen una visión moderna de la actividad política, acordes con agendas que son vanguardia y que resultan atractivas para los jóvenes. Nosotros también tenemos que trabajar para consolidar estos espacios. El PN no se puede retacear la posibilidad de dar una batalla en ese lugar, en esa frontera. Ese es el lugar que siempre ocupó el MNR y es el legado que tenemos en el Patio de los Lamas. Es un lugar que vamos a disputar.