Luego de ser una de las figuras más visibles en la recolección de firmas contra la ley de urgente consideración (LUC) en el plano sindical, Fernando Pereira decidió competir por las elecciones para conducir a la fuerza política de izquierda. La historia es conocida: ganó con 70% de los votos y el más amplio abanico de apoyos sectoriales. Las tareas inmediatas como presidente del Frente Amplio (FA) fueron el referéndum del 27 de marzo y comenzar a liderar una fuerza política que todavía estaba acomodándose como oposición.

“Más allá de ser una percepción, ese era el resultado del proceso de crítica y autocrítica: el FA estaba desconectado de las organizaciones sociales, existía una pérdida de identidad con las bases y le costaba marcar el perfil de izquierda y de oposición política”, reconoce el secretario general del Partido Comunista del Uruguay (PCU), Juan Castillo.

Entre sus primeras acciones, Pereira buscó ordenar la orgánica frenteamplista: pidió a los sectores que enviaran a dirigentes de peso al Secretariado y la Mesa Política para que las definiciones que surgieran de allí no fueran cuestionadas posteriormente. Al mismo tiempo dispuso que ambos espacios de decisiones tuvieran lugar los lunes para liberar el resto de la semana para que los dirigentes viajaran al interior.

El siguiente paso fue lograr que la coalición de izquierda volviera a estar presente en todo el país. “El FA gobernó para la gente pero no con la gente”, dijo Pereira poco antes de asumir su cargo, a principios de este año. El diagnóstico que había surgido de la autocrítica determinaba que se había erosionado el contacto del FA con la sociedad luego de 15 años de gobierno. En ese marco, la fuerza política lanzó en mayo la campaña “El Frente Amplio te escucha”, una iniciativa que culminará a fines de 2023, con la que la oposición aspira a hacer 76 giras por el interior y visitar cuatro veces cada departamento.

Asimismo, la coalición de izquierda se puso como meta lograr la presencia de 500 comités de base en todo el país. Al igual que con el “FA te escucha”, la fuerza política busca “construir una nueva mayoría” y “recoger de vuelta el consenso social” de cara a las elecciones de 2024, explicaba un mes atrás el presidente de la Comisión de Organización del FA, Manuel Ferrer, a la diaria.

Los principales cambios

Para Castillo, la conducción de Pereira le ha dado una “impronta distinta al FA” en varios ejes fundamentales. Por un lado, considera que existe una mayor “defensa del proyecto político de izquierda” y el presidente del FA lleva la delantera en ese sentido. Por otro, se busca “apelar constantemente a las bases y al contacto con las organizaciones sociales”, por ejemplo, a través del “FA te escucha” o con el despliegue de los comités de base. Asimismo, reconoce que eso se puede ver en la “responsabilidad que le otorga a la estructura orgánica del FA, tratando de que todos y todas nosotras seamos cada vez más responsables con las estructuras orgánicas”, porque antes se leían “mucho más las opiniones de sectores en la prensa que en los propios organismos”.

Lucía Topolansky, exsenadora del Movimiento de Participación Popular, coincide en que Pereira logró darlea un propósito a los órganos deliberativos del FA y menciona que tanto la Mesa Política como el Secretariado Ejecutivo funcionan con regularidad, al mismo tiempo que se están rehaciendo todas las comisiones. “Todo eso me da un horizonte de esperanza”, apuntó.

También calificó la iniciativa el “FA te escucha” como un acierto en diversos sentidos. En particular, entiende que se ha buscado dialogar con un “andarivel muy amplio de gente” y que la iniciativa aporta una “mirada desde la realidad”, que le permitirá al FA “elaborar la próxima propuesta de gobierno, con mucho anclaje a tierra”.

Otro punto que destaca es que le ha permitido al FA valorar el “estado de situación de los compañeros, de los militantes en el territorio, porque en definitiva esas actividades han sido protagonizadas en buena parte por estos militantes”. En suma, Topolansky considera que, con la conducción de esta campaña, Pereira “ha tonificado al FA, le ha dado un objetivo, entusiasmo, un quehacer”.

Tanto Castillo como Topolansky remarcaron que uno de los principales cambios en la conducción actual es la presencia que tiene Pereira en el debate público. “Creo que ha mejorado la presencia del FA en los medios, el poder decir algunas cosas. Si bien es un momento muy tenso, porque hay unos tiroteos difíciles en Twitter, lo que es una novedad en la política uruguaya, creo que él ha conducido satisfactoriamente” ese proceso, dijo la exsenadora.

El secretario general del PCU considera que es un “presidente muy activo” y que ese es su rasgo distintivo. “Alguien podría decirnos: ‘Está todo el día en la prensa’. Sí, es cierto, todas las veces que puede sale al cruce marcando opinión, o sale al cruce debatiendo políticamente con su adversario político. Pero, al mismo tiempo, es activo, porque si lo ves de mañana en una conferencia de prensa también de noche lo ves en el comité de base, o en una marcha o en una movilización”.

Las diferencias: la coyuntura y la impronta sindical

“Nos cuesta relacionarnos con el Frente Amplio porque es muy difícil saber qué es el Frente Amplio y quién es el Frente Amplio”, decía el presidente Luis Lacalle Pou a La Nación en abril del año pasado, en la última etapa de la conducción de Javier Miranda al frente de la coalición de izquierda. Si bien los dirigentes del FA consultados para esta nota cuestionaron las afirmaciones del mandatario, reconocieron que existe un cambio en el actual relacionamiento entre el gobierno y la oposición.

La exsenadora socialista Mónica Xavier, que estuvo en la presidencia del FA en 2012, entiende que existen diversos elementos que diferencian esta presidencia de las anteriores, y en particular mencionó la coyuntura. “No es lo mismo el protagonismo del FA siendo gobierno, donde la propia dinámica te permite tener varias voces, pero a su vez te requiere un análisis permanente de las acciones del Ejecutivo”, apuntó. En esos momentos, “el FA no se desligó de su responsabilidad de gobierno” y la fuerza política se mantuvo “permanentemente activa”, pero a veces descuidó “la labor con el conjunto de la sociedad”, reconoció.

Sin embargo, para Xavier lo que marca una diferencia sustancial entre las presidencias es el “respaldo” que tenga la conducción. “El FA, más allá de la importancia de los individuos, refleja a los colectivos. Cuando hay respaldo no es lo mismo que cuando estás permanentemente en un nivel de transacciones y negociaciones”, apuntó. A su entender, esos dos elementos –la coyuntura y el respaldo político– “son bien diferenciales con las otras gestiones”.

Poco tiempo antes de irse, Miranda dijo a la diaria que la presidencia del FA debería ser un espacio de liderazgo y que él no tuvo “la capacidad de lograr eso”. También sostuvo que sintió “desilusión” por la “falta de apoyo” y los “desafíos al poder” que tuvo a la interna del FA.

Si bien Castillo comentó que las comparaciones son “odiosas”, y aclaró que él participó en ambas conducciones anteriores, agregó que “son momentos distintos, coyunturas totalmente distintas y personas que van a la cabeza que tienen distintas concepciones, que vienen de distintos lugares”.

De todas formas, entiende que cuando se habla de Pereira no se puede obviar que proviene del movimiento sindical. “Él deja de hacer una actividad militante en la clase obrera para pasar a ser el presidente de la fuerza política de izquierda. Esa impronta va con él. Esa constante aprehensión a la militancia, esa constante vocación de escuchar, de salir a hablar, salir al debate y al cruce de la discusión cuando tenemos opiniones distintas, son rasgos distintivos de un militante sindical”, recalcó.

“Es un presidente militante”, sintetizó Topolansky, en línea con lo expresado por Castillo. “Está presente, tiene un plan de trabajo y se nota que hay un plan, una propuesta que él difundió en la Mesa Política y que consecuentemente está llevando adelante. Eso produce inmediatamente una respuesta de la militancia. Ahí hay una enorme diferencia”, concluyó.