“¿Qué pasa si se legaliza el cannabis en Colombia sin licencias? Como sembrar maíz, como sembrar papa: vemos si se exporta eso y nos ganamos unos dólares”, dijo el miércoles el presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, en una reunión con alcaldes.

En su discurso, Petro no mencionó directamente al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pero las referencias a los últimos movimientos geopolíticos norteamericanos sobrevolaban el ambiente. Unas horas antes del discurso de Petro, la Casa Blanca ratificó en un comunicado que estaba dispuesta a mantener la cooperación militar con Colombia en su lucha contra las drogas, más concretamente en el combate a las aeronaves que sacan la cocaína del territorio colombiano de manera clandestina.

“La manera de enfrentar la cocaína no es con fusiles”, respondió Petro, en sintonía con el acento que puso en la campaña electoral que lo llevó a la Casa de Nariño: la llamada guerra contra las drogas ha sido un fracaso y se necesitan políticas que ataquen los problemas de consumo en los países del mundo desarrollado.

“No podemos dejar que las multinacionales canadienses se queden con los dólares de las plantaciones de cannabis. ¿Por qué no pueden hacerlo los campesinos de cannabis del Cauca?”, dijo Petro en la reunión con autoridades de gobiernos locales.

También vinculó un posible camino de regulación del mercado de la marihuana con la problemática del hacinamiento de las cárceles. “¿No llegó el momento de soltar mucha gente de las cárceles, que fue criminalizada por algo que en buena parte de los Estados Unidos es legal?”, terminó preguntando el líder del Pacto Histórico.

Tras su victoria en la segunda vuelta del 19 de junio, Petro inició el proceso de transición de gobierno mediante grupos temáticos en diferentes áreas (los denominó “equipos de empalme”), entre ellos uno sobre drogas y narcotráfico que despertó especial interés. La razón es comprensible: Colombia produce 75% de la cocaína del mundo y, por tanto, todo lo que pueda hacer en materia de regulación de drogas tiene impacto global.

El coordinador del equipo es Felipe Tascón Recio, un economista experto en proyectos de prevención de drogas, quien tomó la decisión de invitar a participar en ese espacio a un uruguayo: el exsecretario de la Junta Nacional de Drogas Milton Romani, una pieza clave en los cambios normativos que impulsó Uruguay a partir de 2013.

En diálogo con la diaria, Tascón Recio dijo que Colombia está mirando “con especial atención” el “esquema jurídico que manejó Uruguay” para regular el mercado de cannabis durante el gobierno de José Mujica, a pesar de que son dos “realidades distintas”, ya que para Colombia “el tema cannabis es secundario en comparación con el volumen inmenso de producción de coca para cocaína”.

“Milton nos ha ayudado con muchas referencias, de una manera muy transparente y solidaria. Nosotros ahora tenemos que hacer una propuesta de cambio institucional, y en ese sentido nos interesa ver la situación de Uruguay. Todo lo que nos brindó Romani sobre cómo fue esa génesis en Uruguay nos ha sido muy útil”, comentó el referente del gobierno de Petro en temas de drogas.

Tascón consideró que una “política progresista” no se puede montar “sobre el organigrama institucional que estamos heredando”, que está orientado “para que la prioridad sea lo punitivo y la persecución”. “Hasta ahora la política ha estado concentrada en los eslabones más débiles: los productores de coca y los consumidores”, señaló el funcionario.

Además de Romani, la nueva administración de gobierno de Colombia también invitó a participar en el equipo a Sabino Mendoza, un líder indígena boliviano que trabajó estos temas durante los gobiernos de Evo Morales. Petro también ha manifestado su intención de coordinar acciones en esta materia con los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Honduras, Xiomara Castro, puntos estratégicos en el tráfico de droga hacia Estados Unidos.

Las menciones de Petro a Uruguay

El viernes fue un día particular para la agenda bilateral entre Colombia y Uruguay. En la mañana, Petro publicó un mensaje en Twitter que generó repercusiones en nuestro país.

“La investigación sobre el asesinato del fiscal paraguayo Marcelo Pecci cometido por el narcotraficante uruguayo [Sebastián] Marset en territorio colombiano demuestra que hace mucho el narco dejo de ser un problema bilateral colombo estadounidense y es hoy un problema americano y mundial”, escribió el líder izquierdista. Y luego agregó: “La estrategia antidrogas utilizada hasta ahora ha fortalecido, en vez de debilitar, las fuerzas de las mafias. La fiscalía colombiana aquí logró mostrar eficacia investigativa. Felicitaciones”.

Marset, un hombre de 31 años asociado al Primer Cartel Uruguayo (PCU) y jefe de una organización criminal en Paraguay dedicada al narcotráfico y al lavado de activos, está prófugo de la Justicia desde que recibió un pasaporte uruguayo que le permitió abandonar Dubái.

La organización que lidera Marset junto al paraguayo Miguel Ángel Insfrán fue desbaratada en Paraguay –donde operaba desde 2017– en la operación “A ultranza”, desarrollada en febrero de 2022, que implicó 107 allanamientos y la incautación de más de 100 millones de dólares, 98 inmuebles, 28 vehículos, diez avionetas, un helicóptero, 12 carretas, 41 tractores, 48 motos y siete embarcaciones. La organización tenía un mecanismo de lavado por intermedio de clubes de fútbol e iglesias.

El nombre de Marset llegó a la Justicia tras la declaración de Francisco Correa Galeano, un hombre de 43 años señalado como el ideólogo del asesinato de Pecci.

Petro acompañó el mensaje de Twitter con un artículo del portal Rebelión, en el que se afirma: “El delincuente uruguayo, aparentemente con vínculos con funcionarios del gobierno del presidente Luis Lacalle que le facilitaron el pasaporte, vivió en varias ciudades, como Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y Asunción, donde sentó las bases para convertirse en una de las piezas clave del despacho de cargamentos de cocaína hacia Europa y África desde distintos puntos de la región”.

Unas horas después del mensaje de Petro, el canciller Francisco Bustillo fue consultado sobre el tema en una rueda de prensa. “Es preocupación no sólo de Uruguay sino de América toda la lucha contra el narcotráfico y contra las bandas que vienen actuando”, coincidió. En cuanto a la situación de Marset, Bustillo aclaró que “no hay investigación ninguna en la cancillería” y tampoco en el Ministerio del Interior. “Simplemente se ha venido trabajando en un nuevo proyecto de decreto. A la luz de los acontecimientos quedó claro que había un instrumento que era imperfecto y que permitió, en definitiva, que actuando conforme al marco legal, el ciudadano uruguayo Marset adquiriera la libertad”, afirmó Bustillo.

La relación con Colombia

Tras la difusión del mensaje de Petro, dirigentes políticos uruguayos empezaron a especular sobre un posible malestar colombiano debido a la ausencia del presidente Lacalle Pou y Bustillo en los actos de asunción presidencial del fin de semana. Entre otras cosas, porque ambos jerarcas uruguayos viajaron 20 días antes a una reunión con el presidente saliente, Iván Duque. El presidente uruguayo adujo “razones familiares” para no viajar a la asunción de Petro, que fue el 7 de agosto.

La comitiva uruguaya estuvo encabezada por la vicepresidenta Beatriz Argimón, que tenía prevista una reunión con su par colombiana, Francia Márquez, que no se llevó a cabo. La suspensión a último momento de esa audiencia también alimentó la tesis del “malestar colombiano” con el gobierno de Lacalle Pou.

Argimón, sin embargo, descartó esa posibilidad. “Es cierto que la reunión [con Márquez] que estaba pautada no se pudo concretar, pero fue porque se atrasaron las audiencias. A mí nadie me hizo sentir eso [que haya una molestia con Uruguay], todo lo contrario. Es más, con ella [por Márquez] entramos juntas al Palacio Nariño. Estuvimos conversando y me pareció una mujer muy sensible, un encanto”, respondió Argimón, consultada por la diaria.

La vicepresidenta aseguró que la cancelación de la reunión con Márquez “no tuvo nada que ver con lo político”. “Hubo muchas cancelaciones de bilaterales porque era una agenda muy apretada”, explicó Argimón.

“Puede ser que les haya molestado que no haya ido Luis, porque a estos actos generalmente van el presidente y el canciller, pero eso yo no lo podría decir, porque no fue lo que me hicieron sentir y nadie me lo transmitió de esa manera. Reitero, fue súper excelente el relacionamiento, y a Uruguay se le dio el lugar que les daban a todos los demás países. Estuve hablando con [Gabriel] Boric, con los presidentes de Paraguay y Bolivia [Mario Abdo y Luis Arce], estaban Alberto Fernández y el canciller. Reitero, conmigo fue todo de lo mejor, todo fantástico”, ratificó la vicepresidenta ante la consulta de este medio.

Mujica y Orsi preparan gira: Lula, Boric y Petro

El expresidente José Mujica y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, planean visitar antes del Mundial de Catar a los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y Colombia, Gustavo Petro, y al candidato presidencial de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva. “Pepe puede atar estas piolas en la región, juntar lo diverso y proponer un rumbo. Él me dijo que quiere hacerlo y me pidió que lo acompañe”, dijo Orsi en una entrevista con Brecha.

Según detalló, el objetivo es que Mujica lidere una iniciativa en la región que organice y articule un “nuevo ciclo progresista” que tenga como ejes “paz, integración, trabajo y justicia ambiental”. Un ciclo que se instale en medio de un “cambio de época” en el mundo que brinda la oportunidad al continente de superar la “irrelevancia internacional” y empezar “a pesar de verdad”. Para el referente del Movimiento de Participación Popular (MPP), “la derecha no tuvo proyecto para la región y destruyó lo poco que se había construido”.