De acuerdo con el informe mensual que detalla los resultados del sector público emitido por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a fines de noviembre, el resultado fiscal conjunto entre el gobierno central y el Banco de Previsión Social (GC-BPS) para octubre alcanzó -4,0% del PIB, 1,5% más que aquel observado un año atrás. Esto a pesar de que las estimaciones de la cartera en la exposición de motivos de la última Rendición de Cuentas manejaba un déficit que ronde -3,1%, si bien aún faltan por conocerse los resultados correspondientes a lo que resta del año.

Estos números fueron recibidos con preocupación a lo largo de la semana: la Confederación de Cámaras Empresariales señaló que los actuales niveles de déficit fiscal son idénticos a aquellos que había recibido el actual gobierno, “pero con mayor nivel de deuda pública” en un informe emitido el pasado lunes, mientras que el senador del Frente Amplio (FA) Mario Bergara y el economista Gonzalo Zunino advirtieron a la diaria su preocupación ante los niveles de déficit, que calificaron como “elevados”.

Sin embargo, en una nota publicada por El País este domingo, la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, expresó su tranquilidad frente a aquello que Bergara tildó de “deterioro”, puesto que aún resta publicarse informes que detallen los resultados fiscales correspondientes a noviembre y diciembre.

Asimismo, según Arbeleche, es necesario detenerse en el resultado estructural, esto es, aquel que contempla la economía “en su nivel potencial” y que excluye “el efecto de las fluctuaciones cíclicas de la actividad económica y otros factores extraordinarios que afecten los ingresos y gastos del gobierno en el período considerado”, tal como detalla el Decreto 315/021, que establece la “regla fiscal” a la que la ministra suscribe.

Para Arbeleche, esta aproximación permite al gobierno abandonar una “política procíclica”, que responde a fluctuaciones, y así garantizar la “sostenibilidad de las políticas, particularmente las políticas sociales, más allá de los vaivenes del ciclo económico”. Según declaró, el gobierno redujo el déficit estructural en casi dos puntos porcentuales entre 2019 y 2022, de 4,4% del PIB a 2,6%, sin contabilizar externalidades como la sequía y la pandemia.

La ministra de Economía y Finanzas también apuntó contra los asesores en materia económica del FA durante la entrevista, a quienes acusó de invocar la implementación de “correcciones fiscales”, “un claro eufemismo del ajuste fiscal”. De acuerdo con Arbeleche, el FA “ofrece incertidumbre” frente a “un gobierno [...] que muestra certeza por su actuar”, por ejemplo, a la hora de afrontar la propuesta de plebiscito contra la reforma de la seguridad social impulsado por el PIT-CNT.

En diálogo con la diaria, Pablo Ferreri, contador, dirigente del Espacio Socialdemócrata Amplio (ESA) y exsubsecretario del MEF, dijo que las expresiones de Arbeleche son “otra declaración más de la ministra en modo campaña”. “No sé de dónde saca eso la ministra. Yo no he visto a ningún integrante de ningún sector del FA plantear un ajuste fiscal”.

Si bien se mostró de acuerdo con la necesidad de detenerse en los resultados estructurales, el exsubsecretario del MEF explicó que “dentro de esas nubes de palabras [...] la ministra no termina de explicar cómo toma medidas con tinte de cierto populismo fiscal, generando bajas de impuestos, cuando el déficit fiscal le creció en torno al punto y medio en los últimos 18 meses”.

Así como la ministra, Ferreri también entiende correcto “esperar a ver qué ocurre”, puesto que “en diciembre puede bajar el déficit fiscal” debido a que figurarán en el cómputo “gastos importantes” realizados en noviembre y diciembre de 2022, y que pueden incidir en el déficit. Sin embargo, el exsubsecretario recordó que en las rendiciones de cuentas fueron aprobados tanto aumentos de gastos como rebajas impositivas, “a conciencia de que veníamos con un déficit fiscal que se venía deteriorando de manera importante” y que podría continuar en deterioro.

Ferreri está de acuerdo con Bergara, quien en conversación con la diaria tildó a las políticas fiscales del gobierno como un “fracaso” que resulta en “situación fiscal más comprometida que la que había en 2019”, considerando diferentes factores. Por un lado, Ferreri recordó que la deuda pública se ubica entre 8 y 10 puntos por encima de aquella observada en 2019, cuando asumió el actual gobierno. Además, explicó que la mitad de dicha deuda cotiza en dólares, y que podría aumentar una vez que se corrija el atraso cambiario que experimenta nuestro país, al que caracterizó como “el más importante de los últimos 30 años”.

Además, el exsubsecretario del MEF también notó los bajos niveles de crecimiento, “que de alguna forma se están volviendo [un problema] estructural”, puesto que promedia tan sólo el 1% del PIB durante los últimos diez años.

En este contexto, para Ferreri, “el gobierno ha actuado de manera bastante irresponsable”, puesto que “fijó bajas de IRPF y el IASS para sectores que además no son los que están en peores condiciones, porque el 75% de las pasividades no pagan IASS y el 70% de los trabajadores no pagan IRPF”. También cuestionó “la pasividad y el silencio” que ha habido desde el MEF frente al proyecto de ley que reestructura deudas del Banco Hipotecario del Uruguay y la Agencia Nacional de Vivienda y que costará 590 millones de dólares al Estado.

Consultado acerca de qué sucederá con el déficit y qué considera que debería hacerse para afrontarlo, Ferreri reiteró la necesidad de “esperar a ver”, si bien admitió que la situación “va a ser tensionada”, y llamó a “poner foco en generar mayores niveles de crecimiento que se traduzcan en más empleo remunerado y que también se traduzcan en mayores ingresos para el Estado. Ahí claramente tiene que haber una apuesta al crecimiento económico, agenda que este gobierno no ha impulsado demasiado”.