Con simpatizantes y opositores afuera del Palacio Legislativo, el presidente Luis Lacalle Pou presentó una vez más ante la Asamblea General el balance de su último año de gestión. A diferencia de 2021 y 2022, cuando la pandemia y la ley de urgente consideración (LUC), respectivamente, dominaron buena parte de la oratoria, el mandatario hizo un repaso por varios aspectos de la gestión y dejó para el final el anuncio de las rebajas impositivas.

“En términos generales, fue un discurso reivindicativo, probablemente no podía ser de otra forma”, sostuvo en diálogo con la diaria el politólogo Diego Luján. Los logros, los aciertos y las virtudes de la gestión fueron resaltados por el mandatario de manera esperable, como sucede en cualquier gobierno, y es una estrategia que, según el especialista, corresponde a un “sesgo de percepción” o a lo que en lógica se llama “falacia de la evidencia incompleta”, es decir, elegir las cosas de acuerdo al relato que se quiere contar.

“Nos gusta rendir cuentas, venimos a relatar lo que hicimos y también lo que pensamos hacer”, dijo Lacalle Pou al comenzar su oratoria. En el discurso hizo un repaso de la situación de la economía, la vivienda, la salud, la seguridad, el trabajo, entre otros temas, con algunos anuncios, por ejemplo, que en el corto plazo enviará al Parlamento una “mejor solución y más abarcativa” que los proyectos presentados por senadores del Partido Nacional y Cabildo Abierto para atender el problema de los deudores del Banco Hipotecario del Uruguay. También dio algunas señales, por ejemplo, mencionando el proyecto de personería jurídica para los sindicatos que está a estudio en el Senado, algo que a su juicio “va a generar un funcionamiento mucho más garantista”.

Para Luján, fue un discurso que estuvo “muy cargado de evidencia, no siempre consistente o sistemática, en términos de las comparaciones y los números que se elegían, con un nivel bastante desagregado e incluso referido a la microgestión del gobierno, que son asuntos más esperables en la rendición de un ministro, y a lo mejor le faltó una visión más elevada, las principales líneas políticas y programáticas que el gobierno piensa instalar o avanzar en sus últimos dos años de gestión”, expresó.

En suma, opinó que se trató de un “discurso medido e institucionalmente correcto” y que podría ser deseable que una rendición de cuentas horizontal, entre el Ejecutivo y el Legislativo, se diera anualmente, aunque no sea obligatorio en nuestro marco jurídico. En la misma línea opinó el politólogo Daniel Buquet, quien sostuvo que en términos democráticos es positiva la comparecencia del presidente al Poder Legislativo y se trata de una medida que muestra la división de poderes, en la que hay un Poder Ejecutivo que se muestra “simbólicamente” rindiendo cuentas ante otro poder político.

Además de considerarlo un discurso “razonablemente bueno”, Buquet destacó que el presidente estuvo acompañado de militantes y activistas, es decir, hubo toda una movida que mostró al presidente “rodeado de cierto apoyo, no diría popular, porque capaz que la gente que estuvo por ahí no era el pueblo, pero sí de sectores que van más allá de la dirigencia política en términos estrictos”.

Los anuncios del IASS y el IRPF

La anunciada rebaja del impuesto a la asistencia de la seguridad social (IASS) y el impuesto a las rentas de las personas físicas (IRPF) fue uno de los puntos que mayores repercusiones tuvo luego del discurso. “Me parece que en ese sentido quedó corto respecto de la expectativa que se había generado”, valoró Luján, en referencia a que el tema ha estado presente en el último tiempo. De hecho, Lacalle Pou había hecho el anuncio un año atrás, en el mismo lugar, y al cierre de su discurso: “Quiero asumir un compromiso en nombre del gobierno. El otro día, el equipo económico, la ministra de Economía y Finanzas, informaba acerca de los pronósticos económico-financieros para este año, y está claro que tiene credibilidad cuando habla: la realidad lo ha demostrado. Tenemos el firme propósito de cumplir con lo pactado en el documento ‘Compromiso por el país’: de obtenerse resultados satisfactorios en la economía, reducir el IASS y aumentar las deducciones en las franjas más bajas del IRPF en 2023”.

En las últimas semanas, el tema cobró mayor protagonismo y la ministra Azucena Arbeleche adelantó en el programa Primera mañana, de Radio El Espectador, que la rebaja iba a ser “significativa”. Para Luján, todo indica que el alcance concreto de la medida no va a ser de la magnitud que se esperaba. “Alguien podría decir que las expectativas son un problema de la gente, pero el gobierno de alguna manera contribuyó a instalar esas expectativas, porque esto lo viene anunciando desde hace un año”, expresó el especialista, y agregó que de alguna manera la rebaja no llega a conformar a su núcleo duro de base electoral, porque no afecta a las personas de ingresos más altos, y tampoco contribuye al alivio de las grandes masas de trabajadores, entonces es una medida “a mitad de camino, implica un avance en materia de cumplimiento de un compromiso programático, que me parece apuntaba mucho más alto en el origen”.

De acuerdo con Buquet, de todas formas, el impacto de la medida sí o sí será positivo. Al igual que Luján precisó que la rebaja impositiva no apunta a los sectores más ricos ni a los más pobres y termina beneficiando a las personas con salarios de 50.000 pesos, que integran un sector que puede reconocer la medida como atractiva. Buquet agregó que el presidente gana por “dos lados: el que cree que el gobierno lo beneficia porque le baja un impuesto y el que cree que está bien que el gobierno cumpla con sus promesas. Es una medida que no puede tener un impacto negativo, lo que es difícil es evaluar qué tan positivo puede ser”.

Más allá del impacto electoral, para el politólogo está claro que Lacalle Pou “se jugó fuerte a esta medida en el contexto de que es el último año que podés hacer estas cosas” y de que “hay una reforma jubilatoria que tal vez tenga el efecto opuesto”. “No te digo que sea el cierre del gobierno, porque tendrá otras formas de buscar el apoyo ciudadano el año que viene, pero en términos de paquetes programáticos o medidas lo veo sí como un cierre del paquete que en todo caso está buscando generar un impacto positivo que pueda compensar uno negativo desde la política pública”.

El momento actual del gobierno: en la base de la V

Luján distingue dos momentos en el gobierno: uno que fue desde la asunción del presidente hasta el referéndum de la LUC, en el que convergieron el efecto de la luna de miel del gobierno y la emergencia sanitaria, y otro que es el actual, en el que la política se normalizó y empezó a funcionar “conforme a las pautas más habituales al funcionamiento de nuestro sistema político”.

Así, el gobierno “empezó a sufrir el desgaste natural de gobernar”, del que “había estado un poco a resguardo los dos primeros años”. Luján indicó que todos los “períodos de gobierno pasan por una V en cuanto a su evaluación” y “es probable que el gobierno esté llegando al mínimo, al valle de esa V. Si todo funciona como en los últimos períodos de gobierno, es probable que caiga un poco más y repunte un poco”.

Buquet ubica este momento como “el peor” de un gobierno que ha “andado muy bien en general”, que “no perdió ninguna materia hasta ahora”. Si bien señaló que la administración tuvo unos meses “terribles con todo el tema Astesiano”, y eso se refleja en la caída de la popularidad”, “es un fenómeno usual de los gobiernos democráticos de desgaste y lo veo con toda la intención de remontar”.

También al gobierno le quedan dos reformas pendientes, la educativa y la jubilatoria. Ambas pueden tener un impacto en las elecciones de 2024, pero con signos opuestos, afirmó Luján. En el caso de la transformación educativa, hay una “demanda muy importante de buena parte de la ciudadanía” que la sustenta y que, llegado el caso, si se implementa con algún “grado de éxito”, podría ser un “activo” para el gobierno a la hora de comparecer a las elecciones, afirmó. Otro escenario futuro le espera a la reforma de la seguridad social, y “esa es la razón por la que está bastante trancada en Diputados, porque, lejos de ser una demanda, es bastante impopular”, agregó.

“Si se aprueba la reforma tal y como está en Diputados, y cuanto más cerca esté la elección, es previsible un costo mayor. Si la propuesta de tirar esto para el segundo semestre de Cabildo Abierto prospera, es probable que esa reforma quede por el camino”, arriesgó Luján.