“¿Vieron que la propaganda antiiglesia está por todos lados?”, dijo el arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, en la mañana del domingo en la iglesia Matriz, en otra tradicional misa de Pascua, en la que los cristianos celebran la resurrección de Cristo. Sturla llamó a ser “testigos de Cristo”, porque se debe “anunciar a Cristo” para ser capaces de decirles a quienes tienen al lado, en la familia, que “Cristo ha resucitado, Cristo vence, vale la pena, en la iglesia”.
Sturla se dirigió a los fieles que llenaron la iglesia Matriz, el principal templo católico, ubicado en la Ciudad Vieja: “Señor Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu hijo, vencedor de la muerte, concede a los que celebramos la solemnidad de la resurrección de Jesucristo, ser renovados por tu espíritu, para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Por nuestro señor, Jesucristo, tu hijo, que es Dios, y contigo y el espíritu santo, vive y reina por los siglos de los siglos”, fueron las primeras palabras que expresó, que tuvieron como respuesta el primer “amén” a coro.
“En la iglesia, pueblo de pecadores en camino, encontramos los sacramentos, no porque los curas sean fantásticos sino porque Dios los ama, y a través del perdón de los pecados, y sobre todo a través de la eucaristía, él se nos da y nos da nueva vida. Entonces, seamos testigos de Cristo”, manifestó, antes de anunciar que dentro de un mes tendrá lugar “la fiesta de la beatificación de aquel que ha sido el mejor testigo de Cristo que tuvo este país: Jacinto Vera”, el primer obispo de Montevideo, considerado “padre de la iglesia” en Uruguay.
Minutos antes, Sturla contó una anécdota para demostrar que “Cristo es la luz que ahuyenta toda oscuridad”. A modo de ejemplo, dijo que le contaron “de una prisión en Estados Unidos” en donde estaba “preso y aislado un hombre que había matado a su señora” y no quería saber de nada con nadie”, pero un día, “pasado un buen tiempo, le dicen que está su suegra”, que lo iba a visitar, pero él “no quería” recibirla, hasta que se encontraron y –según Sturla– la suegra le dijo: “Me provocaste el dolor más grande de mi vida al matar a mi hija, pero en las llagas de Cristo encontré la curación de mi herida y yo, desde las llagas de Cristo, te perdono”. Sturla siguió contando que el asesino “lloró, lloró, lloró, lloró, lloró y luego, entonces, en esas lágrimas de arrepentimiento, estuvo su conversión”.
El árbol, el bosque y Penadés
Luego de poco más de una hora de misa, Sturla se paró en la puerta de la iglesia para saludar a los fieles, y dedicó unos minutos para hablar con los medios, en una rueda de prensa en la que destacó la importancia de la Pascua porque “Cristo disipa todas las tinieblas del corazón y del espíritu, entonces, es un día para estar alegres, más allá de las situaciones difíciles que en toda familia se dan”. Dijo, además, que piensa en “situaciones dolorosas en Ucrania, Nigeria y Nicaragua”, y que le da “gracias a Dios por la paz que tenemos”. Agregó que la paz, “como dice el papa, es artesanal, se construye cada día y entre todos, o sea que hay que hacer un esfuerzo para que no se nos vaya o se diluya el espíritu de paz, que ojalá siga entre nosotros bien presente”.
Luego se le preguntó a qué se refería con la “propaganda antiiglesia”, y dijo que “hace más ruido el árbol que cae que el bosque que crece”. Por lo tanto, “si se piensa en un ámbito pequeño, como no deja de ser Uruguay y Montevideo, mirando más universalmente, todo el bien que hace cada día la iglesia en obras diversas es muchísimo, sin embargo, en general lo que suele aparecer de la iglesia son muchas veces las noticias dolorosas, trágicas o negativas”.
La semana pasada, Sturla había dicho en Radio Universal, en referencia a los homosexuales, que “la iglesia es para todos, no es un club de perfectos”. A raíz de esas declaraciones, el edil colorado Matías Barreto escribió en Twitter: “Que no es un club de 'perfectos' queda clarísimo cuando vemos que Sturla es arzobispo de Montevideo y es un simio. ¿Alguien puede guiar a este señor para que no sea tan ridículo?”. Consultado por estos dichos, Sturla dijo que no iba a entrar en una polémica “y menos” en un día como el de hoy.
Por último, la prensa consultó al arzobispo sobre las acusaciones contra el senador blanco Gustavo Penadés, al que se le endilgan delitos de explotación sexual de menores, y al respecto contestó: “No tengo nada que opinar porque no sé cuál es la realidad; que la Justicia intervenga y dirima la situación”.