Nicolás Olivera, intendente de Paysandú, estuvo entre los dirigentes que participaron en las jornadas regionales de autocrítica del Partido Nacional (PN) por la derrota electoral de 2024, que se extendieron hasta fines de noviembre. En entrevista con la diaria, evaluó que “lo peor que nos pudo haber pasado es que se hegemonice el partido” y consideró que es necesaria una discusión de cara a las elecciones de 2029: “¿Vamos a ir el día de mañana con exactamente la misma propuesta? Ah, yo creo que no. Capaz que con el mismo candidato, con la misma propuesta… creo que hay que discutirla”.

¿Qué te parecieron las conclusiones del documento de autocrítica que presentó el lunes el presidente del Directorio del PN, Álvaro Delgado?

Fue valiente el tipo [Delgado] en salir al frente. Si uno pasaba raya después de la elección, en caliente -y los blancos de eso sabemos bien-, es como que todos estaban buscando un responsable. Y todos los boletos los tenía él por haber sido el candidato. Muchos compañeros decían: “Bueno, ya está, el culpable es él”. Y me parece que fue valiente el tipo en comenzar un proceso, en salir a recorrer el país, en mostrar datos. Esto tiene para mí dos conclusiones. Una es que se dio un proceso abierto, participativo, en el que no hay una sola responsabilidad, un culpable, en el que hay una pluricausalidad que tiene que ver con la campaña y con el gobierno, seguramente. Y lo segundo, más importante, es que cerramos una etapa y la preocupación a partir de ahora es qué hacemos para mejorar. Si todos entendemos que esto es una oportunidad para ver cómo mejoramos, me parece que salimos muy bien de esto. Si lo tomamos como un insumo para seguir buscando culpables, no entendimos nada.

Se comentó mucho esa frase tuya que publicó una crónica de El País sobre que el gobierno de Lacalle Pou fue “medio pelo”. ¿A qué te referías?

La frase tiene otros componentes. Primero empecé diciendo “Lacalle fue un buen presidente, muy bien valorado”, y después la frase del gobierno medio pelo. Más que nada en alusión a que obviamente tenemos que entender que al gobierno -a mi juicio, y no tiene por qué ser compartido- le faltaron cosas. Seguramente a todo gobierno [le falten cosas], pero ¿qué sentido tiene administrar la economía de un país si no termina derramando en el bolsillo de la gente? No a modo de dádiva, no a modo de ver cómo le llenás el bolsillo de forma artificial. Pero si la gente no percibe en su bolsillo, en su diario vivir… De hecho, el informe de [el director de Opinión Pública y Estudios Sociales de Opción Consultores, Rafael] Porzecanski, habla de dos luces amarillas al final del período de gobierno. Una es que la gente no percibió la economía en el bolsillo y la segunda es la expectativa generada en materia de seguridad contra la realidad. Entonces, me parece que hubo un buen presidente con algunos flancos en materia de gestión propios, y me parece también que hay mejores ministros y hay ministros no tan buenos.

En ese sentido, a veces hay una idealización de que fue un gobierno que la rompimos y que perdimos. Si queremos volver a ganar y que nuestra opción como partido sea la mejor, tenemos que entender lo que no hicimos del todo bien para hacerlo bien el día de mañana. Va por ahí. Si hubiera sido un gobierno que la gente..., “bo, poné una heladera y vas a ganar”. Una parte quizá tuvo que ver con la campaña, pero el informe de Porzecanski también dice que no fue determinante la campaña para no ganar. Que el tema venía de antes. Entonces, si venía de antes, tuvo que ver con la gestión, con cosas que quizás no se lograron hacer o no estuvieron en agenda. El tema de los jubilados... se habló, y yo lo dije en su momento en la autocrítica, a mí no me parecía bien un gesto que es divino como gobierno de decir “yo bajo los impuestos”, como se bajó el IRPF. Yo pregunto: ¿Uruguay era un país en donde se admitía bajar impuestos, teniendo otras realidades para atender? A mí me parece ignominioso que los viejos tengan que hacer cola fuera del Banco República para pedir plata prestada al Estado.

En el aspecto económico, ¿considerás que lo que pasó fue coyuntural, que tiene que ver con que no se escogió adecuadamente al equipo económico, por ejemplo, o fue una cuestión del rumbo que se definió? En la campaña, el Frente Amplio (FA) utilizó mucho el concepto de los “malla oro” para referirse al gobierno de Lacalle Pou.

Yo creo que la coyuntura, de dónde veníamos, condicionó mucho, porque el discurso era contener el gasto público, la meta fiscal, distintas cosas que obviamente te embretaban en materia de discurso para hacer otras. Y creo que en definitiva ese ejemplo, el de bajar el IRPF... No vi ninguna manifestación por 18 de Julio de la gente a la que se le bajó el IRPF. Sí veo los padecimientos de los jubilados o de algún otro sector porque capaz que ese dinero podría haber llenado un hueco mucho mayor del que terminó llenando la reducción de ese impuesto. Entonces, eso sí tiene que ver capaz que con filosofía. Lacalle fue un buen presidente. ¿Hay cosas para mejorar del gobierno? Hay cosas para mejorar del gobierno. ¿Vamos a ir el día de mañana con exactamente la misma propuesta? Ah, yo creo que no. Capaz que con el mismo candidato, con la misma propuesta... creo que hay que discutirla, ¿no?

¿El PN debería ir con una propuesta orientada a mayorías más amplias? ¿O cómo la catalogarías?

En primer lugar, que combine toda la libertad que se quiera con toda la igualdad que se necesite o con toda la equidad que se necesite. En materia de educación, por ejemplo, en 2019, sólo dos muchachos de los más pobres terminaban la educación media superior. Eso es una pandemia. Ese es el origen de buena parte de todos los males. En el tema de la seguridad, hace rato que la discusión está centrada en si hacemos más cárceles, si ponemos penas más duras, si abrimos las cárceles, si ponemos medidas sustitutivas, y ese es el último eslabón. Si vos no atendés el primer eslabón del tema, vas a seguir administrando el problema, no lo vas a resolver. Entonces, ¿qué hacemos con esa enorme cantidad de gurises que no terminan en el liceo, que quedan afuera del circuito? Llegar a un proceso electoral en el que uno de los principales temas de campaña es la pobreza infantil nos tiene que dejar... O sea, no por culpa del gobierno pasado, por varios otros gobiernos que tuvieron mucha más bonanza que el nuestro. Entonces, me parece que tenemos que mirar al futuro pensando en toda la libertad, pero que nadie quede por el camino.

Miguel Abella, intendente de Maldonado, decía hace unas semanas a la diaria que el PN debería preguntarse por qué tiene una alta votación en las elecciones departamentales y eso no tiene un correlato en las nacionales. ¿Qué explicación tenés para eso y cómo aporta a la autocrítica?

Estando, entre comillas, de afuera, me preguntaba “che, ¿dónde se toman determinadas decisiones?”. Vos veías que el partido iba para allá, pero ¿quién decide? ¿Dónde se decide que el partido vaya para allá? Hasta que tuve la oportunidad en esta última elección de ser electo senador. En un momento me senté y me di cuenta de que era por ahí que pasaba la cosa. Buena parte de los temas que hacen a la agenda y al rumbo de nuestro partido pasan por ahí. Y lo dije en la autocrítica a la que fui como integrante de la región en Salto. Los sectores del partido responden a cooperativas, o sea, a movimientos en los que la virtud está en ver cuántos socios conseguís para armar tu sector, para conseguir gente que te acompañe y que te haga senador. Pero en definitiva, si vos ves lo que pasó en mayo con lo que pasó en octubre, quienes íbamos por las nominaciones departamentales sacamos 300.000 votos más que en octubre. A veces el rumbo del partido está o pasa por determinados lugares, y en realidad la gente cuando valida liderazgos, gobernantes y orientaciones pasa por otro. Y creo que eso no ha sido debidamente contemplado en el partido. No es a modo de queja, no es a modo de berrinche. Es a modo de decir: “Vos, ¿qué estás haciendo? ¿Qué están haciendo ustedes y por qué en mayo gente que vota al Frente en octubre decide votar un blanco para la intendencia?”. Ahí lo que tenés que hacer es desmenuzar el ADN de cómo se toman esas decisiones, y el proceso de elección de las personas en los 14 lugares en los que gobernamos, y decir: ¿por qué la gente decide saltar el alambrado en mayo?

¿Y por qué lo hace? ¿Qué te parece?

Primero, hay un tema de cercanía, de estar presente. Segundo, creo que los blancos en ese sentido damos más garantías, más certeza, más confianza a nuestros conciudadanos para administrar la cosa pública en los departamentos. Hay más experiencia acumulada, pero me parece que generamos también más confianza. Y tercero, en la lógica que nosotros administramos tenemos un alto sentido del pragmatismo al momento de gobernar. Por eso capaz que no se entiende cuando uno se sienta a conversar o a almorzar con Yamandú Orsi. Y algunos de estos que se llaman dirigentes dicen: “Oh, traidor, ¿cómo se va a sentar a conversar con el FA, con el presidente?”. Ese es el pan nuestro de cada día. ¿Cómo no te vas a sentar a conversar o a hacer lo que sea con el presidente o con el líder del Partido Comunista? Si tenés algo para entenderte y para sacar algo de ahí que beneficia a la gente, ¿cómo no te vas a sentar a conversar? Entonces, lo nuestro es muy pragmático, porque los temas que a vos te pasan todos los días... Te muestro el teléfono, la chorrera de mensajes, de pedidos, de cuestionamientos, de quejas, ¿vos te pensás que se orientan a la derecha o a la izquierda? Son gente que te pide soluciones, trabajo, vivienda, la vialidad, el tema ambiental..., ¿y eso es de derecha? ¿Es de izquierda?

Entonces, entender la política desde un lado mucho más pragmático, más allá de tu orientación, me parece que es lo que hace la diferencia en el momento de elegir en mayo una cosa y de elegir en octubre otra. Ese componente altamente ideologizado, trabajar más desde lógicas de extremos para ver si te podés quedar con una porción del electorado lo único que hace es contribuir a una política de nicho. Y vos en un departamento no podés tener una política de nicho, si le estás hablando a todo el mundo. Por eso la gente decide que en octubre vota al Frente y en mayo vota a un blanco. Porque hay un tipo o hay una mujer que les habla a todos, no les habla solo a los blancos.

El intendente de Paysandú, Nicolás Olivera.

El intendente de Paysandú, Nicolás Olivera.

Foto: María Vivanco

Mencionabas recién los pedidos que te llegan. Desde el FA se afirma que las intendencias del PN sostienen estructuras clientelares y eso es lo que en cierta medida explica los triunfos departamentales. ¿Qué te parece?

Decir eso es como que yo les diga: Orsi llegó a ser intendente de Canelones porque mantuvo estructuras clientelares, yo qué sé. No, me parece que es subestimar a la gente. Vos podés ser todo lo clientelar que quieras, pero nunca vas a justificar que el 40%, el 50% de la gente te apoye en un departamento. ¿Cómo llegás al 40%-50% haciendo favores? Me parece que eso es no entender cómo funciona. La gestión departamental se ha profesionalizado mucho, en primer lugar. Frente a un debate como era el tema del ingreso a las intendencias, nosotros no nos fuimos a esconder diciendo “no, que no nos toque, que no se abra el tema”. Fuimos nosotros al Parlamento a presentar un proyecto de ley que fue el que terminó en buena parte saliendo.

Los colorados dicen que en realidad ese proyecto que se aprobó institucionaliza el ingreso de forma directa.

Bueno, que los colorados se pongan de acuerdo, porque el intendente colorado fue parte también de eso. Viste cómo a veces hasta dentro de un propio partido las banderas que querés levantar por un lado, por otro lado hay un intendente que tiene que administrar esa misma realidad, hay dos visiones distintas.

Hablabas recién del tema de los extremos. El documento de autocrítica plantea que es tiempo de “disputar el espacio simbólico” con el FA y cuestionar los “dogmas” de la izquierda. En particular, habla de denunciar “su excluyente progresismo identitario así como el wokismo”. También sostiene que el FA “ha construido durante décadas un entramado institucional y cultural que excede la política partidaria” y que incluye universidades y sindicatos. ¿Qué te parece esta visión, muy en sintonía con el pensamiento de otras derechas en la región?

A mí no me suena pertenecer a un partido que su única razón de ser sea ser “reactivo a” o estar “en contra de”, o combatir lo que otros hacen. Los blancos estamos llamados a otra cosa. Primero, a tener agenda propia, no a tener una agenda que solamente se dedique a confrontar con la agenda del otro. En segundo orden, tenemos 189 años de historia que pueden validar perfectamente un modelo nacionalista para nuestro país. Quizás el último que lo pensó de manera integral fue Wilson Ferreira Aldunate. Entonces, ¿cómo no nos vamos a permitir tener nuestro modelo nacionalista? Que no vayamos pensando que tenemos que andar juntando en el suelo los tickets para ver cómo llegamos a ganar. Como cuando juega la selección: nosotros vamos a ganar, pero si pierde fulanito, si empata menganito. Bo, vamos pensando que vamos a ganar porque tenemos la mejor propuesta y la mejor causa que defender, y cuando vos tengas una muy buena causa que defender y la transmitas, lo otro viene solo. ¿O alguien piensa que vamos a tener que lavarles la cabeza a los gurises para que se metan en la universidad? En la universidad va a haber alguien que levante una bandera del nacionalismo, bajo el rótulo que sea, cuando esté convencido de lo que está defendiendo. No cuando le digas: “Tenés que ir a militar ahí”. Nadie va a militar una causa que no siente.

¿No te parece que eso puede llegar a ser redituable electoralmente, en un clima regional que se encamina un poco hacia ahí?

La estrategia de un partido de 189 años no puede ser estar pendiente de chuparte el dedo, sacarlo por la ventana y ver pa dónde va el viento, y vos vas para ese lado. La gente confía en un partido que garantice un rumbo. No me parece que el rumbo nuestro se tenga que ir construyendo en función de qué va pasando en la región. Porque ¿qué va a pasar? Mañana nuestros vecinos son de ultraderecha, nosotros pasamos a ser de ultraderecha. Si todos los vecinos son de izquierda, pasamos a ser de izquierda. Wilson decía: “Nosotros no somos ni de derecha ni de izquierda, nosotros somos blancos”.

Y el otro tema, que tiene que ver con la interna y con muchas cosas, es: lo peor que nos pudo haber pasado es que se hegemonice el partido, que se monopolice en una sola corriente. Eso le ha quitado a nuestro partido la necesaria lógica de pesos y contrapesos. Incluso tiene un impacto electoral. Las veces que el partido ha estado acaparado por un determinado sector son las veces que no nos ha ido bien. Las veces que han querido avasallar a otras formas y a otros pienso son las veces que no nos ha ido bien. Entonces, me parece que de esa diversidad en unidad, pero no unanimidad, en esa diversidad me parece que hay que construir. No me parece, repito, que nuestro modelo sea un modelo reactivo, eso es una política de nicho. Eso sirve para ganar una interna o para marcar en una interna, porque sí, le hablás al más rabioso: “Oh, hay que matar a todos los comunistas, fuera Rusia”, y bueno, en alguna gente prende eso. Entonces, cuanto más reactivo, más cautivás ese espacio, pero ¿a eso queremos jugar? ¿O querés gobernar un país, querés transformar un país? Para transformar un país, no te olvides de que la mitad del país piensa de otra forma. Y tampoco te olvides de que esa mitad del país que piensa de esa forma, de una instancia electoral a otra tiene la libertad de cambiar, como ha cambiado en los departamentos con base en modelos que sí satisfacen la expectativa de ese mismo que pudo sentirse de izquierda o del FA y que en mayo capaz que cambia.

¿Hablás seguido con Orsi?

No, seguido no; hay una buena relación, hablamos cuando hay que hablar.

¿Alguien te cobró el hecho de que hayas sido el único integrante de la coalición que fue al lanzamiento del diálogo por la seguridad social?

Y... nadie me dijo: “Bo, pero...”. Pero ¿viste cuando entrás a un lugar y te conversan por abajo: “Mirá, ahí viene el traidor”? Sí.

¿Cómo evalúas la consolidación de la coalición?

A mí me parece que no está maduro todavía eso. Creo que se administró bien durante el gobierno y ahora en la oposición, bueno, ya Cabildo, por supuesto, no está participando. Hay un sentimiento de necesidad, pero también hay que atender los frentes internos. Cada partido tiene sus frentes internos. Entonces, ¿cuánto te distraen los temas que tenés para dentro de tu casa con los otros que tenés que atender para que eso funcione de forma amalgamada? ¿En qué termina esto? No sé si hoy están dadas las condiciones para que termine en un solo lema. Yo soy de los convencidos de que cada partido tiene que mantener su identidad. Si en algún momento se busca darle una síntesis de ingeniería electoral, y atenta contra la identidad que cada uno sentimos para con nuestro partido, me parece que no sale la foto esa.

¿El escenario más viable es un acuerdo electoral como el que hubo en las últimas elecciones?

A lo sumo podrá buscarse algún formato en el que..., a ver, el Frente lo tiene, me parece. Lo ha ido cultivando con el tiempo también. Los socialistas se sienten socialistas, pero pertenecen al FA. Si pensamos en algo para adelante, tiene que ser sobre la base de preservar la identidad.

Decías que no es bueno que el PN tenga un bloque tan hegemónico, ¿considerás que sería saludable en las internas que hubiera competencia a Lacalle Pou?

Competencia interna va a haber siempre. No sé si una disputa de la candidatura. Capaz que es otra disputa. El PN, y hasta te diría la coalición, tienen un activo que es Lacalle. Alguien que ya fue presidente, que no está contestado. Sí me parece que el eje de la discusión y de ver cómo se administran los correlatos internos va a pasar por el lado de decir: “Bueno, Lacalle. ¿Qué gobierno de Lacalle? ¿Qué va a pasar en el gobierno de un presidente como Lacalle? Me parece que eso sí debería estar abierto para que todos los sectores puedan empujar, no sólo para ver cuántos nombres meten, sino para ver qué idea meten, qué perfiles meten, qué rumbo en algunos temas se le da a este futuro gobierno.