¿Qué evaluación hacen como ministerio de las acciones de evacuación de la población en situación de calle a partir de la alerta roja?
El domingo, conversando con el presidente, evaluamos posibilidades. Yo le planteé la importancia de coordinar un nivel de acción interinstitucional superior a las que se han desarrollado hasta ahora para atender lo que entendemos es una emergencia en materia de situación de calle. Estuvimos de acuerdo en eso, se convocó una reunión de ministros vinculados a esa posible respuesta con el Sinae [Sistema Nacional de Emergencias] y a partir de eso se activó la alerta roja, que es, dentro del menú de posibilidades que teníamos, la medida que nos parecía más oportuna. La evaluación que hacemos del operativo es buena. La dimensión del problema es enorme. Nosotros hoy tenemos en el sistema de protección social, de forma permanente, más o menos 5.500 personas que reciben distintos tipos de respuestas, algunas 24 horas, otras respuestas más parciales, y en el invierno esa cantidad se amplía. Este año nosotros activamos el Plan Invierno más grande que haya tenido el país, y no es un mérito de la administración, sino algo que surge de la dimensión del problema. Hoy ya tenemos dentro de nuestros centros nocturnos y de contingencia a alrededor de 2.100 personas. Con la alerta logramos, a través de la participación de la policía en la captación y la medida de evacuación obligatoria, reunir a 400 personas más. Poder recurrir a una herramienta distinta a las que existían y las que se habían activado hasta ahora nos pareció necesario y evaluamos que ha sido positivo, más allá de que todavía hay muchísimo para trabajar para llegar a la totalidad de la población que se encuentra en esta situación.
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Se ha criticado por parte de la oposición el carácter provisorio de esta medida, ya que cesa cuando termina la alerta. ¿Consideraron esto?, ¿y cuándo piensan que se terminará la alerta?
La alerta, por su propia definición jurídica en la ley de creación del Sinae, es una decisión que se dispara por un evento particular, en este caso, un evento meteorológico, que es el frío extremo. Estos días la situación climática cambió un poco, pero hay un pronóstico también complicado para los próximos días, entonces, se decidió mantener la alerta. Todavía no hay una fecha concreta de finalización, el martes se va a evaluar qué se hace. Pero, ciertamente, la alerta por definición está asociada a un evento particular. Y acá hay una realidad que no es un evento particular, es una situación permanente. Entonces, ¿cómo afrontás una realidad permanente con medidas de emergencia? De hecho, la solución estructural al problema no pasa por la medida de emergencia, pero el frío extremo obviamente expone a las personas a una serie de riesgos que requerían una acción diferente. Las herramientas existentes, las permanentes, las estábamos utilizando.
¿Piensan aplicar esta medida en otras instancias durante el invierno?
Se puede volver a usar, eventualmente. Nosotros entendemos que hay que protocolizar la activación de este tipo de alertas, y además entendemos que el problema de fondo requiere seguir trabajando en herramientas para ser abordado.
¿Qué responden a las críticas de la oposición de que se trata de medidas improvisadas?
Nosotros tomamos las medidas en el momento en el que la evaluación de la situación nos indicó con claridad que, a partir de un evento meteorológico específico señalado por el Inumet, teníamos que activar una herramienta que no se había activado nunca. A quienes señalan que se demoró mucho, bueno, gobernaron cinco años y en esos años nunca tomaron esta medida.
También se señala la cantidad de muertes de personas en situación de calle en los últimos días.
Yo he evitado mucho la polémica con la oposición en este tema, porque no quiero entrar en una cuestión político-partidaria en esto, pero las herramientas que existían cuando nosotros asumimos el gobierno eran las herramientas que se habían aplicado en todos los años anteriores. De haber evaluado que era necesario activar otras herramientas o desplegar otros procesos, las autoridades anteriores lo podrían haber hecho. Nosotros lo que hicimos fue activar una nueva herramienta ante la observación de que con lo que había no era suficiente, pero además tomamos la decisión de ampliar el Plan Invierno mucho más de lo que se había hecho en circunstancias anteriores, al punto que no quedó nadie durante el período del Plan Invierno que haya solicitado cupo y haya quedado fuera del sistema. Hay un despliegue de medidas en muy poco tiempo, de manera muy ágil.
¿En qué nuevas herramientas está pensando el Mides para abordar este problema?
Cuando asumimos, haciendo un diagnóstico de la realidad del área de calle, veíamos dos dificultades grandes. Una, la violencia que existe dentro del propio sistema. Hay mucha gente que no quiere asistir a refugios, a centros, porque denuncia situaciones de robos, de hostigamiento. Vimos muchas situaciones de hacinamiento, centros en muy malas condiciones. Empezamos a trabajar sobre eso con un presupuesto comprometido como el que tenemos. Aun así, trabajamos en la infraestructura, deshacinamos centros, empezamos a abrir nuevos. En lo que va de esta gestión ya llevamos abiertos más de 40 centros nuevos del Mides asociados en su mayoría al Plan Invierno y a esta ampliación de más de 1.000 cupos que ya llevamos generada. Pero también veíamos otra forma de violencia relacionada con el sistema calle, que es el modo en que se accede a los cupos. Las personas que no tienen permanencia en un centro tienen que pedir el cupo en las puertas de entrada –hecho que ocurre en muchos de los refugios existentes–, esperar allí a que se les asigne un cupo, y a veces las esperas son largas, son en la vía pública, sin ningún tipo de acompañamiento más que la interacción con el equipo que está dentro del centro, y a veces se les asigna un cupo en un lugar muy lejano. Otra dificultad que veíamos tenía que ver con la captación. El sistema de captación que tiene el Mides, con base en los convenios vigentes, es muy débil. El equipo base es reducido para la enorme cantidad de población que existe en esta situación.
Por ello, les planteamos al presidente de la República, al Ministerio de Economía, una serie de medidas, algunas estructurales, que tienen que ver con seguir expandiendo el sistema 24 horas, y otras que tenían que ver con abordar estos dos nudos más urgentes. Y sobre estos dos nudos más urgentes iniciamos un proyecto que ya está en ejecución que se llama Puertas Abiertas, que implica generar centros barriales comunitarios con organizaciones de base territorial que conocen el territorio, que se ocupan de recibir a las personas que vienen a pedir un cupo. E implementamos las duplas de salida al territorio, vamos a totalizar más de 100 personas en territorio haciendo captación, caminando, además de los equipos móviles que igual van a salir. Y esto ya está funcionando muy bien en los pocos días que lleva de ejecución.
De cara al presupuesto, ¿qué acciones considera el Mides prioritarias para abordar este problema?
Yo he dicho públicamente que me parece muy valorable la expansión de los servicios de 24 horas que se llevó a cabo en la administración anterior. También creo que hay intentos que se han hecho en materia de salud mental que son valiosos y creemos que hay que expandirlos. Tenemos también proyectos que tienen que ver con la búsqueda de soluciones habitacionales de nuevo tipo, distintas a las que ya se han ido generando. Obviamente, esto requiere articulación con el Ministerio de Vivienda. Hay un menú muy importante de medidas; nosotros las diseñamos, las presupuestamos, las tenemos descritas, y son medidas que, por supuesto, requieren de una dotación presupuestal. Se van a discutir ahora en el debate presupuestal.