En los últimos días, arribaron a Uruguay más de 2.000 empresarios convocados a participar en la XI Cumbre Empresarial entre China y Latinoamérica y el Caribe, el encuentro de negocios más importante entre países en desarrollo organizado por el Consejo Chino para el Fomento del Comercio Internacional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto de Promoción de Inversiones y Exportaciones, Uruguay XXI, en el Centro de Convenciones y Exhibiciones de Punta del Este.
En la jornada de ayer inauguró oficialmente el encuentro el presidente, Tabaré Vázquez, quien celebró su realización en nuestro país. “Hace 32 años comenzamos el GATT [sigla en inglés para el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio, que dio paso a la Organización Mundial de Comercio] y hoy es un honor recibir este encuentro que, por primera vez, se realiza en un país con costa al Atlántico” afirmó.
El comercio entre China y la región se multiplicó por 17 entre principios de siglo y 2016, creciendo a una tasa anual de 30%, con un valor actual de 216 billones de dólares. Hoy China se sitúa como el segundo socio comercial de la región y en países como Brasil, Perú, Chile y Uruguay escala al primer puesto. El vicepresidente de la Conferencia Consultiva del Pueblo Chino, Ma Peihua, resaltó que el comercio de su país con Uruguay creció 28% el año pasado, lo que consideró una “buena cifra”. Pero la realidad es que cinco bienes aún concentran 90% de las exportaciones de América Latina al país asiático y, por eso, varios de los latinoamericanos presentes –entre ellos, Vázquez– llamaron a “agregar valor” a la producción, al tiempo de “procurar una mayor diversificación”.
Hace unas semanas el gobierno chino celebró su congreso nacional del Partido Comunista y, según el representante de este gobierno, se celebró una “nueva era para el país”, “apostando a una mejor calidad de vida de su población” y “señalando la política exterior como principal puerta” para conseguirlo. El presidente del BID, Luis Alberto Moreno, contó que el gobierno chino se comprometió a más que duplicar para 2025 el intercambio con la región, teniendo como meta los 500 billones de dólares: “Una meta ambiciosa y un aliciente en estos tiempos en que otras regiones se están encargando de levantar muros”, valoró.
El vicepresidente del Banco de Desarrollo de China, Cai Dong, consideró que se trata de “un caso paradigmático de relaciones entre países en desarrollo” y sostuvo que el banco –con 300.000 millones de dólares invertidos en la región– busca “ampliar su espacio de cooperación” a través del “aumento de servicios financieros, desplegando el papel de las finanzas como motor”. Pero a modo de respuesta, la ministra de Industrias y Productividad de Ecuador, Eva García, dijo que “necesitamos más inversión que financiamiento” en la región.
En el marco de la estrategia china de “Una franja y una ruta” y el “Nuevo Libro Blanco para América Latina” surge un potencial de oportunidades de negocios. El canciller, Rodolfo Nin Novoa, dijo que “está en nosotros ser proactivos y eficientes y acoplarnos a las megatransformaciones que está proponiendo la economía china”. En este sentido, sostuvo que “por primera vez la población urbana china supera a la rural”, el sector servicios aporta en mayor medida al Producto Interno Bruto que el industrial, lo que indica que “se está conformando una creciente clase media y las empresas están buscando internacionalizarse” y, ante esto, Uruguay debe pensar su estrategia: “Queremos posicionarnos como productores de alimentos y la ley de riego nos va a permitir aumentar la producción a nuestro potencial, que es alimentar a 50 millones de personas”, opinó. También resaltó la potencialidad del país como puerto de entrada y salida a la región y el interés de “aliarse” con China en materia de ciencia y tecnología. “Queremos avanzar a una asociación estratégica integral”, agregó.
Por su parte, el ex presidente del BID Enrique Iglesias coincidió en que “el modelo chino volcado a la expansión de tecnología es un socio muy importante para nosotros, siendo que mientras que en América Latina la producción se funda en 78% en la mano de obra y en 22% de productividad en promedio, los valores se invierten en China, donde los mismos factores pesan 14% y 86%, respectivamente.
Iglesias también celebró que el gobierno chino se haya declarado “profundamente comprometido” con el multilateralismo y resaltó el papel de la empresa privada como “instrumento que permite poner en el marco de la concreción”. Uno de los representantes chinos del sector privado, el director de la empresa automotriz con un amplio despliegue en la región, Lifan, Mu Gang, dijo estar esperando “mayores regulaciones medioambientales”, y no sólo que “China esté dispuesta a aceptar estas disposiciones” sino también a “aprender de lo que han hecho con los alcoholes y las energías renovables”.
La cumbre está reuniendo a 2.300 empresarios, de los que 700 son chinos, un valor histórico según los organizadores, que señalaron que en ediciones anteriores no superaban los 200.