Hace 15 días que los trabajadores de Arrozal 33 pusieron fin a las medidas desplegadas ante una serie de afectaciones sindicales, de seguridad laboral y reclamos económicos. En la madrugada del viernes, una carpa que tenían instalada desde que se originó el conflicto fue prendida fuego por desconocidos. No había nadie en el lugar cuando se provocó el incendio.

El jueves, la empresa había despedido a un trabajador, padre de un delegado sindical. Este trabajador no cobra lo que su tarea representa; le pagan por otra categoría laboral, más baja. Hace un mes echaron a dos trabajadoras sindicalizadas de la empresa que bregaban por la negociación colectiva en una asamblea de sindicalistas arroceros.

“Hay que entender que los trabajadores levantan el conflicto no conforme con lo que la empresa había propuesto, pero sí estamos de acuerdo en la mesa de negociación para mejorar las condiciones de trabajo y el relacionamiento laboral, teniendo en cuenta las graves denuncias que tiene la empresa en materia de seguridad laboral”, explicó Marcelo Amaya, del gremio, a la diaria.

Los sindicalistas responsabilizan a la empresa por la profundización del conflicto. “Si esto sigue así se va a prender fuego la pradera”, advirtió Amaya. Aseguran, además, que desde 2008 los trabajadores no tienen convenio colectivo, y que muchas de las cláusulas del convenio de 2006 no se cumplen en Arrozal 33. La empresa posee 8.000 hectáreas de cultivo. Por hectárea salen 170 bolsas de 50 kilos. En la empresa trabajan unas 250 personas, además de los jornaleros que se contratan cuando es necesario. Su producción está destinada a Brasil.