“Accesibilidad e inclusión educativa” es la consigna de la Escuela de Verano 2018 de la Facultad de Psicología (Fpsico) de la Universidad de la República (Udelar), que empezó el miércoles y reunirá hasta el 23 de febrero a estudiantes de grado y de maestría uruguayos y de otros países de la región. El objetivo es tratar el tema “en términos generales, incluyendo todos los niveles educativos, planteando como desafío y responsabilidad de los universitarios el poder producir conocimientos para mejorar la inclusión, particularmente de las personas con discapacidad pero haciendo énfasis en que la inclusión pasa por que todos tengan derecho a estudiar en cualquier nivel”, aseguró en diálogo con la diaria la decana de la facultad, María José Bagnato.

Para esta edición de la Escuela de Verano se seleccionaron 60 estudiantes: 30 son uruguayos y la otra mitad son de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú. Los docentes son de la Udelar, de la Universidad Nacional de La Plata, de Argentina, y de la Universidad Estadual Paulista, Campus de Marília, de Brasil. Según la decana, se trató de aportar “distintas perspectivas, y los docentes que participan reflejan eso”. La amplitud no sólo apunta a los profesores, sino a las distintas temáticas que se tratarán: habrá “diferentes perspectivas en los marcos teóricos, en los ámbitos de aplicación, en los trayectos educativos y también en los aspectos tecnológicos que colaboran con dispositivos que favorecen los entornos accesibles para todos”.

Las clases serán teóricas y prácticas, están pensadas desde la modalidad de taller y cada docente decidirá la forma de evaluación que más se ajuste a sus objetivos. Son 13 profesores; salvo algunos que trabajan en equipos, la mayoría será responsable de un tema en particular y los estudiantes deben cursar todos los talleres para aprobar la Escuela de Verano. Además del curso, la experiencia cuenta con una salida –también a modo de cierre– al Parque de la Amistad, el espacio público con el que la Intendencia de Montevideo apuesta a la inclusión. Para seleccionar a los participantes de esta nueva edición el comité organizador tuvo en cuenta las cartas de postulación y las escolaridades de los estudiantes.

Más allá de aportar en el campo del conocimiento, la Escuela de Verano apunta a problematizar la formación de los estudiantes universitarios en esta área particular. Bagnato sostuvo: “La formación universitaria es insuficiente, porque el tema de la discapacidad se ha tratado desde su origen en las distintas carreras con una mirada desde el déficit, y mirar la discapacidad desde otro paradigma requiere incorporar otras cuestiones epistemológicas. Hay diferencias en los distintos servicios y según la universidad; en este sentido creo que estamos empezando a mirar desde la inclusión, pero todavía falta”.

Preguntas a resolver

Uno de los objetivos que se plantea la Escuela de Verano es debatir sobre las distintas perspectivas teóricas actuales en inclusión educativa. Según Bagnato, se puede hablar de dos grandes tendencias que “en algún lugar podrían ser vistas como una falsa contradicción”. Por un lado, una línea que plantea como necesaria “la formación especial para las personas que tienen algún tipo de dificultad, según la cual habría que generar un ámbito especial para ellas, para que puedan aprender de acuerdo con sus posibilidades”, mientras que “la otra vertiente propone adecuar los entornos de aprendizaje para que cada persona despliegue sus posibilidades y potencialidades”. Bagnato advirtió de que estos planteos “son los extremos, en el medio puede haber algunas propuestas que incluyan dedicación específica para personas con dificultades, pero en el mismo entorno que los demás”, explicó la decana, quien aseguró que la academia, incluyendo la Udelar, tiende a pararse en la segunda postura, donde se apuesta a la diversidad y la inclusión educativa.

Uruguay arrastra años de apostar a las escuelas especiales para niños con discapacidades físicas e intelectuales. En palabras de la decana, no obstante, se está avanzando hacia una escuela inclusiva: “Estamos en camino, hay mucho interés de parte de las autoridades de la educación y de los profesionales que buscan pensar y movilizarse hacia la inclusión”, aseguró, y agregó que “más allá de eso, son necesarias las herramientas para poder instrumentar estas metas en la escuela, se deben conocer los distintos debates para lograr la inclusión”.

Además, es difícil medir el avance de Uruguay en materia de inclusión, porque no hay un plan nacional vinculado a la accesibilidad que permita tener criterios evaluadores, explicó la decana. “No hay un ranking en el que se pueda colocar al país, pero en temas de discapacidad hay que entender que también hay una gran diversidad y todavía contamos con algunas situaciones en las que los niños son rechazados para ingresar a la educación, así como también hay áreas que han avanzado, como los estudiantes sordos que han conseguido tener hoy en todos los niveles la preparación necesaria”, puntualizó Bagnato.

Bajo la lupa

Son varios los temas que tocarán los especialistas en las dos semanas que dura el curso. Uno de los que llaman más la atención son las adecuaciones curriculares, concepto que refiere a las distintas formas que ofrece la educación para hacer accesible el conocimiento. La decana afirmó que “la adecuación curricular no pasa por flexibilizar los objetivos o la exigencia, sino por brindar otros mecanismos de acceso a la persona para que pueda hacer el proceso de aprendizaje desde sus propias posibilidades”. “A veces es ofrecer más acceso al material de estudio, otras veces es ofrecerlo en otros formatos o con otras tecnologías como los software que permiten traducir a voz un texto escrito; la adecuación también significa ofrecer esto a la hora de hacer una prueba”, agregó.

Desde su experiencia en la educación superior, Bagnato aseguró que “el contenido no se flexibiliza”. “Siempre partimos de la base de que todos aprobaron sexto año de liceo. No se trata de cambiar el contenido, pero sí la forma en que la persona se apropia de ese contenido; buscamos que cada uno sea capaz de asimilar lo que estudia y trabajar con eso”, dijo.

Otro de los puntos del programa que está más en boga es el uso de las nuevas tecnologías al servicio de la inclusión. La decana detalló que “el desarrollo del software, los diferentes dispositivos informáticos, plataformas como EVA [Entorno Virtual de Aprendizaje] o proyectos como la Biblioteca Accesible que ganó ProEva” son buenos ejemplos del uso de la tecnología para apoyar la inclusión en educación. Durante el curso también se debatirán las tecnologías de apoyo personal, que muchas veces ofrecen una mayor movilidad para las personas. “Hay distintas experiencias y avances. Lo que queremos con la escuela es sumar conocimiento a la discusión: es importante que cuando algo se produce no lo conozca sólo el que lo recibe, sino que la mayor cantidad de gente esté informada de los avances que, a su vez, sabemos que son cada vez más rápidos, por lo que muchas veces no estamos informados de todas las posibilidades, de ahí la importancia de estos encuentros”, destacó.

Durante el curso se buscará dar a conocer ejemplos de buenas prácticas. Los uruguayos expondrán experiencias desde la Udelar; Bagnato comentó que, entre otros, se detallarán los estudios que se hicieron en algunas escuelas especiales del país con modelos como el de Quinta Dimensión. En particular, esta forma de aprendizaje colaborativo –desarrollada originalmente en Estados Unidos y que luego se extendió a España y América Latina– se aplicó en Uruguay para atender tanto la diversidad cultural como la discapacidad, en tanto modelo colaborativo para el aprendizaje. Asimismo, los institutos de Educación, de Fundamentos y de Clínica de la Fpsico presentarán sus avances, y también lo harán algunos docentes de la Facultad de Ciencias Sociales.