Se vienen los comicios y con ellos comienza la temporada de pases de políticos. En realidad, ellos lo vienen anunciando hace meses, primero mostrando disgustos con sus propias fuerzas políticas, luego abriendo “períodos de reflexión”, después coqueteando con líderes de otras fuerzas y finalmente comiendo sanguchitos y jesuitas en la misma actividad, antes de salir del clóset abrazándose con su nuevo aliado. Siempre pensando en el bien del país, por supuesto.

El hijo del líder histórico del Partido Nacional Wilson Ferreira Aldunate, Juan Raúl Ferreira, quien renunció a su partido el año pasado, anda coqueteando con el oficialismo, y si bien no anunció que se iba a vincular al Frente Amplio (FA), tampoco lo descartó. Incluso habló como invitado en el acto de los mártires de la 20 del Partido Comunista. Y como ya no pertenece al Partido Nacional, hasta se dio el lujo de clavarse un choripán y tomar vino tinto lija cortado con naranjita en vaso de plástico en un puesto de obreros del SUNCA. Juan Raúl está contento con el FA porque nunca había chupado 7 y 3 y le terminó gustando más que el Jack Daniels, y en el FA, a su vez, están locos de la vida con Juan Raúl porque evidentemente no se acuerdan de que la última vez que consiguieron el pase de un blanco con apellido ilustre, como fue el caso de Jorge Saravia, les terminó haciendo la del 30 y se volvió para su partido con banca y todo. ¡Es la prosapia, estúpido!

En el Partido Colorado no hay movimientos de pases porque en realidad, como ya nadie quiere ser colorado, en la sede central de la calle Martínez Trueba no hay ninguna clase de movimientos, a no ser el de unos ratones que se están comiendo una vieja colección del diario El Día de la época de Batlle y Ordóñez. Pero igual parece que el diputado Tabaré Viera le dejó la llave de la sede debajo de la maceta que está al lado de la puerta del frente al ex presidente Julio María Sanguinetti a ver si abre el local y puede hacer algo con él, aunque sea ventilarlo un poco, que parece que hay terrible olor a muerto.

En Unidad Popular (UP), por su parte, una importante divergencia ideológica habría causado la escisión de un trotskista, que se negó a seguir militando en las estructuras orgánicas al enterarse de que allí militaba también otro trotskista. El primer trotskista estaría organizando un “nuevo partido de la clase obrera” y editando, él solo, un periódico para esclarecer a los trabajadores sobre el carácter entreguista del otro trotsko que se quedó en UP, y de paso de todos los otros partidos trotskos que puedan haber en la vuelta. Con la esperanza de que su nuevo periódico revolucionario sea más leído por la clase obrera que la revista de ofertas de Ta-Ta y el internacionalismo proletario intacto, organizó su propio acto del 1º de Mayo, del cual participó él solo, por lo cual resaltó el espíritu unitario de este y manifestó ante sí mismo la resolución de su nuevo partido de solicitar el ingreso a la Cuarta Internacional.