Las Toscas está a 120 kilómetros de Tacuarembó y a 90 de Melo, y es la localidad más poblada de toda la zona de Caraguatá: tiene unos 1.200 habitantes. A su liceo van, en dos turnos, 470 estudiantes, pero 75% de ellos son de la zona rural que rodea al arroyo Caraguatá. La historia comienza en 2016, cuando el profesor de Informática Marcelo Núñez buscó si había robots en el liceo, los encontró y guio la clase de informática hacia la robótica y la programación. El docente se fue del liceo al año siguiente, pero para no perder ese espacio, el profesor de Historia Hugo Lima tomó la posta junto con su colega Paola Farías, y en sus horas libres se dedican a apoyar a cinco equipos de estudiantes.

Camila Martínez, los mellizos Tariza y Paulino Silva, Sandro Pereira –todos de entre 15 y 16 años– y Celina López –la más chica del grupo, de 13 años– formaron el equipo CarAGUAtá Hydroynamics y se presentaron en la Olimpíada de Robótica, Programación y Videojuegos de 2017 del Plan Ceibal, en la categoría First Lego League (FLL), en la que alcanzaron, sin preverlo, el tercer puesto. El nombre del equipo hace referencia al proyecto científico que defendieron: un sistema de almacenamiento y manejo del agua de lluvia para regar los cultivos en períodos de sequía.

“Tenía que ser un proyecto que diera una solución a una problemática de la zona. Ahí empezamos a investigar, y el tema de la sequía es grave; cuando hace calor, hace mucho calor. Para los productores agropecuarios ganaderos eso influye demasiado, y tratamos de revertir esa situación con un buen proyecto”, contó Paulino. En concreto, el sistema diseñado implica la recolección del agua de lluvia que cae sobre los salones nuevos que se hicieron en 2017, que a través de una cañería y mediante una bomba de ariete (que funciona sólo con la presión del agua, sin necesidad de otra fuente de energía), se almacena en tres tanques ubicados uno debajo del otro. En la huerta, un sensor de humedad detecta cuando hay déficit hídrico y dispara la señal de apertura para que los tanques alimenten el sistema de riego con el agua acumulada.

En la materia Actividades Adaptadas en el Medio, que es el centro del ciclo básico de los liceos rurales, los jóvenes desarrollaron en el fondo del centro educativo distintos proyectos de cultivos: plantas aromáticas, mates, esponjas, verduras. Después de la presentación del proyecto, la dirección del liceo resolvió aplicarlo en la práctica, y ya se está construyendo.

Viaje con escalas

“No esperábamos nada de esto”, contó Celina en el Aeropuerto de Carrasco, minutos antes de embarcar a California, Estados Unidos, y después de haber viajado ocho horas, durante la noche, para llegar a tiempo al check in. “El año pasado tampoco pensábamos llegar al tercer puesto, y llegamos”, dice, y Paulino recuerda el momento en que anunciaron que llegaban al podio de las Olimpíadas del Ceibal: “Dijeron: ‘vienen del interior, son rurales’ y nos empezamos a mirar, porque éramos sólo dos los liceos rurales. Cuando nos nombraron lo festejamos como si hubiésemos salido primeros, fue una emoción bárbara”.

Eso fue en noviembre, pero en abril volvieron a emocionarse, cuando se enteraron de que con ese tercer puesto clasificaban a la competencia de FLL en Legoland, en Carlsbad, California, y de que el Plan Ceibal iba a solventar su viaje. La noticia les cambió “bastante la mentalidad”, dice Celina. “Para las competencias de acá logramos hacer cuatro desafíos [de un total de 18 a cumplir en dos minutos y medio], y con eso llegamos al tercer puesto. La pista no es nuestro fuerte, pero con el proyecto y en valores nos fue bien, y logramos llegar”, contó Celina. Paulino agregó que con la ayuda de los técnicos del Plan Ceibal, que durante el último mes han viajado los fines de semana a apoyar al equipo, “de esos cuatro que habíamos hecho pasamos a hacer 14; es un gran avance”.

“Para un liceo rural, con los problemas de conectividad que tenemos nosotros en aquella zona, con el aislamiento que tenemos y con las dificultades que tienen estos chicos para trasladarse al liceo, porque viajan kilómetros para llegar, muchas veces por caminos intransitables o que con las lluvias quedan cortados, el incentivo ha sido muchísimo, para ellos y para quienes no están en este espacio de robótica”, comenta Lima, el profesor de Historia y referente de los estudiantes. Destacó el esfuerzo que hicieron los docentes, la dirección (que en el último mes hasta cedió su salón para instalar allí el laboratorio de robótica) y la comunidad, en particular los padres, que se han movido para recaudar fondos y acompañar a sus hijos en los distintos viajes a Montevideo.

Pero Lima destacó también a los propios estudiantes, que, como el espacio de robótica no tiene un docente especializado en informática o robótica, se han convertido en tutores de los más chicos que quieren formar sus propios equipos. “Las dos partes están copadas con eso, y nosotros orgullosos de que sea así”, dice Lima, quien se dispuso a estudiar programación, pero entre tantas competencias, más los 240 kilómetros diarios ida y vuelta a Tacuarembó, donde vive, todavía no ha podido.

En Legoland

Los uruguayos que viven en Los Ángeles y en el estado de California que se enteraron del viaje de los liceales les prepararon una sorpresa y los esperaron en el aeropuerto de Los Ángeles. Además de acompañarlos en la competencia, los llevarán a visitar distintos lugares, entre ellos, la Universidad de Caltech, el Instituto de Tecnología de California. Fabiana Pedrini, que acompañará en nombre del Plan Ceibal a los estudiantes, y Magela Fuzatti, de Laboratorios Digitales del Plan Ceibal, explicaron que la competencia se desarrollará entre hoy y mañana y que, como en anteriores oportunidades de este tipo, los jurados evalúan el rendimiento del robot en la pista, el proyecto científico, y en tercer lugar los valores desarrollados en el proyecto respecto del vínculo con la comunidad y el trabajo en equipo. Ayer el grupo ya armó su stand, y concentra para defender, este fin de semana, su proyecto.