En enero, Alberto Fernández se reunió en una parrillada del barrio Agronomía con Axel Kicillof para charlar de política y, en particular, de algunas diferencias de opinión. Pero les resultó difícil conversar. “Fue insoportable, la gente no paraba de pedirle fotos”, dijo Fernández a El Destape Radio. Por entonces, el ex jefe de Gabinete de Cristina Fernández todavía no era el candidato a la presidencia argentina por el Frente de Todos, y el nombre de Kicillof era uno de los varios que sonaban para la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

En aquella entrevista, Alberto Fernández dijo que Kicillof es un dirigente que “agarra un micrófono y en diez minutos tiene 4.000 personas escuchándolo”. A lo largo de su carrera, agregó, nunca vio “un fenómeno así”, alguien que logre esto “sin promocionarse con un cartel ni avisos en los diarios”.

Ya en 2016, cuando las elecciones del 27 de octubre estaban lejos, Kicillof convocó a una conferencia sobre el modelo económico del gobierno de Mauricio Macri. Estaba previsto que hablara en el auditorio de la Universidad de Quilmes, pero fue tanta gente a escucharlo que el encuentro se debió trasladar a un espacio al aire libre, dos canchas chicas de fútbol que alojaron a unas 3.000 personas.

En ese momento Kicillof era diputado y había sido ministro de Economía del gobierno de Cristina Fernández. Pese a la proyección nacional que le pudieran dar esos cargos, desde que el macrismo llegó al gobierno, en diciembre de 2015, el dirigente se enfocó en la provincia de Buenos Aires.

“A mí siempre me apasionó la provincia”, dijo el candidato a la revista Anfibia. “Es una especie de amplificador donde reverberan mucho más las decisiones económicas liberales, donde se sufre mucho más porque están los núcleos más vulnerables de la población, donde está todo el tejido manufacturero, los pequeños productores agropecuarios, donde la tasa de interés de este gobierno y la política salarial y de retracción del mercado interno, la política tarifaria y la política importadora hicieron destrozos”. Según mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censo argentino, la pobreza, que llegó a 35,5% en el país, alcanzó a 39,8% de los habitantes de la zona metropolitana de la ciudad de Buenos Aires, el llamado “conurbano” bonaerense.

En el camino

Cuando el Frente de Todos lo proclamó candidato a gobernador, Kicillof ya había visitado como dirigente político buena parte de la provincia. Durante más de 40 meses recorrió 80.000 kilómetros de Buenos Aires con un equipo mínimo, en un Renault Clio de 2011 manejado por Carlos Bianco, su actual jefe de estrategia de campaña. Los dos se conocieron en la militancia cuando eran estudiantes universitarios, así como Kicillof y otros de sus colaboradores.

La cuenta de Twitter del candidato se parece a una película de carretera en la que el Renault Clio, que algunos llaman “kicimóvil”, recorrió decenas y decenas de localidades. “General Pinto, Lincoln, Bragado”, enumera Kicillof, entre fotos y videos en los que aparece con una amplísima sonrisa, conversando con simpatizantes, saludando, dándoles un beso. “¡Gracias por recibirnos! General Arenales, Leandro N. Alem, Florentino Ameghino”.

Hace ya un tiempo se veía al dirigente en remera, en la playa, hablándoles a las personas que se agolpaban allí para escucharlo. Después se lo vio abrigado, a lo largo de todo el invierno, tomando mate, en lo que sus colaboradores han calificado como una campaña austera y “a la uruguaya”.

En los videos de Kicillof, se ven tomas desde el Clio de la llegada del candidato a las distintas localidades, y otras del recibimiento, los saludos y los actos con la gente. En otro video, el dirigente muestra la colección de mates que tiene en su casa y que reunió a lo largo de sus giras por los barrios. Son todos regalos de los simpatizantes, uno de ellos con dos nombres grabados: Axel y Spinetta. Es que algunos de los partidarios de Kicillof viven la campaña como fans, y lo reciben como si fuera un músico o un actor legendario.

Redes y reuniones

Varios de los homenajes que crearon para Kicillof sus seguidores han funcionado como piezas de campaña. Videos y jingles caseros se hicieron virales y reforzaron la popularidad del candidato, aunque su equipo aclare que no son oficiales. Es el caso de la cumbia “Pim, pum, para la provincia, Axel gobernador” y de distintos estribillos modificados en su honor. Así, “All you need is love” se convierte en “Axel Kicilove”, o el “I just can’t get enough” de Depeche Mode se transforma en “Para la provincia hay gobernador, Axel Kicillof, Axel Kicillof”. Incluso la intro del animé Pokémon cambia de letra y presenta a Kicillof como el héroe de la serie, que debe derrotar a la gobernadora macrista María Eugenia Vidal.

La otra novedad de la campaña del candidato son los actos al aire libre que organiza en sus recorridas, y que sorprendían a Fernández por la respuesta que tienen. Son coordinados por su equipo, pero con escasa infraestructura. En muchos casos, el propio Clio llevaba un equipo de audio para amplificar la voz del candidato. El objetivo es recibir a la mayor cantidad posible de simpatizantes y también llegarles a otras personas que no se acercarían a escucharlo pero que están por allí, en una plaza o un parque, y lo oyen.

“Esto no es armado, es absolutamente genuino y original, porque no es que alguien lo preparó a Kicillof para que se presente así. No es que Durán Barba le armó un plan para hacer actos espontáneos”, decía en enero Fernández, y destacaba así la distancia entre esta campaña y la que caracterizó al macrismo, con Jaime Durán Barba como asesor de imagen.

Los famosos “timbreos” de Macri y Vidal perdieron mucha credibilidad a lo largo de estos años de gobierno, cuando quedó en evidencia que lo que presentaban como un contacto espontáneo con la gente no lo era. En redes sociales se expusieron varios casos que mostraban la puesta en escena: el de la falsa charla de Macri con los pasajeros en un ómnibus o el de la mujer a la que distintos funcionarios de gobierno visitaron en su casa, como de casualidad. “Yo creo en ustedes ciegamente”, le dice esa mujer a la gobernadora Vidal.

Kicillof, en cambio, lleva adelante una campaña de cercanía con los votantes, reuniones con sindicatos, mateadas con los vecinos, visita a clubes sociales, comercios y fábricas.

El “fenómeno Kicillof”

En las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias de agosto, que más que elegir candidatos sirven para medir fuerzas antes de la votación del 27 de octubre, el macrismo sufrió varias derrotas. La fórmula que integran Alberto Fernández y Cristina Fernández le ganó con una ventaja mayor que la esperada a Macri y su candidato a vicepresidente, Miguel Ángel Pichetto: 49,49% a 32,93%.

Pero la sorpresa la dio Kicillof, que le ganó a la favorita, la macrista María Eugenia Vidal, y la superó por más de 18 puntos. Si se toman en cuenta sólo los votos válidos (que son los que van a contar en octubre), el candidato opositor obtuvo 52,53% de respaldo frente al 34,67% de la gobernadora. Los medios argentinos comenzaron a hablar entonces del “fenómeno Kicillof”.

Las encuestas de intención de voto para octubre reafirman que el candidato a gobernador del Frente de Todos llega con ventaja. La más reciente, publicada por el diario Perfil y elaborada por Clivajes Consultores, le atribuye una intención de voto de 53,27% frente al 36,54% de Vidal, una dirigente que hasta ha sido considerada la figura con mejor imagen dentro del macrismo. En enero, cuando Alberto Fernández hablaba de Kicillof, insistía: “Cuando mirás las encuestas te das cuenta: hay algo novedoso, distinto”.