Como también se puede ver en las tardes uruguayas, el director de un jardín de infantes de Medio Oriente se enfrentaba a diario a un problema recurrente: los padres llegaban tarde a buscar a sus hijos. Un día sí y otro también, a las cuatro de la tarde uno podía ver en el patio del jardín a maestros y niños ya con las mochilas puestas, con cara de aburridos, sentados en un banco esperando la llegada de algún padre demorón.

Al director entonces se le ocurrió una brillante idea: ponerles una multa a los padres que llegaran tarde, bajo la hipótesis de que para evitar la multa llegarían en hora. Sin embargo, para desesperación del director, las cosas no salieron como esperaba: la existencia de la multa generó un aumento significativo de las llegadas tarde. ¿Qué pasó? Los padres comenzaron a considerar llegar tarde como un “derecho” por el que pagaban. Luego de unas semanas se eliminó la multa y, para mayor desesperación del director del jardín, los padres se mantuvieron llegando tarde, más tarde incluso que antes de poner la multa.1

Esta experiencia permite ver cómo una conclusión básica de la economía tradicional (si uno pone una multa a una acción desincentivará la realización de la acción) puede no ser siempre correcta. El ser humano es, por suerte, un bicho complejo que no se amolda exactamente al modelo clásico, y entre esas grietas del Homo economicus surge lo que actualmente se llama economía del comportamiento.

El avance de la economía del comportamiento en el mundo

La economía del comportamiento es un campo de estudio en rápido ascenso dentro de la economía. Los premios Nobel en Economía a Daniel Kahneman en 2011 y a Richard Thaler en 2017 señalan la creciente influencia de este campo, que utiliza conceptos de la psicología para explicar el comportamiento de las personas. En pocas palabras, resalta el peso específico de nuestras percepciones e impulsos y del contexto que enfrentamos al momento en que las personas tomamos decisiones, llevándonos, muchas veces, a comportamientos inconsistentes a los ojos de las predicciones de la economía tradicional. Esta información es de interés para el diseño de políticas públicas, pues pone en el centro de la atención el comportamiento de los ciudadanos.

El crecimiento de proyectos y áreas de aplicación dentro del sector público ha impulsado la generación de unidades especializadas en economía del comportamiento en muchos gobiernos. Conformadas por equipos multidisciplinarios de economistas, psicólogos, sociólogos y especialistas de comunicación, estas unidades orgánicas se mantienen cerca del proceso de toma de decisiones de los poderes ejecutivos tanto a nivel nacional como local. Desde los equipos de economía del comportamiento en Inglaterra (Behavioral Insights Team o Nudge Unit del gobierno inglés) y en Estados Unidos (Social and Behavioral Science Team en la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama) se diseñaron proyectos exitosos para aumentar la participación de trabajadores en programas de ahorro previsional, reducir la tasa de contribuyentes morosos o mejorar el acceso a la información para proveedores sobre procesos de compras del Estado, entre otros.

La experiencia uruguaya: el Laboratorio de Políticas Públicas

Si bien Uruguay cuenta con una rica experiencia a nivel académico, la aplicación de las lecciones de la economía del comportamiento a las políticas públicas a nivel gubernamental es reciente y novedosa, teniendo un hito fundamental en el lanzamiento del Laboratorio de Políticas Públicas en febrero de este año.2

Bajo el diagnóstico de que ya existen capacidades instaladas en el país sobre este tipo de metodologías, fundamentalmente en la academia, se lanzó una convocatoria abierta a ideas de investigación. La oferta de colaboración por parte del laboratorio es económica para las ideas de la academia, y de apoyo técnico y de capacitación para los organismos públicos, en este último caso con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo e investigadores de la Universidad Torcuato Di Tella.

Superando las expectativas iniciales, se recibieron 27 ideas de investigación, pertinentes y de muy buena calidad, en diversas áreas de política pública: salud, energía, educación, seguridad, infancia y adolescencia, trabajo, movilidad urbana y participación ciudadana, entre otras. Algunos proyectos ya han comenzado a trabajar en el diseño, esperando tener resultados concretos en el transcurso del siguiente año.

Ideas presentadas al Laboratorio de Políticas Públicas

Las ideas presentadas a la convocatoria realizada a principios de año cubrieron un amplio espectro de problemas, todos de sumo interés para la mejora de las políticas públicas.

En materia energética, ¿cómo mejorar el etiquetado de eficiencia energética para que sea más entendible e influya en las decisiones que toman los consumidores? ¿Qué políticas son más eficientes para reducir la informalidad en el consumo de energía eléctrica de UTE?

En temas impositivos, ¿cómo mejorar la gestión tributaria y la comunicación con el contribuyente? ¿Cómo se construye la visión de los ciudadanos con respecto a los impuestos, en particular en relación con el IRPF?

En cuanto a la infancia y adolescencia, ¿cuáles son las mejores estrategias para contribuir con las competencias parentales y el desarrollo infantil de los niños y niñas? ¿Cómo mejorar, mediante tutoría entre pares y mensajes específicos, el egreso de adolescentes de los hogares residenciales del INAU?

En la órbita de la salud, ¿qué estrategias desarrollar para disminuir el ausentismo de los pacientes a citas médicas programadas? ¿Cómo mejorar el nivel de adherencia al tratamiento farmacológico de pacientes VIH positivo del Fondo Nacional de Recursos? ¿Cómo fomentar el consumo de alimentos saludables por parte de los individuos?

Sobre el mundo del trabajo, ¿qué estrategias desarrollar para fomentar el uso de licencia de medio horario en el caso de los padres varones? ¿Cómo mejorar la elección de los trabajadores a los cursos que brinda el Instituto Nacional de Empleo y Formación?

Finalmente, una variedad de preguntas sobre diversos temas. ¿Cómo mejorar la movilidad urbana, en particular incentivando el uso de buses eléctricos? ¿Cómo incidiría la publicación del desempeño de las industrias de Montevideo en materia de efluentes industriales en el cumplimiento de los estándares de vertido? ¿Qué impacto tienen los municipios en la participación ciudadana? ¿Cómo mejorar el proceso de decisión sobre la prisión preventiva en base a modelos de machine learning? ¿Cómo es el proceso de incorporación de innovaciones tecnológicos por parte de productores ganaderos?

Conocimiento y gestión pública para la mejora de la calidad del gasto

Desde el laboratorio se apuesta a la participación activa de universidades y centros de estudio en el país y en la región como socios para generar aprendizajes y conocimiento sobre qué tipo de soluciones funcionan en políticas públicas. Este enfoque moderno, que combina saberes expertos, experimentación e intervenciones públicas de calidad, constituye un componente clave para fortalecer la eficacia (que las políticas cumplan los objetivos que se plantean) y la eficiencia (que utilicen los recursos de la mejor forma posible) en el desarrollo de las políticas públicas que necesita Uruguay para avanzar en desarrollo.

La mejora en la calidad del gasto, un componente medular en la formulación de políticas públicas, que se encuentra crecientemente presente en el debate público y que implica grandes desafíos, implica una revisión constante de nuestras prácticas de evaluación y monitoreo. Administrar responsablemente recursos públicos implica atender las dinámicas específicas de cada área política, procurando que las decisiones estratégicas sean tomadas en base a evidencia.

La semilla para la puesta en práctica y consolidación de una unidad de economía del comportamiento en Uruguay al estilo de las Nudge Units de países más avanzados ha sido sembrada, sumándose a redes cada vez más profusas de mecanismos de evaluación y monitoreo de políticas públicas. Aprovechando las capacidades ya existentes en la academia nacional, fortaleciendo a los equipos técnicos de los organismos públicos y consolidando a un equipo de expertos en economía del comportamiento, Uruguay comienza a disponer de una nueva herramienta para la evaluación y mejora de las políticas públicas, buscando de esta forma convertirse en uno de los pioneros de la región en esta materia.

Florencia López Boo es especialista líder de Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo. Gastón Gertner es investigador asociado del Centro de Políticas basadas en la Evidencia de la Universidad Torcuato Di Tella. Santiago Soto es subdirector de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Fernando Esponda trabaja como asesor de dirección de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto.


  1. Gneezy, Uri y Rustichini, Aldo (2000): “A Fine Is a Price”, en Journal of Legal Studies, vol. 29, Nº 1, pp. 1-17. 

  2. https://www.opp.gub.uy/es/laboratorio-politicas-publicas