El abogado Fabrizio Bacigalupo fue denunciado por diversos delitos contra 16 mujeres con exposición pública de distintos ámbitos.
Entre las denunciantes están las legisladoras Silvia Nane, Bettiana Díaz y Verónica Mato, la exdirectora de la Institución Nacional de Derechos Humanos Mirtha Guianze, las periodistas Carolina García, Denisse Legrand y Ana Laura Pérez, la dirigente del Sindicato Médico del Uruguay Zaida Arteta, la abogada Alicia Deus, la abogada y militante del Partido Colorado Mariella Demarco, la directora de Comunicación de la Intendencia de Montevideo Ana De Rogatis y Lorena Massanet, militante del Partido Nacional, entre otras. Son representadas por un equipo de abogados compuesto por Lucía Fernández, Facundo Briz y Fernando Costa, y liderado por Juan Ceretta.
La denuncia fue presentada ante la Fiscalía General de la Nación y la recepcionó Juan Gómez, adjunto del fiscal de Corte. El caso fue asignado a la Fiscalía de Flagrancia de Tercer Turno, a cargo de María Silvia Pérez.
Bacigalupo fue denunciado por la presunta comisión de los delitos de incitación al odio, desprecio o violencia hacia determinadas personas; comisión de actos de odio, desprecio o violencia hacia determinadas personas; injurias, en reiteración real con el delito de difamación, ambas agravadas. También por incurrir en distintas formas de violencia de género: por identidad de género, simbólica, política y mediática.
Las denunciantes anexaron capturas de pantalla de las publicaciones realizadas en la red social Twitter, tanto en la cuenta personal de Bacigalupo (@drbacigalupo1) como en otras cuentas manejadas por él (@Data24U; @DatayaUy; @Infoya_Uy), y en la cuenta de un supuesto grupo político en apoyo a Bacigalupo (@WilsonismoP). La denuncia presenta pruebas de que todas fueron registradas con el mismo correo electrónico y el mismo celular de respaldo.
Además, denuncian hechos de violencia de Bacigalupo contra Mónica Bottero, directora del Instituto Nacional de las Mujeres, y Beatriz Argimón, vicepresidenta de la República. Por sus roles institucionales, según supo la diaria, ambas apoyaron el movimiento, pero declinaron sumarse a la denuncia penal.
Las mujeres denunciantes emitieron un comunicado para dar cuenta de esta situación: “Bacigalupo utiliza sus cuentas de redes sociales personales y otras cuentas que pretenden ser medios periodísticos para difundir un discurso sistemático de intolerancia y discriminación, el que se convierte por el constante hostigamiento hacia quienes presentamos esta denuncia, en un discurso de odio, con injurias y agravios que se reiteran”.
Plantean que “la sanción penal del discurso de odio convertido en delito, tal como está regulado en nuestro Código Penal, tiene como objetivo la protección contra los graves actos de desprecio contra los colectivos. En este caso, las mujeres feministas”.
Señalan que “no es una conducta espontánea, es un acoso sistemático y organizado contra quienes denunciamos este hecho”, y agregan: “El denunciado denota un prejuicio generado por su intolerancia contra las mujeres que tienen una actividad pública ya sea política, periodística, social o cultural”.
Según dicen, “sus publicaciones no intentan generar o transmitir una opinión sobre nosotras sino que lo que busca es ‘incitar al odio, al desprecio o la violencia’. Intenta instalar una prédica antifeminista. Quiere intimidarnos y humillarnos”.
Añaden que “Bacigalupo mantiene en el tiempo una conducta reiterada de acoso, hostigamiento y denigración contra quienes lo denunciamos” y señalan que “la victimización online es un problema social creciente y de gravedad, que no solo nos afecta a nosotras, sino a toda la sociedad. Las redes sociales son una herramienta eficaz de difusión de discursos discriminatorios, violentos e intolerantes”.
Alertan que “el odio puede trascender la barrera digital y convertirse en violencia real”, tal como lo ha adelantado Naciones Unidas en sus últimos pronunciamientos. “En la victimización online se difumina el límite temporal espacial. Una vez que la imagen, mensaje o información comprometida se difunde en internet, probablemente permanecerá en el ciberespacio para siempre. El discurso de odio en las redes puede generar también permanencia, puesto que al trascender y permanecer los efectos nocivos sobre la imagen, honor, nombre y demás derechos de las víctimas, se perpetúan los daños”, agregan.
Las denunciantes entienden que “los comportamientos del denunciado tienen una lesividad que sobrepasa a las propias involucradas”. “Es claro que discursos como los de Fabrizio Bacigalupo repercuten en la sociedad en su conjunto, poseen una connotación muy superior al mero hecho dañoso contras las víctimas, socavan las bases de una sociedad democrática donde la tolerancia debiera ser el pilar fundamental de convivencia”, concluyen.
También fue denunciado por presentar una denuncia falsa
Tras ser denunciado por las 16 mujeres, Bacigalupo hizo pública una supuesta denuncia falsa por violencia de género contra una de las denunciantes, Denisse Legrand. Según señala el texto que publicó en redes y que replicó en varias cuentas, la acusa de “haber publicado una foto de su hija que padece Trastorno del Espectro Autista”. Las mujeres denunciantes señalan en el comunicado que “la denuncia es falsa” y que “este hecho no sucedió en ningún momento”. Esta acción implicó una ampliación de la denuncia contra Bacigalupo por un nuevo delito: calumnias y simulación de delito.
Según supo la diaria, Bacigalupo tiene varias denuncias de la madre de su hija en su contra por violencia de género, y por eso tuvo restricción de comunicación y acercamiento. Además, tiene medidas cautelares de suspensión de visita con su hija. En abril de 2020 fue intimado por la Justicia a “cesar toda perturbación o molestia, en todo momento, lugar y por cualquier medio” contra su hija y la madre de su hija. El juez advirtió en su dictamen que, de no hacerlo, incurriría en el delito de desacato.