Este viernes la Universidad de la República (Udelar) publicó una guía para regular el funcionamiento de sus actividades académicas presenciales, con base en las distintas situaciones epidemiológicas que se presenten.

El documento fue aprobado por el Consejo Directivo Central el 13 de abril, y tiene como objetivo señalar para cada nivel de riesgo cuáles son las condiciones necesarias para generar espacios presenciales seguros.

El comunicado, firmado por el rector de la Udelar, Rodrigo Arim, dice que al 15 de julio, para los departamentos con un nivel de alerta amarillo según el índice de Harvard (Rivera, Río Negro, Lavalleja, Cerro Largo y Tacuarembó) y para Montevideo, que se estima que entrará en ese nivel este fin de semana, las sedes universitarias ubicadas en dichos departamentos podrán, en función de sus propios criterios de planificación, implementar actividad presencial siguiendo las siguientes orientaciones: ventilación de los espacios cerrados, uso de tapabocas y mantenimiento de distancia interpersonal de un metro.

El trabajo será presencial, excepto para las personas que deban seguir con la virtualidad y presenten un certificado que lo justifique. Los lugares en los que “no sea posible mantener el criterio de distanciamiento o donde la ventilación no sea adecuada podrán ser utilizados por una persona a la vez. En estos casos se deberán diseñar: esquemas de dedicación horaria que maximicen la cantidad de docentes y funcionarios que puedan desarrollar diariamente sus actividades en formato presencial, y turnos semanales que aseguren el funcionamiento de los espacios laborales entre las 9 y las 18 horas, con las excepciones que determinen las autoridades de los servicios”, dice el comunicado.

En el caso de los estudiantes es obligatorio el uso de tapabocas y el distanciamiento de un metro; las clases no podrán durar más de 90 minutos, pero “cuando la naturaleza de las actividades desarrolladas en el marco de la clase (prácticas de laboratorio, prácticas clínicas, etcétera) requiriera una dedicación horaria mayor, se podrá ampliar su horario siempre y cuando transcurridos los noventa minutos se proceda a dejar libre el salón para el mayor recambio de aire durante diez minutos, luego de los cuales se podrá continuar”. En cambio, para los espacios comunes al aire libre la norma será que podrán ser utilizados “por períodos de no más de 120 minutos”.

Para los departamentos con nivel de alerta naranja (Paysandú, Maldonado, Rocha y Artigas) y para Salto, la Udelar indica ventilación, uso de tapabocas y una distancia social de dos metros, y se agrega que se aplicará una modalidad de trabajo “que combine el trabajo a distancia con la presencialidad y que asegure el funcionamiento en horarios habituales. Se deberán diseñar esquemas de trabajo que prioricen el funcionamiento en burbujas laborales que minimicen contagios en la Universidad y permitan la continuidad de su funcionamiento en caso de emerger casos de covid-19”.

Las evaluaciones no podrán ser virtuales y deberán respetar un aforo máximo de 20 personas por espacio físico, además del cumplimiento de las medidas básicas ya mencionadas.

Los cursos serán en plataformas digitales, pero el comunicado aclara que “sin perjuicio de ello, los servicios podrán autorizar espacios para actividades presenciales —talleres, seminarios, prácticas, entre otras— que apunten a la calidad de la actividad universitaria y que por su contenido o por sus requerimientos no se puedan brindar en formato virtual”.

Para Treinta y Tres, departamento en zona naranja cuya tendencia “no se ha consolidado”, la Udelar dice que se deberá “maximizar precauciones, la actividad presencial en la sede allí ubicada deberá organizarse bajo los criterios correspondientes al nivel rojo”, por lo que “las actividades laborales plausibles de sostenerse bajo modalidad no presencial deberán mantenerse en ese formato, para lo que cada servicio definirá los espacios de presencialidad mínimamente imprescindibles, cuidando los acervos académicos y físicos de la institución y evitando discontinuidades en aquellas actividades de investigación que impliquen altos costos universitarios”. La presencialidad será “en situaciones en que resulten imprescindibles para evitar quiebres en los procesos formativos, manteniendo los criterios establecidos en el nivel naranja”.

El comunicado contempla algo que mencionó Arim en entrevista con la diaria, en relación a que las actividades presenciales que se implementen “deberán tener en cuenta los tiempos necesarios para que los estudiantes se localicen en las áreas donde su desarrollo se prevea”. El rector aseguró: “No podemos abrir a la presencialidad con poca antelación. Tiene que ser progresivo, porque los estudiantes tomaron decisiones sobre dónde vivir”.