El domingo pasado, en la segunda vuelta de las elecciones nacionales, Yamandú Orsi se impuso a Álvaro Delgado, por lo que será el próximo presidente de Uruguay. Su victoria fue más amplia de lo que preveía el promedio de las encuestas: 49,77% a 45,94% o, si se toman únicamente los votos válidos, 51,13% a 47,20%. Son datos finales, porque el viernes la Corte Electoral terminó de contar los votos observados.
La culminación del trabajo de la Corte pemitirá, entre otras cosas, avanzar en los análisis de la victoria del Frente Amplio (FA), que volverá al gobierno tras cinco años de hiato gracias a una recuperación de caudal electoral en todo el territorio. Además, como en todos los balotajes anteriores, el FA creció entre la primera y la segunda vuelta; será interesante conocer de qué porciones del electorado y de qué socios del Partido Nacional salieron los votos que hicieron la diferencia.
Al día siguiente de las elecciones, tras los festejos que tuvieron lugar en todo el país y que en Montevideo convocaron a decenas de miles en la rambla sur, el presidente electo se reunió con su mentor, el expresidente José Mujica. Al otro día, Orsi fue a la Torre Ejecutiva para comenzar el proceso de transición con el presidente en retirada, Luis Lacalle Pou, y a la salida brindó una conferencia de prensa en la que adelantó algunas líneas de acción y exhibió un poco frecuente estilo de comunicación cargado de proximidad y humildad. El viernes, Orsi partió a Brasilia para encontrarse con el presidente Lula da Silva; esa primera visita internacional es significativa tanto para la política regional como para la línea económica del futuro gobierno.
En paralelo, comenzaron las especulaciones sobre el gabinete ministerial; Orsi afirma que hará un anuncio completo en dos semanas, se habla de los equilibrios con la bancada parlamentaria y la vicepresidenta electa, Carolina Cosse, espera que haya paridad de género en la selección. Confirmados, hasta ahora, sólo están Gabriel Oddone en Economía y Alejandro Sánchez en la Secretaría de Presidencia.
Orsi no sólo tuvo reuniones con presidentes. Mientras parte del oficialismo saliente exhibía los primeros atisbos de autocrítica por la derrota, otros grupos gubernistas ya se acercaron a él y a su entorno; el FA precisa los votos de dos diputados extrapartidarios para tener mayoría en la cámara baja, y no es alocado suponer que se habló de ello en una reunión de dirigentes colorados con el presidente electo, para disgusto de otros colorados que quedaron afuera. Mayor y más generalizado rechazo causó la solicitud del cabildante Guido Manini Ríos a Mujica de liberar a represores de la dictadura.
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