La siguiente es una lista antojadiza y que por su brevedad deja afuera a una buena cantidad de personajes tan importantes como los que aquí decidimos jerarquizar entre quienes estuvieron en el Desfile Inaugural de Carnaval del jueves 20, en las canteras del Parque Rodó.
No fue difícil descubrir a la actual intendenta Carolina Cosse, junto a María Inés Obaldía, directora de Cultura de la comuna, y a otras figuras de su entorno más cercano. En el jurado reconocimos bajo su sombrero a Ricardo Colo Aulet, leyenda viva de la categoría parodistas, que también salió en murgas y humoristas, y que logró su temprana consagración en Los Gaby's. Otra notoria presencia del grupo evaluador fue la de la actriz y comediante Nilda Ciparelli, que bailó con la música de sus conjuntos preferidos sin que ello fuera obstáculo para dictaminar sus juicios finales.
En la loma más alta de una cantera, detrás de un árbol, miré por un rato largo a un caballo. Su escondite provocaba la ilusión de un animal separado en dos partes, y del lado de su cabeza, un oficial de policía lo acompañó de pie con un tedio parecido. No vi otros caballos y no sé cómo habrá subido hasta ahí; quedó afuera de esta primera convocatoria, pero en este párrafo dejo constancia de su destaque.
Tabaré Vázquez
El dos veces presidente y referente del Frente Amplio no necesita introducción. Su rostro y su silueta ya forman parte de la decoración de miles de casas y ciudades, pintado a mano en muros y banderas o metido en un portarretrato bien visible en un bargueño. El actor, conductor y parodista que lo interpretó esa noche, tampoco. La prensa especializada en carnaval reconoció en Aldo Martínez, hace ya más de dos décadas, la figura del único parodista completo: el que puede cantar, bailar, actuar por medio de una virtud natural, y también, como resultado de mucho trabajo y dedicación.
La primera vez que los vi en un solo cuerpo me dio mucha impresión. Soy fan de Aldo, pero había olvidado este compromiso suyo. Todavía guardo en la retina vívidamente su versión de El Guasón. También, sus brazos arriba en el famoso programa de TV sobre cocineros donde se fue con el primer puesto. Ayer lo vi bajar de un ómnibus, sin soltar su personaje ni por un segundo; me tranquilizó saber que otra gente alrededor también había quedado sorprendida. Luego de ese primer instante, fue posible reconocer la admiración por este artista dedicado hasta la locura para conseguir algo que podremos apreciar en toda su magnitud cuando se suba al Teatro de Verano.
Este Tabaré, que convenció con su parecido, se sacó muchas fotos a requerimiento de fans y curiosos. Sobre el final del desfile puede que se haya salido un tanto del protocolo, cuando todavía en la piel de Vázquez, tomó el micrófono y probó su nota más alta para cantar una de Zíngaros. Eso sí que jamás se había visto.
La Pantera Rosa
“Mamá, ¿cuando viene la pantera?”, le dijo el niño a su madre. El atractivo del personaje creado por Blake Edwards y que luego dibujó por encargo el animador Friz Freleng a principios de los años sesenta es indestructible.
Tiene algo en sus trazos originales que incluso banca cualquier imperfección que pudiera tener el disfraz de turno. No está en el top 10 de Netflix ni nada parecido. Sin embargo, los niños -y el público en general- se sienten atraídos por sus colores y sus movimientos entre torpes y elegantes.
La noche del desfile bien podría recordarse como la mayor convención de panteras rosas. Si aquel niño se perdió una, seguro pudo ver la siguiente, tal vez sin saber que se trataba de otra diferente, y es que fueron muchos los grupos que se acompañaron de una o de varias. Las mujeres o los hombres dentro de las panteras soportaron la humedad y el calor dentro de telas gruesas, finas, goma y plástico. Otras más cómodas solo se pusieron la cabeza de la pantera como un sombrero; corrieron, se sacaron fotos y gritaron bajo la identidad de este personaje con total impunidad.
La historia dirá en poco tiempo si esta fue la mejor opción para promover la anulación de artículos de la ley de urgente consideración (LUC). En el corto plazo, sugiero pensar que fueron de gran ayuda para el divertimento carnavalero y que, en todo caso, también pudo haber sido la Power Ranger Rosada, un chancho o Jigglypuff, un pokemón que está de moda.
El tubo blanco de Sociedad Anónima
Su espectáculo de este año se llama “La fábrica de ideas”. Ya lo sabía antes de verlos desfilar, pero cuando vi lo que habían traído se me ocurrió preguntarle a uno de sus componentes qué era eso exactamente. “No sé, preguntale a ella”, me dijo señalando a su compañera que también sostenía una punta de un gran telar. “Es la fábrica de ideas”, me dijo, y reaccioné. No era tan difícil, es verdad. Podía ser una cañería, y la tela que pasaba a su alrededor o por adentro una alegoría de esas ideas que comenzaban a fabricarse: un tubo y una tela, listo.
Les funcionó, bailaron alrededor, y le preguntaron a la gente por buenas ideas. Una señora dijo “un nuevo carnaval”. Conclusión: no se necesitan ni cien dólares para ganar un desfile. Ese tubo de plástico estaba agarrando humedad en algún sótano o lo levantaron de una volqueta, mientras venían para Montevideo. La tela no era nueva, debe haber quedado de la confección de trajes de algún año, de un pericón de los gauchos patones. Al comienzo del desfile Carlos Barceló les dijo que se comunicaran con la gente, y allá fueron con el tubo hasta el final. Salieron primeros.
El colorado de Omar Gutiérrez
Luis Muhlethaler, mucho más conocido como el colorado de Omar Gutiérrez, consiguió un excelente lugar para ver a todos los conjuntos. ¿Necesita presentación?
Luego de algún tiempo con algunas nanas que lo tuvieron a mal traer volvió a hacer lo que más le gusta, y fue reconocido por colegas y curiosos. Lleva el pelo mucho menos alborotado y corto. Fue de impecable camisa celeste y bermudas blancas. Sin bolsos encima y sonriente alentó a todos los conjuntos, con especial dosis para Zíngaros.
No sé si lo consiguió, pero su lugar permitía una perfecta toma de la cámara de grúa, justo al final del desfile o de cualquiera de las de piso. Si se congela un cuadro de una de las tomas con dron, puede verse con claridad esa cabeza pelirroja y entrañable.
Jamón Adinolfi
Demoró para que arrancara esa cachila, y no por sus años o las condiciones del motor. Por fuera se veía impecable, tanto como el vehículo que lo iba a transportar cómodamente.
A las 23.30 tenía que esperar por cinco conjuntos adelante pero no se le movía un pelo; rodeado de parientes, y con su murga Nos Obligan a Salir (la del Loco Pamento) cuidándolo de reojo como una botella de Chivas Regal etiqueta azul.
Edgardo Jamón Adinolfi, mítico responsable del conjunto, nació en el 31 y cuando le pregunté cuáles son los ingredientes de una buena murga, me dijo: “Gente a la que le guste el carnaval, que se extreme al máximo en una esquina cantándole a cien vecinos, en un escenario o en el Teatro de Verano; hay que poner ganas, fuerza y defender la vestimenta. Hay que ser humilde y darle lo mejor de uno para el público que está esperando todo el año para poder ver la murga que le gusta”.
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