En setiembre de 1918 el barco de bandera inglesa Demerara, que había partido del puerto de Liverpool, llegó a la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil. Al cruzar el Atlántico varios tripulantes se enfermaron, pues habían contraído la “gripe española.” Pocos días después, el virus de la influenza llegó al interior de Brasil y se extendió rápidamente. Así fue como la pandemia de influenza de 1918, la “mayor pandemia médica de los tiempos modernos”, llegó a nuestro país vecino. Si bien la mortalidad máxima se alcanzó en 1918, la pandemia continuó hasta dos años después. Las muertes provocadas por dicha crisis sanitaria se estiman en decenas de millones. Los avances en salud y calidad de vida de la población experimentados en los últimos 100 años nos permiten asumir que no es esperable alcanzar esa cantidad de fallecimientos por causa de la pandemia que estamos viviendo ahora. Sin embargo, las conclusiones que podemos sacar de la historia es que las consecuencias económicas, sociales y sanitarias son de largo plazo, y con eso en mente debemos afrontar la situación actual.

SARS-CoV-2

La cantidad de casos confirmados del nuevo coronavirus y los fallecimientos por la enfermedad que provoca cambian día a día. Las noticias sobre la evolución del virus también. Hace unos días parecía que el foco de la pandemia giraba de Asia a Europa, luego de que las muertes producidas por Covid-19 fueran mayores fuera de China, aunque aún no está del todo claro. Del mismo modo, las medidas para mitigar sus consecuencias que toman los diferentes países son muy dinámicas.

Una de las ventajas relativas que tienen Uruguay y los países de América Latina es que el virus está llegando luego de varias semanas de haber evolucionado en Europa. Esto nos permite aprender de sus respuestas, las acertadas y las otras, y actuar de manera más precisa. Italia es el país con más casos fuera de China y tiene un número de muertes por esta enfermedad aun mayor que el país donde surgió el virus. Corea del Sur, por su parte, parece ser un ejemplo a seguir en la contención del virus. Con una baja cantidad de fallecidos por esta causa a pesar de un elevado número de infectados, la clave coreana ha sido el testeo masivo de la población, y el control y la identificación precisa de los casos.

Sin embargo, una de las desventajas de los países del sur es que pronto llegará la temporada de gripe, lo que generará un nuevo desafío para los sistemas de salud, que tendrán que enfrentar la enfermedad estacional junto con la provocada por este nuevo virus.

Existen riesgos sanitarios incluso en aquellas personas que no padecen Covid-19. La salud mental también debe ser considerada: el estrés de vivir una situación de crisis sanitaria, la incertidumbre respecto del futuro, la preocupación por familiares y amigos que son población especialmente vulnerable, trabajar desde casa con hijos pequeños a quienes hay que atender, vivir situaciones de violencia en el hogar. Del mismo modo, no saber si el pequeño negocio que con esfuerzo se ha venido llevado adelante seguirá vivo en un par de meses, tener que despedir trabajadores, vivir diariamente con incertidumbre respecto de la continuidad del vínculo laboral, perder el trabajo. La presión es extra en trabajadores y trabajadoras de la salud, y en quienes de forma remunerada o no tienen a su cargo tareas de cuidado de personas adultas mayores. Esta situación que vivimos tiene consecuencias sanitarias más allá de la enfermedad Covid-19, y secuelas económicas potencialmente muy duras.

Wall Street al CTI

La semana pasada la Reserva Federal de Estados Unidos tomó medidas drásticas, al bajar las tasas de interés por segunda vez en pocas semanas, llevándolas desde 1,25 a casi cero. Además, desplegó un agresivo plan para estabilizar los mercados. Sin embargo, en las economías desarrolladas las tasas de interés ya estén cerca de cero, o incluso a niveles negativos, y eso deja dudas respecto de la capacidad de estas medidas por sí solas para evitar la esperable recesión. Esta estrategia se dio en el marco de una de las peores semanas en Wall Street desde 2008. El domingo hubo una fuerte caída en los precios del petróleo, que presionó a la baja muchas acciones e hizo que los inversores se volcaran a los bonos del gobierno de Estados Unidos, presionando los rendimientos a bajas históricas. Asimismo, los niveles de volatilidad son mayores que en 2008, lo que implica malas noticias para los mercados emergentes. Sin embargo, esta es una situación diferente a la generada en la Gran Recesión y las inyecciones de liquidez no necesariamente tendrán los resultados esperados. El principal motivo: las economías industriales están viviendo una parada repentina en su producción, los diferentes países les están pidiendo a los trabajadores que se queden en sus casas. Esto presiona a la baja la producción y el consumo.

Contagio

¿Cuales son los canales de transmisión para la globalización de esta crisis? El Banco Mundial sugiere algunos. Primero, las cadenas globales de valor, que representan cerca de la mitad del comercio internacional y están siendo abruptamente cortadas por esta situación. Segundo, los flujos financieros internacionales, que se alejan de los países más afectados por el virus. Luego el stock de capital, tanto humano (el principal afectado hoy) como físico y financiero, que se vuelve subutilizado en el corto plazo. El cuarto es transporte y turismo, que es muy importante en países en desarrollo, como Uruguay. Por último, una esperable caída en los precios de los commodities.

Cuidados paliativos y medicina preventiva

Gobiernos de diferentes países están tomando medidas para intentar minimizar el impacto de esta crisis en la economía y, sobre todo, en la salud de la población. Países en Europa, América y Asia han comunicado medidas que prevén brindar más apoyo a trabajadores y empresarios, en particular a pequeñas empresas. Las estrategias son variadas, pero tienen un eje común: el Estado apoyando al sector privado y a la población en general para sobrevivir a esta crisis (ver tabla adjunta).

La gravedad de la situación e inmediatez necesaria para la toma de decisiones en un escenario cambiante aún deja lugar para reflexiones más estructurales referidas a en qué condiciones se encuentran hoy los países para afrontar este escenario complejo. Por ejemplo, en Estados Unidos la guerra comercial impuso aranceles a la importación de productos médicos provenientes de China que ahora son necesarios. Si bien en los últimos días el gobierno de Donald Trump ha resuelto disminuir algunos de estos aranceles como forma de hacer frente a la crisis sanitaria, puede que sea tarde, ya que estos productos son ahora exportados hacia otros mercados. Asimismo, se han potenciado las discusiones sobre el sistema de salud estadounidense. Siendo un tema que ya tenía un rol central en la contienda electoral, esta crisis muestra las dificultades sistémicas para acceder a servicios de salud. Condiciones estructurales que muestran sus deficiencias para garantizar derechos a la población en momentos de crisis pueden generar presiones sociales de diverso impacto.

En Uruguay, la inversión en salud pública ha permitido desarrollar un Sistema Nacional Integrado de Salud que garantiza cobertura a la población nacional, incluso de quienes podrán perder la cobertura formal a través de su trabajo. Del mismo modo, el desarrollo de capacidades tecnológicas, como la conexión a internet y el Plan Ceibal, disminuyen la brecha digital. Esto permite más oportunidades de teletrabajar, continuar los estudios online, acceder a información y comunicación en un momento en que la distancia social genera fuertes impactos. La creación del Sistema Nacional de Emergencia y el desarrollo de medidas de atención a la población vulnerable, que permite focalizar esfuerzos, son algunos de los ejemplos de la creación de capacidades estatales que se muestran particularmente relevantes en este tiempo de crisis. Uruguay ha priorizado la inversión en proveer bienes públicos accesibles y de calidad.

Foto del artículo 'La economía en los tiempos del coronavirus'

Coronavirus en Uruguay

La disminución de la demanda en nuestro país comenzó a principios de año, cuando las exportaciones a China, principal socio comercial, comenzaron a caer. La llegada del virus provocó el shock de la oferta. Dado que las medidas de distancia social son por ahora las más recomendadas para prevenir su dispersión, la falta de trabajadores en sus puestos de trabajo por el aislamiento perjudica la actividad. Sin embargo, la falta de trabajadores en sus puestos de trabajo debido a la contracción de Covid-19 sería aun peor, dado que produciría presión sobre el sistema sanitario y afectaría dramáticamente el bienestar de la población. Empresas y entes estatales están promoviendo el teletrabajo. Esta es una estrategia más que relevante, que puede permitir paliar una situación compleja. Sin embargo, no todos los puestos laborales pueden redirigirse a esta modalidad. Muchos puestos laborales requieren que las personas asistan a lugares donde ahora es conveniente no ir, como shoppings, ferias, eventos sociales, restaurantes, hoteles.

La evolución reciente del tipo de cambio ha implicado que en las últimas semanas Uruguay muestra una depreciación importante del peso uruguayo. La variación cambiaria en el último mes sólo se compara con la crisis de 2002. Si bien la deuda en dólares de los hogares es menor que en otros momentos de gran devaluación, esta evolución puede afectar actividades cuyos insumos se basen en bienes importados, así como transmitirse a nivel de los precios, generando otro foco de tensión.

El hecho de que la población adulta mayor sea de las más afectadas por este virus implica una presión adicional para Uruguay, que tiene una población envejecida, con 14% de su población con 65 años o más, según datos del último censo.

La reciente noticia del desarrollo de un test local por parte de científicos de la Universidad de la República (Udelar) y el Institut Pasteur para identificar el nuevo coronavirus, además de llenarnos de orgullo, nos da esperanza. Contar con las herramientas adecuadas permitirá tomar la vanguardia en el testeo de la enfermedad, para tener una estrategia más similar a la de Corea del Sur que a la de Italia. También permite recordar que la inversión en capacidades científicas locales debe ser siempre prioritaria.

Tratamiento local: la importancia de tomar la medicina correcta

Las propuestas de política económica para atenuar las graves consecuencias de esta pandemia han florecido en diferentes medios y redes sociales en los últimos días. Especialistas de todo el mundo y también de nuestro país han aportado diferentes sugerencias a los tomadores de decisiones.

El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud declaró la Covid-19 como una pandemia. Ese mismo día el gobierno emitió un decreto que, entre otras medidas, prevé un tope de 85% en la ejecución presupuestal de todos los ministerios. Una semana más tarde, anunciaría medidas de atención económica a la crisis pandémica.

La política económica puede tener efectos en varios espacios. Por un lado, permitir que sean menos las empresas que cierren sus puertas y despidan trabajadores ante esta situación. Por otro, tratar de mantener ciertos niveles de demanda. Fundamentalmente, garantizar el despliegue de las medidas sanitarias y brindar protección social a quienes la necesitan. Será necesario financiar las tareas a desarrollar por parte de los varios incisos involucrados en la atención a esta pandemia, como los ministerios de Desarrollo Social, Relaciones Exteriores, y Educación y Cultura, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, y organismos como la Administración de los Servicios de Salud del Estado, el Banco de Previsión Social, la Administración Nacional de Educación Pública y la Udelar. Especial atención por parte del Estado requiere la población de las cárceles, las personas que se encuentran en centros psiquiátricos, quienes pernoctan en refugios y están en situación de calle, los residentes en centros de larga estadía públicos y privados.

Asimismo, se debe atender la sanidad del sistema financiero y evitar que cortes en la cadena de pagos generen una crisis sistémica. Uruguay tiene ventajas en el sistema financiero global, ya que dispone de líneas de crédito contingentes que puede emplear en una situación tan dramática como esta. Esto permitiría eludir transitoriamente las importantes dificultades fiscales. Del mismo modo, resulta relevante coordinar acciones con los países del Mercosur y de toda América Latina. La coordinación en política sanitaria y económica es crucial en estos momentos, así como potenciar la colaboración con nuestros vecinos.

La prioridad debe ser mantener los puestos de trabajo, el acceso a la salud y la protección social a la población más vulnerable. Medidas contractivas en un escenario de recesión global sólo empeorarán la situación de los uruguayos, ahora y en el largo plazo.

Cuando nos den el alta

Poco se sabe de la dimensión y duración de la situación actual. Variables relevantes para realizar una posible proyección son aún desconocidas. Cuántos países se verán afectados y con qué gravedad. Cuánto tiempo deberán mantenerse las medidas de distanciamiento social que restringen la producción y disminuyen la demanda. Es de esperar que existan diferencias en el impacto de esta crisis en la población. Aquellos niños y jóvenes de menores recursos sufrirán un mayor impacto ante la falta de asistencia a clases, el menor acceso al sistema sanitario y una probable disminución del nivel de empleo e ingresos de los adultos del hogar. Las personas con dificultades para acceder al sistema de salud enfrentarán peores consecuencias.

Sería bueno promover en esta etapa la generación de capacidades que permitan retomar prontamente el nivel de actividad una vez pasada la peor parte de la crisis sanitaria. ¿Existen cambios transitorios que pueden convertirse en permanentes?

¿El teletrabajo llegó para quedarse? ¿Se desarrollarán más servicios de distribución a domicilio en esta etapa que, bajo criterios claros de condiciones de trabajo decente, permitan paliar las inevitables pérdidas de puestos de trabajo? ¿El desarrollo de estrategias de aprendizaje online podrá mantenerse a largo plazo como medida de diversificación de las modalidades de enseñanza? Los desarrollos de telemedicina llevados adelante en los últimos años pueden ahora verse impulsados.

Recuperar la confianza para el retorno a la nueva normalidad pos crisis requiere mensajes claros, medidas acordes y dinámicas, y transparencia de parte del gobierno. La oposición, junto con las organizaciones sociales, de trabajadores y de empresarios, deberán trabajar codo a codo con el gobierno. Información, capacidades, conocimiento específico, llegada a diferentes actores sociales y organización son activos con los que cuentan los actores sociales y que resultan de particular relevancia en esta instancia. Asimismo, el gobierno debe confiar en las capacidades instaladas del Estado uruguayo, recursos físicos, tecnológicos y humanos que le permitirán adoptar de forma certera y a tiempo las mejores decisiones para la sociedad.

Los autores agradecen a Gabriel Papa por sus valiosos comentarios.