“Es más que un videoblog, un recetario o una página web de cocina. Es un proyecto que en medio de este contexto tan especial busca alternativas entretenidas, productivas y placenteras para potenciar nuestras capacidades personales a través de la gastronomía”. Así se presenta Renatto cocina, una serie gastronómica en diez entregas.
Son tutoriales de tres minutos, distendidos pero ágiles, y aparte de los micros, la plataforma y sus redes sociales suman apuntes complementarios, alternativas de ingredientes o procedimientos útiles. Por ejemplo, el capítulo dedicado a las conservas tiene como yapa la esterilización de los frascos y el sellado al vacío, que era un poco engorroso de mostrar en el audiovisual. En el strudel, la nota que acompaña es de pan de banana, con la intención de dar otra opción dulce para la merienda.
Para que todo esto cobrara forma tuvo que sobrevenir un virus, una reclusión global y el hecho fortuito de que el cocinero uruguayo Renatto Martinelli, que vive en Croacia, estuviera de paso en el país terminando unos trámites. “Veníamos con ganas de hacer algo con Renatto desde hace un par de años y por distintos motivos no lo habíamos podido ejecutar”, cuenta Ismael García, director y coordinador del proyecto.
El asunto se aceleró en marzo, cuando un amigo le habló de un concurso, instándolo a presentarse juntos. El llamado de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y BIDLab a las industrias creativas se proponía generar proyectos que acompañaran a la población en el marco de la covid-19. Faltaban dos días para que cerrara el plazo cuando Ismael se puso las pilas. “En 26 horas tuvimos la idea, escribimos e hicimos el presupuesto. Fue todo muy intempestivo”, relata. “A la semana de habernos presentado, nos dijeron que habíamos quedado entre 140 proyectos. En la selección hubo desde un curso de magia en línea de Daniel K hasta videos sobre animales autóctonos de De la Raíz. Nosotros encontramos esta veta”, dice García. “No nos podíamos demorar mucho por los tiempos que establecía la convocatoria: empezamos a desarrollarlo a mediados de abril y en menos de un mes ya estábamos al aire”.
En una decena de preparaciones se propusieron abarcar un arco amplio de herencias culinarias y tendencias del momento, de lo simple a lo complejo. “La idea surgió, justamente, porque estábamos encerrados, dándonos tiempo para cocinar. Queríamos compartir eso, con las limitaciones que tenía la situación, aunque ahora esté más flexible: con lo que conseguías en la feria, con lo que tenés en la alacena. Y poner algo novedoso en la mesa o darle una vuelta de tuerca a lo más clásico, motivarnos a hacer cosas distintas”.
Contaron con la ventaja de reunir a un equipo que ya estaba habituado a trabajar junto en contenidos similares. “Fue como jugar de memoria. Los roles ya estaban repartidos desde antes, repetimos ese esquema de producción que teníamos muy conocido”: Soledad García como directora de arte, editora de contenidos y asesora de cocina; Guillermina Oten como fotógrafa, diseñadora gráfica y desarrolladora web; Javier Estrada en la dirección de fotografía, y Laura Aguirre en la producción de campo.
“Nos sorprendió lo rápido que empezaron a llegar las fotos de la gente mostrando cómo les quedaban las recetas. Para nosotros es fantástico, como cerrar el ciclo, porque te podés perder en la web mirando blogs y canales de Youtube de gente que cocina. Tienen millones de reproducciones porque son estéticamente agradables, pero cuando los vas a hacer en tu casa nunca te sale, porque no te muestran el truco. Nosotros queríamos lo contrario: empoderar a la gente”, subraya García. Por eso la “bajada” del guion se repite en cada remate de episodio: “Esta es mi manera”, dice Renatto, esperando la versión del público que, desde casa, acomode la receta a su gusto.
Criado con sus abuelos italianos, se nota esa impronta en la lista escogida, desde los arancini con los que arrancó el ciclo hasta los malfatti que quedaron colgados el jueves pasado. La semana próxima termina, al menos por ahora, con una preparación de Medio Oriente: shakshuka, que presenta en la mesa en la propia sartén, una cocción de huevos en salsa de tomates que sacude las opciones de brunch o picada, con la doble condición de ser rápida e ideal para compartir. Hasta ese capítulo cubre la financiación de la ANII (200.000 pesos), lo que no obliga a que finalice Renatto cocina. A largo plazo, quizás esta sea recordada como la presentación en sociedad del cocinero que, mate en mano, se planta ante cámaras con la calma del que sabe e invita a crear.
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