El contexto era especialmente complicado para la empresa surcoreana: el escándalo de soborno y corrupción que tuvo como consecuencia la destitución de la presidenta del país, Park Geun-hye, salpicó directamente a Lee Jae-yong, el heredero y vicepresidente de Samsung, condenado a cinco años de prisión por soborno. Pero llegó esa época del año en que los gigantes de la telefonía lanzan las últimas versiones de su línea de smartphones y Samsung debía anunciar su Galaxy Note 8.
A los contratiempos había que agregar que el Samsung Galaxy Note 7, su antecesor, tuvo uno de los lanzamientos más desastrosos que se puedan recordar en la telefonía móvil: múltiples denuncias —con documentación fílmica incluida— aludían a que la batería se sobrecalentaba y explotaba, generando diversos accidentes, lo que derivó en el cese definitivo de su fabricación.
Con una inmensa mochila en el hombro, entonces, Samsung presentó en el Park Avenue Armory de Nueva York su nueva phablet (mezcla entre phone y tablet) de la manera más adecuada posible: reconociendo, en los primeros dos minutos de su conferencia, que habían decepcionando a los consumidores. “Por supuesto que ninguno de nosotros olvidará jamás lo que pasó el año pasado”, comentó DJ Ko, presidente del área de comunicaciones de Samsung. En una presentación, que duró poco más de 50 minutos, fueron detalladas todas las características que tendrá este celular de última tecnología. Claro que un producto de alta gama como este tiene su precio y no es para cualquiera: en Estados Unidos el Note 8 costará 930 dólares, mientras que los europeos tendrán que abonar unos 1.010 euros.
Hablemos de datos
Competir por los clientes más elitistas supone ofrecer características que estén a la altura de sus expectativas. La línea Note se centra en la potencia y el multitasking, lo que quiere decir que uno puede ejecutar diversas tareas simultáneamente sin ningún contratiempo. Tan fuerte es la apuesta con respecto a esto que este Galaxy permite utilizar dos aplicaciones al mismo tiempo. Esto tiene sentido si tenemos en cuenta que es uno de los celulares más grandes del mercado: su pantalla es de 6,3 pulgadas y posee una resolución QHD, que en criollo significaría 2960x1440 píxeles.
Cuando hablamos de potencia, el Note 8 tampoco parece quedarse atrás: un procesador Snapdragon 835 —o Exynos 8895, porque varía según la región— y 6 GB de RAM asegurarían que todo funcione fluidamente. A su vez, vendrá con 64 GB de memoria de fábrica, que obviamente será expandible. Uno de los puntos más comentados es que será el primer celular de la compañía coreana en contar con una doble cámara trasera de 12 megapíxeles, además de ser el primer y único teléfono con doble estabilización óptica. Como toda la línea Note, este último modelo vendrá con el S Pen: el lápiz táctil que permite desde enviar mensajes personalizados a crear diseños de alto nivel. Otros datos para agregar son que el Note 8 tiene integrado un escáner de iris, huella digital y reconocimiento facial, una tendencia que ya veíamos en la telefonía.
El gigante surcoreano busca redimirse con un producto que genera opiniones divididas en la red. Por más que sea un teléfono para unos pocos, las principales críticas apuntan a su precio de salida. Habrá que esperar hasta el 15 de setiembre, fecha oficial de su lanzamiento. Que las ventas hablen y nos cuenten si Samsung logró levantarse del tropezón.