Por segunda vez en la historia, el famoso Reloj del Juicio Final o Reloj del Apocalipsis del Boletín de Científicos Atómicos está en su punto más cercano a la medianoche, a dos minutos de la hora del desastre. Cada cierto período, este reloj simbólico –que busca ser una forma de medir qué tan cerca estamos de una guerra nuclear– se actualiza y desde 1963 no se había alcanzado un momento tan álgido. En aquel entonces la tensión constante de la Guerra Fría obligó a los científicos a colocar la alarma. Los últimos movimientos del reloj hacia la medianoche que ocurrieron en 2017 y el que está sucediendo ahora responden al ascenso de los nacionalismos europeos, así como a la asunción de Donald Trump y su constante postura de escepticismo frente al calentamiento global, así como a sus amenazas lanzadas en redes sociales sobre apretar el famoso “botón rojo” contra Corea del Norte.

Repasando la historia, algún lector dirá que hubo momentos más intrincados en los que parecía que el mundo se iba a sumir en una lluvia de misiles nucleares. Probablemente estén en lo cierto, pero el Doomsday Clock (como es llamado en inglés) fue creado en 1947, por lo que los sucesos de Hiroshima y Nagasaki quedan por fuera de toda métrica posible. A su vez, la crisis de los misiles de 1962 no fue tenida en cuenta para esta medición, dado que los científicos se reunieron antes de que se dieran a cabo los momentos más tirantes del suceso. Por lo tanto, 1962 se mantuvo a las 23.53, a siete minutos de la medianoche. El momento más descansado del Reloj del Juicio Final se dio en 1991, fecha en la que se estaba concretando la caída de la URSS; a partir de allí, siempre se ha acercado de a poco y constantemente al “fin del mundo”.