Todas las disciplinas deportivas se han visto afectadas a raíz de la propagación de la covid-19 a lo largo y ancho del planeta. La última gran competencia que se suspendió fueron los Juegos Olímpicos, pospuestos para el año que viene. A partir de esto, deportistas y organizadores de los diferentes campeonatos se han visto en la necesidad de reinventarse, por diferentes motivos. Los primeros, para no perder la práctica u ocupar el tiempo muerto; los segundos, para encontrar vías alternativas de financiación.
A este juego han llamado (nunca mejor aplicado el dicho) a los eSports o “deportes virtuales”. Básicamente se trata de que los protagonistas de los diferentes deportes participen en versiones virtuales de sus campeonatos. El caso más emblemático es el de los deportes motorizados, cuya adaptación ha sido la más sencilla.
La Fórmula 1, por ejemplo, ya viene desarrollando el campeonato mundial de su versión virtual producto del gran desarrollo del juego oficial de la categoría respecto de la simulación de la realidad. Tanto es así, que hoy por hoy los diez equipos que completan la parrilla de las diferentes carreras tienen planteles oficiales que se preparan durante el año para disputar este torneo, y algunos de estos jugadores han pasado a categorías reales.
En esta realidad, los empresarios de la Fórmula 1 organizaron las carreras que se han suspendido en versiones virtuales con algunos pilotos de la versión real, pilotos de otras categorías, pilotos virtuales y hasta deportistas de otras disciplinas, como el arquero de Real Madrid Thibaut Courtois.
A esta altura de la nota, alguien puede pensar que se trata de una moda pasajera y que probablemente desaparezca en un tiempo. Tendré que responderle que esto ya tiene su tiempo y genera movimientos de dinero impresionantes. Por poner un ejemplo, hace unos diez años que se desarrolla el campeonato mundial de League of Legends. Organizado por Riot Games, la empresa desarrolladora del videojuego, enfrenta a los mejores equipos. Lo impresionante del asunto es que el torneo ha incrementado los premios cada año y ha llegado a dar hasta 2,5 millones de dólares al campeón. Lo financian las grandes audiencias de estos torneos, que han logrado tener picos de hasta 100 millones de espectadores.
Por casa
Nuestro país no ha sido ajeno esta explosión de los deportes virtuales. Hace una semana exactamente, la Federación Uruguaya de Fútbol Virtual hizo un primer acercamiento al mundo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) con la transmisión, por primera vez, de un clásico del fútbol uruguayo virtual por el canal de Youtube de la AUF.
Estos partidos tienen 22 participantes y cada jugador controla a un jugador de campo. Existen reglas tendientes a prever problemas técnicos, como desconexiones de jugadores o reinicios accidentales (o no) de los partidos. Como dato anecdótico, el partido terminó con victoria para el elenco albo con un gol olímpico.
También se sumó la Asociación Uruguaya de Volantes (AUVO), que organizó el campeonato #YoMeQuedoEnCasa, que en la primera fecha, disputada el fin de semana pasado, reunió a pilotos del Superturismo. Hoy, sábado, a partir de las 21.00, también se sumarán pilotos aficionados, lo que hará que la experiencia sea aún más interactiva. Para aquel que esté interesado, las carreras se transmitirán en vivo en la página de Facebook de AUVO.
La pandemia pasará, pero entiendo que nuestra atención a los deportes virtuales crecerá. Antes que la ola nos pase por encima, es mejor irse poniendo a tiro desde ahora.