Santiago Balbuena se dedicaba al gerenciamiento en logística y, al mismo tiempo, “venía hacía unos años muy manija con el mundo del vino”, por lo cual seguía atentamente el podcast de Líber Pisciottano, Hablemos de vino. Un día compró junto a un amigo una botella cara –muy cara–, pero la experiencia no estuvo a la altura. “Acá me estafaron, caí en el marketing o yo no estoy entendiendo este producto”, se dijo. Así que le escribió a Pisciottano para tomar clases y más tarde, juntos, invirtieron tiempo en recorrer bodegas y entrevistarse con productores para alimentar una web de venta de vinos.

Antes de materializar su primer negocio, Balbuena contó cuánta gente pasaba por la esquina de Jackson y Charrúa en una hora: 400 no le pareció un mal número. Cuando un vecino le comentó que en los años 70 ahí mismo funcionó, justamente, una vinería, lo tomó como una buena señal. Se aferró a esos datos, ya que una serie de hechos desafortunados había provocado que sus socios se abrieran del plan cuando faltaba poco para abrir. Fue ahí que se le ocurrió decirle al sommelier que lo acompañara mano a mano en la aventura, no sólo como asesor, que había sido la oferta inicial.

“Correr para ir a comprar vino cuenta como ejercicio”, dice el pizarrón de la vereda. Pero adentro del despojado local nadie está apurado. Todo lo contrario: invitan a conversar para elegir, como reza su lema, “el mejor vino para cada ocasión”. Pero no quieren ser meros intermediarios. Conocer las añadas y transmitir lo que les provoca cada etiqueta que prueban está en el espíritu de esta dupla. “Acá no entra nada por acuerdos comerciales”, recalca Pisciottano. “Y otra virtud que tenemos como equipo es que aplicamos con el cliente una escucha activa permanente”.

Foto del artículo 'Balbuena, una vinoteca descontracturada para tomar a conciencia'

Foto: Rodrigo Viera Amaral

La atención tiene algo de las viejas disquerías en las que, además de vender, se armaban peñas de fanáticos buscando información. ¿Qué querés tomar? ¿Qué vinos te gustan? ¿A quién querés agasajar? ¿Qué edad tiene? Son cuestiones que surgen en ese intercambio y que pueden llevar a un cliente clásico, de esos que resuelven en el supermercado, a probar vinos que no se encuentran en cualquier lado. Las marcas masivas están presentes, aunque quizás no son las que más se llevan en Balbuena Wines. El lugar tampoco está atiborrado, no es la intención.

Actualmente cuentan con 130 etiquetas nacionales, unas ocho de Portugal y España, y están procurando productos de nivel que provengan de Italia y Francia. Priorizan la producción uruguaya, pequeñas partidas, y la selección es itinerante, porque los vinos entran y salen. Tienen un sótano pero no buscan acumular cantidades, porque quieren asegurarse la trazabilidad y la calidad del producto.

“Hoy en día las bodegas entregan una vez a la semana; no necesitamos tener 100 botellas”, dice Balbuena, que entiende que a medida que el negocio crezca es natural que incorporen etiquetas, manteniendo un criterio de curaduría. “Igual, él es sommelier y yo soy entusiasta: él elige, yo colecciono. Hay un sesgo ahí, probamos los vinos juntos, pero la derecha la tiene Líber”, admite.

Liber Pisciottano.

Liber Pisciottano.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Pisciottano, que se hizo vinero después de ver la película Entre copas (Alexander Payne, 2004), fue nombrado mejor sommelier de vinos 2021, y retiene el título, ya que el concurso no se volvió a hacer.

Cuando se les pregunta qué es lo que más lleva la gente, Balbuena responde que “sale más lo que se cuenta mejor”. Eso es lo que les divierte: charlar de vinos. Quieren derribar el mito de que para tomar algo rico hay que gastar un montón; así que disponen de algunos ejemplos “guerreros”, como les llaman, que conquistan sin esquilmar. Cada uno, más allá de eso, tiene sus variedades preferidas: Balbuena es muy hincha del cabernet franc y Pisciottano está entusiasmado con unos blancos, un poco más caros, con potencial de guarda. “Te los tomás hoy y van a estar buenísimos, pero te los vas a poder tomar dentro de diez años”, convence.

Santiago Balbuena.

Santiago Balbuena.

Foto: Rodrigo Viera Amaral

Junto con el servicio de tienda, una larga mesa de madera rústica, de dos metros y medio, como para acomodar a 18 personas, es el escenario de catas para todos los gustos, lanzamientos de bodegas, reuniones y cursos. Piques de vinificación, cepas y maridajes se comparten en ese espacio. Cuando la comida que acompaña va más allá de una picada, tercerizan el servicio de acuerdo a lo que necesiten, ya sea un tapeo español, una bondiola en cocción lenta o un banquete medieval (está en los planes a corto plazo). De lo contrario, se surten con los locales que van brotando en la vuelta, sean panaderías, como la clásica El Triunfo o la más reciente Acevedo, o queserías como La Vigne, que tiene un impoluto espacio a estrenar a una cuadra. Están sorprendidos de que los clientes que van a las degustaciones no suelan distraerse sacando fotos con el celular.

Como no quieren ser un bar pero sí “que todo gire en torno al vino, sin esnobismo”, contemplan algo insólito: si alguien quiere cenar allí con los vinos del lugar, al precio de la botella le suman 150 pesos por el descorche y puede llevarse su comida o pedirse lo que quiera. En Balbuena se atienden distintos cuelgues, desde el que habla con términos precisos de descriptores y aromas al que recién se está introduciendo en el asunto. “Estamos preparados para todos los escenarios”, resume Pisciottano.

Balbuena Wines, en Jackson 1253. De martes a sábados de 11.00 a 21.00. Hacen envíos. Jueves, viernes y sábados a partir de las 16.00 ofrecen distintos tipos de catas, desde $ 500 a $ 1.500, e incluyen de tres a cinco copas acompañadas con picada. Se puede reservar fuera de horario al 099 564 295. @balbuenawines en Instagram.

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Foto: Rodrigo Viera Amaral


Segunda edición de Paseo Sur - Palermo

Este sábado habrá una jornada de encuentro e intercambio cultural entre los barrios Sur y Palermo que reunirá diversas propuestas, con entrada libre. La actividad comenzará a las 16.30 con el recorrido turístico gratuito Latido Afro: las salidas son desde Zelmar Michelini y Carlos Gardel y de San Salvador y Minas. Los cupos son limitados y requieren inscripción previa [en este formulario](https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeH14Zr4bPyuacBbH0CQ6j0f3HExcfUj0wAm9z0UD2Ncb9ZZw/viewform].

Entre las 17.00 y las 20.00 funcionará una feria de emprendimientos en la plaza Juan Ángel Silva (Cebollatí y Lorenzo Carnelli), y en la plaza Medellín (Carlos Gardel y Zelmar Michelini) habrá artesanías hechas en el corazón del candombe.

Desde las 18.00 por el escenario Barrio Sur desfilarán bandas locales y habrá carnaval de a pie.

Al mismo tiempo, saldrán comparsas por Cebollatí desde el Cementerio Central. A partir de las 19.00 y hasta medianoche Casa de Abajo Café y Panes Pantera presentan cumbia, DJ, vermú, lehmeyun y otras delicias en la plaza Juan Ramón Gómez (Nuestra Señora de Encina 1663). Para ir cerrando la movida, desde las 20.00, en la plaza Juan Ángel Silva actuarán Radio Palermo y Ruben Rada.

Primera feria Maldonado 365

Este sábado de 18.00 a 23.00 en la explanada del Municipio de Punta del Este instalarán más de 20 stands vinculados a propuestas de turismo rural y natural que se ofrecen en el departamento. Habrá degustaciones de productos a cargo de restaurantes de campo, con la participación de bodegas y almazaras.