Hay dos tipos de personas: las que tienen presente el niño que fueron y las que pactaron con el olvido. Jacinta Luna Lussich aún convive con aquellas experiencias tempranas en un morro de Florianópolis, cuando a sus siete años su familia decidió ir a vivir en comunidad, en contacto con la naturaleza.
Desde entonces, aprendió el valor de conocer el origen de los alimentos, de elegir los frutos que tenían al alcance, trepándose a los árboles de pitanga, caqui o nísperos, de juntarse con los vecinos a colaborar en las tareas, fuera cultivar la huerta colectiva, reparar las cabañas o distribuir las compras a granel de harina integral, y de aceptar las reglas que impone el entorno, como cuando amaneció con una víbora colgando del techo de su cuarto. Fue una crianza atípica que redunda en la cocinera que es hoy, naturista, enfocada en la comida saludable, en la que las infancias se acoplan espontáneamente a la preparación de los platos. Por eso repasa aquellos tiempos fermentales en su nuevo libro, Nutrí tu día, donde las memorias cobran forma de delicias, como el pão de queijo o la especialidad de su madre, el paté de miso y tahini.
El colorido volumen decanta por ser, como anuncia el subtítulo, Mucho más que desayunos y meriendas saludables, ya que eran las recetas que habían quedado pendientes de sus publicaciones previas, Rico para bebés (2017) y Cocina en familia (2021). Ese fue el disparador. Además de que es una apuesta personal de Lussich -que proviene de un entorno artístico, faceta que ella misma cultivó- transmitir lo variadas y nutritivas que pueden ser ese tipo de comidas, y es lo que comparte habitualmente en sus talleres para familias, en sus cursos en línea y en sus redes sociales. “Es algo que viene de mí, de mi propia experiencia de vida, porque los desayunos siempre fueron muy importantes. En mi casa hacíamos un gran desayuno-almuerzo donde estaba el pan casero integral, donde estaban los chapatis, donde estaban los untables, la granola, el yogur casero, ese momento para sentarse a compartir”, confirma.
Esa forma de empezar el día con algo casero, “más allá del pan con manteca y el café con leche”, la marcó al punto de que su experimentación inicial fue con las masas integrales, que hasta hoy aconseja probar y enriquecer con vegetales y sabores, y de paso, salir un poco de la omnipresencia que observa de las harinas refinadas (hay un capítulo sobre este “invento moderno”) en la dieta de los uruguayos, entre las tostadas, los fideos, las tortafritas y los bizcochos. “Seguí sumando otras harinas, además avena, semillas, frutos secos. Luego, cuando empezaron a aparecer las harinas sin gluten, fue todo un mundo que me gustó experimentar y siempre estuvo en mi cocina”.
Con la llegada de sus hijos, Gadú y Kima, esto se extendió a ponerles imaginación a las meriendas para llevar a la escuela y tener a disposición. “En realidad, es muy cultural. Hay culturas en que se desayuna una sopa, un guisito”, señala. “Y eso fue algo que siempre observé en mis hijos: quedaba sobre la mesa un plato con porotos y arroz o unos boniatos al horno, y se despertaban y lo comían. Kima llegaba de la escuela y había lentejas enfriándose y agarraba una cuchara”. Con ese argumento, no tuvo reparos en proponer trufas, fainá, wafles de manzana, helado de palta, banana y cacao, o hamburguesitas de mijo en este recetario, con mucho de instrucciones vitales. El día a día se nutre, a fin de cuentas, de muchas cosas, y por eso el libro incluye colaboraciones de amigos de la autora, ya sea acerca de nutrición como sobre la importancia del descanso y el silencio, de prácticas como el yoga y el mindfulness o de aplicar nociones médicas como el ayurveda.
Es que a diferencia de quienes a determinada edad hacen una transición alimentaria o se suman a una moda, Lussich reconoce que su familia le dio “la propia pureza de la vida”, a través de aquella inmersión en una sociedad alternativa que algunos encasillarán como hippie. Aparte de “esto de crecer en comunidad, de gente con el mismo propósito, también agradezco la apertura que siempre tuvieron a no negarnos cosas como esto que cuento, que íbamos al pueblo de vez en cuando a comer galletitas con un refresco, o cuando a los 9 años, al estar criada en una casa donde se comía todo vegetariano y no se cocinaba carne, pedí un pollo de cumpleaños y que me lo cocinaran y lo disfrutáramos en familia”, relata.
Esos permisos, subraya, fueron los que le permitieron, con el tiempo, agradecer todavía más lo que le tocó. De ahí que remarque el respeto por los rituales que cada círculo mantiene y diga que no se debe caer en comparaciones. “Ese equilibrio a mí me forjó y después hice mis propias elecciones con la raíz, con todo eso natural que me dieron al no prohibirme y al no ser algo superestricto. Y también esa enseñanza me llevó a mí misma, como madre, a encontrar mi propio equilibrio. Sí cuidar los primeros años de vida, pero después, cuando van creciendo y van experimentando el mundo, poder, de diferentes formas, abrir espacio a eso. Si bien hago elecciones diarias de lo que ya no quiero más, también me permito no prohibirme algunas cosas, sabiendo que el placer va por muchos lados”.
Nutrí tu día abarca un “Manifiesto por la variedad en la alimentación”, páginas donde aboga por agradecer a los alimentos, otras en las que aconseja llenar la alacena de frasquitos con conservas y aderezos, y otras tantas donde emergen los recuerdos hacia los panes integrales de su abuelo, la cocina casera de su abuela Lita y especialmente de su madre, Charo Rodríguez, a quien evoca como una pionera en “una búsqueda del ser”, que estudió teatro, disciplinas orientales de autoconocimiento y que se inclinó por la cocina vegetariana, lo que la llevó a dar cursos y a tener durante cinco años un espacio propio en televisión (en Canal 4).
Jacinta Luna Lussich de algún modo continuó su camino. Mientras sigue con talleres, prepara para agosto la Escuela de Alimentación Saludable. Los niños, para quien fue parte del proyecto Frutas planetas (que tuvo un programa con el mismo nombre en TV Ciudad), son inspiradores y desde 2004 son el foco de sus clases de cocina. “Si bien mis recetas siempre tienen un toque de inspiración para las familias, para las infancias, también hay que saber que comida es comida”, dice, sin hacer distinciones.
Nutrí tu día. Mucho más que desayunos y meriendas saludables, de Jacinta Luna Lussich. 228 páginas. Flores del Día, 2025. En librerías y en jacintaluna.com a $ 1.800.