Hoy comienza el clásico Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay que organiza Cinemateca. Hasta el 5 de diciembre, se proyectará en las salas que lo integran una programación de 156 películas en total, compuesta por 83 largometrajes y 73 cortometrajes. A pesar de haber tenido que cerrar sus puertas durante cinco meses, y luego dedicarse a rearmar la estructura de un evento que todos los años es pensado para la Semana de Turismo, el festival vuelve, con protocolo sanitario, pero fiel a su sentido de la presencialidad y con la novedad del primer concurso de cine infantil hablado en su idioma original, con un jurado de niños y niñas, reivindicando las potestades de sujetos casi siempre dejados de lado.
Sobre esta nueva edición conversamos con María José Santacreu, periodista cultural y directora de Cinemateca Uruguay.
¿Cómo fue armar esta edición con la pandemia?
El festival sucede durante la Semana de Turismo históricamente, y así estaba encaminado para este año, con la programación ya pronta, los invitados con el boleto en la mano para viajar y otro montón de cosas hechas. Un mes antes de que arrancara, se cerraron las puertas de Cinemateca por la pandemia y el festival quedó en un limbo. Fue un período de gran incertidumbre, en el que no sabíamos cuándo íbamos a poder abrir ni en qué condiciones. Sabíamos que el festival iba a cambiar y de hecho cambió: una parte muy central del festival es que haya invitados presentando sus películas, y eso ya no va a suceder. De todas maneras, para nosotros era importante hacerlo. Una de las cosas que hacen que los festivales se transformen en instituciones en sí mismas es la continuidad, por lo que un festival como el nuestro, que tiene ya 38 años, para nosotros era muy importante que se hiciera en el 2020. Fue un largo proceso y llegamos con esta propuesta inusual, de formato poco más pequeño que lo habitual. A Cinemateca le cuesta mucho achicar, así que finalmente el festival mantiene su configuración de ser internacional y grande, con 54 países representando sus películas.
¿El festival será únicamente presencial o tendrá proyecciones en streaming?
Desde Cinemateca hacemos mucho énfasis en la presencialidad. El disfrute del cine tiene que ver con trasladarte a una sala de cine, sentarte en una sala oscura con 50 desconocidos a tener una experiencia colectiva. Salir del cine y poder hablar de lo que se vio, todo esto es importante para la película. Desde Cinemateca estamos preocupados por el contexto actual. El cine está en un momento muy riesgoso para sí mismo. El ser humano debería pensar los efectos que está teniendo en su especie la virtualidad. Es entendible que en un contexto en que todas las salas estuvieron cerradas, muchos festivales tuvieron que reinventarse por medio de otras plataformas, pero nosotros, sin dejar de abrazar el futuro y sus posibilidades, seguimos defendiendo la presencialidad. Incluso este año es como un chiste: Cinemateca sufrió toda su vida sus salas de cine, y ahora que tenemos salas en óptimas condiciones queremos que la gente venga a disfrutar del cine como la experiencia que es, porque hoy está en juego el propio medio y su desarrollo. Evidentemente, si vos tenés un archivo fílmico, algo tenés también de conservador. Si bien no renegás del futuro, es verdad que hay un apego por el cine en su forma primigenia. De todas maneras, Cinemateca está trabajando en su propia plataforma de streaming para su cine. Creemos que para principios de 2021 ya va a estar funcionando.
Esta edición inaugura la competencia de cine infantil, con un jurado infantil. ¿De dónde surge la idea?
Esa es la gran novedad de esta edición y estamos muy contentos. El sentido de esta competencia es el interés de que los niños puedan ver cine en su idioma original, subtitulado. En nuestra experiencia, los niños y las niñas entienden las películas como son. Existió hace algunos años ya un debate en Uruguay que tuvo como figura central al crítico de cine Homero Alsina Thevenet, sobre la defensa de proyectar cine con su idioma original y no en versiones dobladas. Para esta competencia se conformó un jurado de cinco miembros de niños y niñas de entre 11 y 13 años que se han mostrado muy contentos con su tarea de jurado, y van a ver las películas y debatir sobre ellas. Nos hubiese gustado, y ya lo estaremos poniendo en práctica para las siguientes ediciones, que pudieran dialogar y reflexionar con los miembros de los otros jurados, pero por la pandemia no es algo posible. Independientemente de si funciona esta nueva competencia, creo que es una señal de confianza hacia los niños como espectadores de cine desde siempre.
“Si el criterio del gobierno es que el transporte es más importante que la actividad cultural, entonces quizás sea hora de pensar estrategias y apoyos que nos permitan seguir. Estamos asustados por nuestra existencia”.
¿Qué caminos tomaron para la programación?
El festival siempre busca generar un equilibrio entre la programación que nuestros espectadores siempre quieren ver, es decir, aquellos directores ya consagrados que uno ya sigue, y otras propuestas que aportan a la novedad del cine. Yo creo que los festivales son, a modo de analogía, como un desfile de modas. Allí sobre las pasarelas se muestran confecciones que no están pensadas para ser diseñadas industrialmente, sino para expresar los conceptos que luego se van a leer de diferentes maneras sobre las piezas. Un festival tiene que poder mostrar lo que está pasando en el mundo del cine hoy, porque muchas de estas películas van a determinar la forma del cine del futuro.
Quiero destacar que los festivales siempre traen con ellos un espíritu deportivo, la grilla es muy amplia y uno entra en un registro de ir a las salas hacia el encuentro con películas que de repente no tenía previsto ver, y ahí residen las mejores sorpresas. Este, como nunca, es un festival para despuntar ese espíritu festivalero y poder disfrutar de encontrarse con piezas que quizás de otra manera uno no hubiera conocido.
¿Cuál es la participación de las obras nacionales en esta edición?
En esta edición hay varias películas nacionales. Dentro de la sección “Ensayo y orquesta” está la película Porque todas las quiero cantar, de Florencia Núñez, un homenaje a la canción rochense. Están la ópera prima de Matías Ganz, Muerte de un perro; Mirador, de Antón Terni, una película a mi entender muy entrañable sobre un grupo de amigos ciegos. Esta la vamos a estar pasando con audiodescripción, para que todos puedan verla. Chico Ventana también quisiera tener un submarino, de Alex Piperno, Los ojos de Ernesto, la cual cuenta con la participación de Jorge Bolani, e Historias de verano, de Gabriela Guillermo e Irina Raffo. A esta participación nacional se le suman todos los cortometrajes que incluye esta edición del festival, que son casi la misma cantidad que los largometrajes. Son un total de 22 horas de cortometrajes. El cortometraje es un formato relegado y eso es algo que no tiene sentido, es como si la literatura relegara el cuento. Desde Cinemateca entendemos el cortometraje como un formato valioso, allí se encuentran las primeras armas de los directores de cine y no solamente significan los primeros trabajos. En esta edición contamos con cortometrajes de directores como Yorgos Lanthimos [Canino, The Lobster], Affonso Uchoa [Arabia] y Adrian Salgado [Videoclub]. Es un formato al que hay que prestarle atención.
“Si el criterio del gobierno es que el transporte es más importante que la actividad cultural, entonces quizás sea hora de pensar estrategias y apoyos que nos permitan seguir. Estamos asustados por nuestra existencia”.
¿Cómo ve Cinemateca el crecimiento de la producción nacional en su festival?
Toda la producción nacional pasa por las salas de Cinemateca generalmente, por lo que el cine uruguayo tiene gran importancia para nosotros. El cine uruguayo se va afianzando y se va ampliando en sus formas de mostrarse. En una producción que es todavía pequeña, adecuada a nuestro tamaño como país; hay una variedad y una amplitud de registros que yo creo que es inédita. En una filmografía que produce entre 18 y 20 películas por año se ven todo tipo de temáticas, estilos y hasta géneros. Creo que el cine uruguayo cambió su mirada sobre el cine de forma radical en los últimos años.
¿Cómo se está viendo afectada la actividad cinematográfica a causa de la pandemia?
Los protocolos sanitarios hiper restrictivos para los espectáculos públicos están afectando muy profundamente las exhibiciones. Todas las funciones desde que abrimos, el 11 de agosto (y fuimos la única sala abierta de toda Latinoamérica), han sido deficitarias. Esto quiere decir que con cada función perdemos dinero. El 50% del personal de Cinemateca sigue en seguro de paro, e incluso los trabajadores que están trabajando ahora están parcialmente dentro del seguro, por lo que perciben menos del 50% de su salario. Es una situación bastante dramática, y no solamente para quienes trabajan sino para la institución, que está buscando la manera de que esto sea sostenible, porque no tenés un colchón de dinero al que echar mano en los peores momentos. Nosotros abrimos las puertas con mucha alegría, porque en última instancia lo más importante para nosotros es poder proyectar cine para que se pueda ver, pero es muy difícil de sostener. Actualmente el aforo disponible en las salas es del 30% de su total. Incluso por las propias restricciones y reglas, a veces ni llegamos a poder cubrir el 30% de las salas. Los mensajes por parte del gobierno nos resultan contradictorios: por ejemplo, una de las exigencias es que no puede sentarse nadie en la primera fila, por lo que hay que anularla. Esta medida puede ser entendida en el teatro, pero ¿en el cine? Si el criterio es una esencialidad que entiende que el transporte es más importante que la actividad cultural, entonces quizás sea hora de pensar estrategias y apoyos que nos permitan seguir, porque realmente estamos asustados por nuestra existencia.
Dónde
El festival se llevará a cabo en las tres salas de Cinemateca (el SODRE, la sala B del Auditorio Nelly Goitiño y la sala Hugo Balzo del Auditorio Adela Reta), la Sala Zitarrosa y las salas Life 21, Life Punta Carretas y Life Punta del Este. Los socios podrán comprar las entradas por internet 24 horas antes, y también se venderán en la boletería para todos los interesados.
La programación se puede descargar de cinemateca.org.uy/festival
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